La guerra comercial más grande de la historia

Si los teóricos de la escuela económica clásica de finales de Siglo XVII pudieran ver en tiempo real la guerra comercial que acaba de desatarse a nivel global entre las dos economías más grandes del mundo, probablemente volverían a morir repentinamente.

El gobierno de los EE.UU. anunció esta semana que aplicará aranceles del 25% a la importación de 808 productos desde China, por un valor que supera los u$s 34.000 millones. Los nuevos gravámenes afectan principalmente a los productos de los rubros tecnológico e industrial. Una medida que va contra las teorías de libre comercio que por dos siglos el país del norte, ha predicado e impuesto a sus socios.

La respuesta no tardó en llegar. Una vez conocida la nueva política comercial norteamericana, el gobierno de la República Popular de China, anunció que aplicarán aranceles a las importaciones desde EE.UU. por un monto equivalente. Los productos cuya entrada se verá restringida en China, son agrícolas, principalmente soja, whisky y automóviles. Sin embargo, el Primer Ministro chino, Li Kequiang, aclaró que la respuesta china se debe a la postura radical norteamericana, y denunció que EE.UU. está violando las reglas establecidas por la Organización Mundial de Comercio (OMC). “Una guerra comercial no beneficia a nadie, porque perjudica al comercio libre y al proceso multilateral”, indicó el alto funcionario chino.

Del lado estadounidense, lejos de retroceder, optaron por redoblar la apuesta. El Presidente Donald Trump está determinado al giro proteccionista que le ha impreso a su administración. En esa línea, solicitó al Departamento de Comercio un análisis sobre las importaciones desde China, a fin de limitar aun más el ingreso de productos desde el gigante asiático. Se calcula que en una segunda tanda, las restricciones podrían ascender a u$s 200.000 millones, y que potencialmente podrían llegar hasta los u$s 450.000 millones.

Cabe resaltar que durante el año 2017, EE.UU. recibió importaciones desde China por un total de u$s 505.000 millones y el déficit comercial ascendió hasta los u$s 370.000 millones. Precisamente ese dato, es el que terminó decidiendo a Trump por endurecer la política arancelaria.

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