Punto de partida

Weretilneck, con su encuesta, ideó su plan para conservar el poder. Pichetto irá con María Emilia Soria y alienta la tercera fuerza.

DE DOMINGO A DOMINGO

Arribó el tiempo del poder electoral. El gobernador Weretilneck inscribió el calendario y la argucia de blindar su compulsa provincial de los efectos de los comicios municipales de mayo. Por indigente, el oficialismo casi no tiene candidatos, mientras sus oponentes sí desplegaron los suyos. El oficialismo intenta alejarse de cualquier ola negativa.

«Para qué buscar conflictos donde no lo tenemos», concluyó el mandatario al fugarse de la compulsa de Viedma. Juega con el fracaso ajeno. Desea, por caso, derrotados al intendente Abel Baratti en Cipolletti y a Juan Manuel Pichetto en Viedma.

Pedro Pesatti fue determinante para desactivar la postulación de Matías Rulli. Militó con una tesis distinta del resto. Esa irrupción -según el vice- favorecía a Pichetto y no a (José Luis) Foulkes. El exconcejal captaría los votos anti-Pichetto que hoy irán al intendente, entiende. Tiene otro juicio: esa aparición peronista expondría el propósito de hacer explotar las posibilidades de Pichetto y esa evidencia, finalmente, sería contraproducente.

«¿Por qué jugar todo en Viedma y no tenemos candidatos en Cipolletti?, reaccionó Pesatti cuando en Weretilneck asomó la posibilidad de cumplir con la voluntad de Rulli de ser candidato. Allí, el vice cotejó su alto costo en Viedma por un seguro fracaso electoral frente a la silenciosa huida cipoleña.

La deserción municipal se consolidó y Weretilneck resolvió acortar el cronograma provincial. El llamado para el 14 de junio coloca la porfía de las candidaturas legislativas durante los pleitos locales. El 20 de abril se deben inscribir las listas en la Justicia Electoral. El oficialismo pensó la fecha para alterar la paz en el Frente para la Victoria. Depende del PJ cuánta razón le otorga.

Sí ya trastocó ese mundo. Apartó a Martín Soria de la puja mayor del 2015 y lo recluyó en su elección municipal. Ese rumbo estaba decidido por el intendente y, en todo caso, favoreció al orden al eliminar cualquier conjetura o especulación poselección roquense.

El calendario de Weretilneck también alteró el diseño oficial. La titular de su bloque, Roxana Fernández, no podrá ser reelecta, como se preveía. Va por la intendencia de Sierra Grande y su futuro quedó restringido a ese comicio.

Fernández expuso un pensamiento peronista. Hay límites. No todo está permitido. La diputada no aceptó que la alianza gubernamental -Juntos Somos- postulara al radical y exintendente Nelson Iribarren, como quería el gobernador. Ella asumió esa candidatura por la inexistencia de otro referente.

Sierra Grande es un electorado adverso a Weretilneck, según la encuesta de Eco. Ese sondeo orienta sus pasos. Administra esa información.

Su imagen positiva es alta, pero no se traslada al respaldo electoral. «Hay que trabajar mucho», arengó el miércoles el mandatario a sus funcionarios en la Residencia. Muchos parecen no entender de qué se trata. Pesatti intentó sacudir esa modorra. «Acá no se salva nadie», advirtió.

Los gráficos señalan a Weretilneck muy bien en Cipolletti pero muy mal en Roca, Viedma y Bariloche (entre 20 y 15% abajo). Las ventajas más favorables figuran en Catriel, Río Colorado, Allen y otras localidades menores. La mejor recepción está en las mujeres y los sectores más carenciados.

Su alto nivel de imagen positiva -que supera el 50%- se derrumba cuando se consulta si lo votaría. San Antonio expresa ese mayor contrasentido. Lo valora un 56%, pero Pichetto le saca 20% de ventaja. Así, se explica otro escenario, a la pregunta de «¿quién cree que tiene más chance?: el 42% se inclina por Pichetto, el 36% para Weretilneck, 19% para Soria y el 8% para Magdalena Odarda.

