Renuncia de presidente alemán debilita a Merkel

La canciller deberá conciliar con la oposición.

AP

BERLÍN (DPA).- Golpeado por un largo y desgastante escándalo por supuesto tráfico de influencias, el presidente de Alemania, Christian Wulff, renunció ayer dejando al país sin jefe de Estado tras una gestión de escasos 19 meses. La renuncia deja a la Canciller Angela Merkel debilitada y necesitada del apoyo de la oposición en busca de una pronta solución a una historia que parecía no querer acabar.

El político democristiano, de 52 años, anunció la dimisión después de que la Justicia solicitase el jueves su desafuero por indicios de que recibió y otorgó beneficios en unas cuestionadas relaciones con diversos empresarios.

Es la primera vez en la historia de Alemania que se pide levantar la inmunidad del máximo representante del país. El presidente alemán tiene facultades muy limitadas y una función protocolar.

Es considerado una instancia moral, una especie de voz de la conciencia nacional y puede cobrar relevancia en caso de disolución del Parlamento y en la elección de un gobierno de minoría.

La canciller alemana, Angela Merkel, que impuso la candidatura de Wulff a la presidencia tras la sorpresiva renuncia de Horst Köhler en 2010, lamentó la decisión y propuso a los partidos de la oposición la búsqueda de una candidato conjunto como sucesor. La jefatura de Estado será asumida de forma interina por el actual presidente de la Cámara Alta (Bundesrat), el primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, como indica la Constitución germana.

El sucesor de Wulff deberá ser elegido en el plazo de un mes, hasta el 18 de marzo, por la Asamblea Federal, que componen los diputados alemanes y representantes de las 16 regiones.

Hasta ahora no hay claro favorito para el puesto. Hubo voces de políticos y analistas que reclamaron que sea por primera vez una mujer. “Alemania necesita un presidente que cuente con la confianza ilimitada de una gran parte de la población y pueda afrontar los inmensos retos nacionales e internacionales”, dijo Wulff al anunciar su renuncia .

La interminable sucesión de artículos de prensa sobre su cercanía a poderosos empresarios y la mala gestión de la crisis hizo caer por los suelos la popularidad del correligionario de Merkel.

Merkel necesitó mucho tiempo para rendirse a la evidencia de que “su” presidente era insostenible y no se cansó de expresar públicamente el respaldo . Pero la solicitud del levantamiento de inmunidad fue la gota que colmó el vaso. En las últimas encuestas, la mayoría de los alemanes demandaba su partida.

Wulff aseguró que obró siempre de forma correcta y honesta y se manifestó convencido de que la investigación de las denuncias acabará por exculparlo.

Como consuelo para Merkel, la renuncia de Wulff es señal de la buena salud de que goza el Estado de derecho en Alemania y de que todos son iguales ante la ley. También puso de manifiesto el papel de control que juegan en la democracia los medios, sin cuyas investigaciones no habría salido todo a la luz.

La jefa de gobierno fue la gran impulsora del joven Wulff y lo defendió hasta último momento, pero el desafuero colmó el vaso.


Exit mobile version