“Regar nunca más”

El Jardín de Casa

Unas declaraciones del subsecretario de Obras Públicas de la provincia del Neuquén, Ricardo Esteves, con respecto al riego del parque del Centro Administrativo Ministerial (CAM), llamó la atención por lo crudo de su definición. El 2 de abril de 2012, a raíz de hundimientos de 40 centímetros en porciones adyacentes a los edificios, el funcionario lo adjudicó al exceso de riego del parque y secuelas de los sismos de Chile. A raíz de ello, se lo restringió y lógicamente se secó gran parte. Más de un año después, el 14 de setiembre de este año, nuevamente se trató periodísticamente este tema puesto que, según Esteves, la incorporación de 300.000 litros de agua por día (¡¿?!) ocasiona el hundimiento del suelo, obligando a reparaciones que demandarían una inversión de 4 millones de pesos en la construcción de una red de drenaje de las aguas subterráneas y pluviales. Realidad climática A pesar de vivir a la vera del río de cuenca interna más caudaloso del país, por imprevisión y ausencia de una correcta planificación, las carencias de agua para consumo humano son notorias y tienden a agravarse y -por supuesto- “los malos de la película” somos los jardineros. Por otro lado, no deja de causarme preocupación y grandes dudas cada vez que leo o escucho sobre la creación de grandes espacios verdes o la plantación de numerosos árboles, que son “pan para hoy y hambre para mañana” y no proyectos sustentables. Todas esas plantaciones requieren de agua y para proveerla, a raíz de las restricciones mencionadas, se echa mano a perforaciones que en la casi totalidad de los casos proveen de agua con mayor o menor concentración de sales, lo que intoxica a la gran mayoría de árboles y arbustos y sólo el césped, especialmente el de festuca, lo está resistiendo, pero sólo gracias a riegos muy abundantes que mantienen disueltas las sales y permiten que las plantas la puedan absorber. Por eso digo y repito que debemos aceptar la realidad de nuestro clima desértico, en el que insistimos en plantar especies y variedades ávidas de agua, “porque siempre se hizo así” o porque traen recuerdos de la niñez en otras regiones más beneficiadas climáticamente, especialmente en lo que a lluvias estivales se refiere… en nuestra región se producen mayoritariamente en otoño-invierno en que, es sabido, las plantas poco lo aprovechan porque comienzan su ciclo de reposo invernal. “Plazas secas” Pero lo que motivó airadas quejas de vecinos de la ciudad, fueron las sugerencias de Esteves de creación de “plazas secas, con la incorporación de variedades ornamentales de zonas áridas, como se usa en otros países”. En tal sentido, me permito recordar que en varias oportunidades he hecho sugerencias en este sentido y no me cabe ninguna duda de que este es el camino correcto en todas nuestras ciudades del norte de la Patagonia e incluso recomendable para los parques y jardines privados. Ya hay un vivero en Mendoza que las produce y otro en Neuquén que las revende y créanme que la mayoría de ustedes no tiene ni idea de las bellezas que encontrará entre ellas. Me iré ocupando de ellas en próximas notas.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Exit mobile version