“¿Quién paga las dádivas?”

Con “¿horror?” hemos visto un aviso televisivo, firmado por la Presidencia de la Nación, en que “dichosos” obreros festejan cuando un compañero consulta los aportes y contribuciones realizados a la AFIP. Eso les da la seguridad de que el patrón no se está quedando con las retenciones y lo que corresponde a él y lo deposita correctamente. ¿Para qué le sirve en el correr de los años? Tal vez para ser utilizado en el baño. Si esos dineros son depositados a nombre del trabajador, y allí consta eso, se trata de dineros privados, particulares e intocables. Cuando se jubila, después de 30 años de aportar, ¿se los devuelven más los intereses? El que lo recibe, ¿hace buenas inversiones a fin de mantener el valor de la moneda? Que yo sepa, regalar computadoras, pagar asignaciones por hijo, dar préstamos a bajo interés, construcción de casas y otros beneficios a muchos no son rentables. Por el contrario, se desvalorizan al compás de la tremenda inflación. ¿Quién está pagando todas esas dádivas? Los de siempre, los trabajadores y jubilados. Roxana S. Pérez La Toma – San Luis

Lic. Roxana S. Pérez La Toma – San Luis


Con “¿horror?” hemos visto un aviso televisivo, firmado por la Presidencia de la Nación, en que “dichosos” obreros festejan cuando un compañero consulta los aportes y contribuciones realizados a la AFIP. Eso les da la seguridad de que el patrón no se está quedando con las retenciones y lo que corresponde a él y lo deposita correctamente. ¿Para qué le sirve en el correr de los años? Tal vez para ser utilizado en el baño. Si esos dineros son depositados a nombre del trabajador, y allí consta eso, se trata de dineros privados, particulares e intocables. Cuando se jubila, después de 30 años de aportar, ¿se los devuelven más los intereses? El que lo recibe, ¿hace buenas inversiones a fin de mantener el valor de la moneda? Que yo sepa, regalar computadoras, pagar asignaciones por hijo, dar préstamos a bajo interés, construcción de casas y otros beneficios a muchos no son rentables. Por el contrario, se desvalorizan al compás de la tremenda inflación. ¿Quién está pagando todas esas dádivas? Los de siempre, los trabajadores y jubilados. Roxana S. Pérez La Toma - San Luis

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