Mostró cuatro escenarios diseñados por Eco. Weretilneck aventaja con cinco puntos en el más favorable y se distancia sólo a dos en el peor. Un empate técnico, alertó luego un partícipe. Se necesita todo aporte. Por eso, se incluyó la elección de los comisionados. Yamel Mohana -director del área- vaticinó unos 8.000 votos propios frente a un poco más de 10.000 electores. Posiblemente exageró, porque en los comicios del 2010 existía un padrón inferior a los 8.000.

En la muestra de Eco, Pichetto apareció con Ana Piccinini y María Martini en fórmulas posibles. Pierde votos con ambas.

La exhibición expuso a Pesatti como único vice de Weretilneck. Reducido aporte. Un punto más en Viedma. Ese número lo propagó la dirigencia albertista que quiere a otro. Hoy, ese plan no tiene espacio: el gobernador está cómodo con su vice y, cuando duda, sabe que no hay demasiado margen con los peronistas.

Casi la mitad de los estatales no votaría al gobernador, dice el sondeo de Eco. La confusión invade la Residencia. No entienden ese rechazo después de las restituciones de la zona desfavorable y la antigüedad, las subas, los pagos en término… No computan el destrato ni las fluctuaciones de los mandos, ni ponderan el desapego estatal de sus funcionarios.

Weretilneck se enfocó en su estrategia. Salió a repetir que ningún estatal «quiere volver a la ley de prescindibilidad» -adquirió finalmente esa denominación- y pretende sacudirse las culpas de esa ley aprobada cuando el Frente llegó al poder.

Para el gobierno, su encuesta ratificó la conveniencia de la polarización en la elección. Odarda está en un 18% y podrá consolidarse con sus acuerdos con radicales y, seguramente, el Pro. Curiosamente, esa dirigencia nacional colabora en el armado rionegrino. Un ordenador macrista, Sebastián García De Luca, estuvo en Viedma y se reunió con Mario De Rege para desactivar su candidatura municipal. No quería exponer a un referente en un plano no conveniente (lo mismo ocurrió con Julio Arriaga en Cipolletti). Esa deserción ayudó a sellar coincidencias de odardistas, radicales y macristas. Además, existió una reunión de aproximación entre Foulkes y De Rege, cuyo distanciamiento respondía a la histórica pelea del exvice con el fallecido Jorge Ferreira.

La tercera fuerza preocupa al gobernador. Volvió con su labor descuidada de neutralizar o integrar a Odarda. Esa alternativa tuvo y tiene la limitación que le impone su sociedad con el peronismo. Así, Weretilneck no avanza más allá que en proponer a los aristas y radicales que se sumen con una colectora, llevando su candidatura. Poco y tarde. La senadora, aun con sus vacilaciones, está en carrera.

En contrapartida, Pichetto alienta esa postulación. Ya ahora debe ocuparse de sus problemas. Armar sus listas, con los menores conflictos. Las internas fueron fijadas para el 12 de abril.

Su compañera será finalmente María Emilia Soria. El viernes, el senador afrontó la censura a Piccinini. Partió de los intendentes Martini y Soria. Ambos condicionaron sus apoyos. Pichetto no pudo y el roquense reposicionó a su hermana.

La desaprobación de Soria a Piccinini no será gratuita. La reginense ayer mismo le hizo conocer su enojo por esa resistencia. Nadie sabe si quedará allí o habrá otras consecuencias judiciales y políticas.

La dirigencia del PJ ya conversó de repartos. Piccinini no aceptó encabezar la sábana y los intendentes proponen a Luis Albrieu. Los iniciales acuerdos asoman en el circuito de la Línea Sur con Alejandro Marinao y la sorista Dina Zijlstra (secretaria de Gobierno de Jacobacci y nuera del intendente), mientras el Alto Valle Centro estará liderado por Anahí Tappatá y el intendente de Cervantes, Gilberto Montanaro. El Alto Valle Oeste será reservado para el Frente Grande, mientras que el Valle Inferior presenta los principales conflictos. Sobran candidatos, intereses y discordias. Todo por llegar al poder.

ADRIÁN PECOLLO

adrianpecollo@rionegro.com.ar


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