Renovar la casa moviendo muebles

Reacomodar, hacer una “mudanza interna”, es un buen propósito para estos días en los que, al estar en casa, no sólo vemos más los detalles sino que advertimos mejor qué lugares usamos y cómo lo hacemos. Cecilia Danielle, diseñadora de interiores egresada de UNRN, nos aconseja.

La semana pasada hablamos sobre la necesidad o el deseo de renovar algunos espacios de nuestra casa, y vimos que lo primero es elegir por cuál empezar, para luego decidir qué es lo que vamos a cambiar en ese lugar.


Entre varias opciones de renovación para un sector de nuestro hogar, una de las más simples es la de cambiar los muebles de lugar.

Nos acostumbramos a ver la disposición del mobiliario de una manera y nos parece que es la única posible, que no se puede mejorar la distribución. Sin embargo, siempre se pueden reacomodar los objetos de un ambiente, y, aunque la modificación sea mínima, nos dará esa sensación de bienestar que produce “lo nuevo”.


¿Por dónde empezar?



Lo más recomendable es observar detenidamente los muebles de la habitación y decidir si todos deben permanecer allí o hay alguno que se pueda destinar a otro sitio. El truco de un buen diseño pasa por tener los muebles justos y necesarios en cada ambiente.


Una vez definido esto, la siguiente etapa será calcular, para reubicar cada elemento de manera que el espacio logre su composición más armoniosa. Pero vamos por parte.

A tomar lápiz y papel. Una buena herramienta para visualizar el espacio y los muebles, es trazar un esquema, un plano que guarde las proporciones reales de la habitación y los muebles. Puede sonar difícil, pero no lo es. Una forma sencilla es darle una escala donde 2 centímetros sean el equivalente a 1 metro. Así, si nuestra habitación tiene 5 metros por 4, dibujamos un cuadrado de 10 x 8 cm.

Esta segunda imagen simula la vista desde arriba.


Hacemos lo mismo con los muebles, pero los dibujamos en otro papel (si es posible un color para cada uno) y los recortamos para poder “jugar” y presentarlos en el espacio como si fueran las piezas de un rompecabezas.

Ahora sí, algunas sugerencias para encontrar la combinación más armoniosa. Determinar los diferentes usos y sectores del lugar para ubicar los muebles. Es importante tener en cuenta la dimensión del espacio, la entrada de luz y las zonas de paso.

Los más voluminosos es recomendable colocarlos contra una pared en el fondo de la habitación, y contraria a la entrada de luz o la puerta.

Cuidar que la circulación dentro del espacio sea fluida y cómoda. Por ejemplo, si hay sillas, la distancia entre ésas y otro mueble, o la pared, debe ser de entre 80 cm y un metro.

Evitar la acumulación innecesaria. A veces nos cuesta desprendernos de algunos muebles, ¡pero hay que animarse!

Aquí, las posibilidades que dan el espacio y los muebles. Para jugar y probar.


Sólo se trata de probar y probar hasta encontrar la organización que mejor responda al uso del lugar y a nuestras expectativas estéticas.

Una vez que estemos conformes, el siguiente paso será repensar adornos, cuadros y muchos objetos que tendrán un nuevo lugar o que quizás ya no sea necesario que estén allí.

Y la última recomendación, ahora que por la situación mundial de aislamiento disponemos de más tiempo en casa, es plantearse esta tarea con calma.

Para que una “mudanza interna” sea exitosa, hay que tomarla con dedicación y sin apuros. Un espacio bien pensado es un espacio que será bien habitado.


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