Reseña: «Mi novia y yo», de Damián Catini
“Son todos poemas muy cortitos, aparentemente muy sencillos y en su mayoría perfectamente construidos”, dice Mauro Moschini de este poemario recientemente editado por el Fondo Editorial Rionegrino (FER).
Por Mauro Moschini (*)
Cualquiera le escribe un poema a su novia. Pero no cualquiera escribe un libro como “Mi novia y yo”, de Damián Catini, publicado recientemente por el Fondo Editorial Rionegrino. Porque es difícil escribirle a una novia sin caer en el sentimentalismo o en la retórica sentimentalista. Dos riesgos que el autor de este poemario supo evitar con mucha soltura, gracias a la sabiduría de haberlo escrito sin grandes pretensiones.
Mi novia y yo obtuvo el segundo premio en la convocatoria 2020 del FER y es el primer libro que publica Catini, que además de poemas escribe (también muy bien) ensayos y cuentos. Algunos se pueden leer en la revista digital Trafkintu. Como dice en la solapa, trabaja de profesor de Geografía en escuelas secundarias del Alto Valle Este. Pero también supo tocar el bajo en Los Milton y es un ávido y muy bien informado lector de poesía. En su libro la única cita es de Gelman, pero lo he escuchado hablar con admiración de Leónidas Lamborghini, de Giannuzzi, de Girri, de Lihn y de muchos otros poetas que no recuerdo ahora. Una vez comenté que los poemas de Roberta Iannamico me parecían una huevada y el tipo se indignó tanto o más que yo cuando él desdeñó a César Vallejo.
Son todos poemas muy cortitos, aparentemente muy sencillos y en su mayoría perfectamente construidos, aunque sin dar la impresión de corrección que le quita gracia a los poemas perfectos. Acá va uno de los que más me gustaron:
Si fuese por mi novia
ella viviría comiendo pollo
y galletitas salvado Bagley.
Y con eso y las pantuflas y el celu se iría a una isla.
Y también dice conmigo, para dejarme conforme.
El libro se abre con un epígrafe de Gelman y por eso, y por la presencia del lenguaje coloquial podría emparentarse con el coloquialismo, pero sospecho que no es coloquialista el uso que se le da al lenguaje coloquial̶ en estos poemas, sino que son más bien objetivistas. En los poemas de este libro nunca se habla de sentimientos. No hay expresión, sino alusión, elipsis: “Ninguna emoción salvo en las cosas”. Y no casualmente la novia es profesora del idioma de Ezra Pound y T. S. Eliot.
En el poema que transcribí, por ejemplo: no vamos a decir que habla solamente de lo que le gusta comer a alguien, ni siquiera de las cosas que son imprescindibles para alguien (todo lo que se menciona explícitamente), sino que por elipsis se alude a que el yo del poema sabe que no haría falta estar entre lo que es imprescindible para ella, precisamente porque reconoce que aun cuando no le sea tan necesario como las galletitas y el pollo, ella también lo quiere entre esas cosas. Cosas que componen metonímicamente el boceto de un retrato, o un conjunto de referencias a la vida de una pareja de clase trabajadora en el mundo de hoy, en esta parte del mundo.
Así que hay que agradecer a Eliana Navarro, actual directora del FER, que este libro haya salido de imprenta a pocos meses de que el jurado haya dado su dictamen. De paso también se puede resaltar que durante la dirección de Navarro se editaron finalmente muchos libros elegidos en convocatorias de años anteriores cuya impresión y/o distribución se había postergado. Esperemos que el FER siga editando libros tan buenos como este y ¡que vivan los novios!
(*) Licenciado en Letras (UBA), escritor y profesor.
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