Resignación política

La renegociación se hizo ignorando el marco que da la ley petrolera.Sin resistir, la Legislatura acepta el rol de levantamanos de apuro.

RÍO NEGRO

Ayer, en Catriel, se definía gran parte de lo que sucederá en Río Negro durante el año 2015 y varios más.

La audiencia pública prevista por la ley 4818 fue convocada sin el plazo requerido, por una comisión legislativa que no correspondía, para analizar cuatro contratos petroleros, incluso uno que no podía ingresar este año a la Legislatura porque ya fue rechazado; muy pocos conocen el contenido de los convenios, que fueron firmados en violación a la ley rionegrina de Renegociación que, ahora, se prevé modificar para adaptarla a posteriori a lo ya hecho.

Todo al revés… pero al parecer funciona.

El gobernador Alberto Weretilneck ha logrado acelerar a fondo en este último mes y encerrar a los legisladores de la oposición del Frente para la Victoria y del radicalismo en una posición incómoda e inútil.

Encima, toma a la ciudadanía cansada y celebrando el fin de año, sin organizaciones partidarias ni sociales dispuestas a ponerse a leer documentos tan áridos como el Presupuesto 2015 o las propuestas de renegociación de contratos petroleros.

Por incapacidad, holgazanería o resignación política, la mayoría de las quejas opositoras quedaron sólo en eso.

La excepción casi exclusiva es la legisladora Ana Piccinini, quien volvió a pedir que la Justicia investigue al ministro de Obras Públicas y al secretario de Energía por presuntas vinculaciones incompatibles con firmas petroleras.

El nuevo proyecto ingresado a la Legislatura incluye en un mismo texto la aprobación de los contratos con YPF, su controlada Ysur, Entre Lomas, Tecpetrol y Petrobras.

Esta sumatoria no es de buena técnica parlamentaria, porque dificulta el análisis por separado de asuntos que tienen historias de incumplimientos, de reclamos judiciales y de inversiones muy diferentes unos de otros.

La estrategia tiene un fin claro: como el pichettismo avala el acuerdo con YPF, el gobierno busca entramparlo al sumar en la misma iniciativa los otros, incluyendo el de Petrobras, rechazado en agosto pasado.

Después de aquella sesión, en que se designó a Pedro Pesatti como vicegobernador y se aprobó la ley de las PASO, el gobernador había anunciado que no insistiría en los contratos petroleros. “Se esperarán los vencimientos de los contratos y la resolución quedará para el próximo gobierno”, dijo entonces. Pero empezó a tejer.

Hoy la trama parece estar a punto de darle frutos.

En Catriel, con fuerte presión del intendente de esa ciudad y del de Allen, muchos de los inscriptos para hablar ni siquiera fueron.

Sin carácter de vinculante, la audiencia pública fue sólo un trámite antes de que el oficialismo apure la aprobación del paquete de cuatro convenios con las petroleras, la adhesión a la nueva ley de Hidrocarburos y modificaciones a la política petrolera provincial, ignorada en varios puntos en los textos de los contratos que se busca ratificar.

Es que la renegociación se hizo en violación a esa norma porque:

• no se respetó la exclusión que prevé en su artículo 1º para yacimientos no convencionales;

• no se respetó la referencia a la “renta extraordinaria” hecha en el artículo 2º;

• se redujo el aporte complementario al 3% de la producción de gas y petróleo, cuando la ley lo establece en el 3,5%;

• se elude la referencia al pago de impuesto a los Sellos y a los Automotores.

En definitiva:

1) Se pactó ignorando la ley y de la reforma ex post facto de esa norma dependerá la coherencia legal de los contratos renegociados.

2) Todos los cambios que se necesita introducir en la ley son para beneficiar a las empresas.

Para las petroleras, los nuevos contratos implicarán mucho menos desembolso.

Sólo como ejemplo: YPF y su controlada Ysur ofrecen por siete áreas petroleras un bono fijo de u$s 46 millones, cuando Apache había ofrecido -por las dos áreas que vendió luego a Ysur- u$s 70 millones.

El gobierno “vuelve a apurarnos” y “pretende transformar la Legislatura en su escribanía”, había advertido el presidente del bloque radical, Bautista Mendioroz. Así es.

La contrapartida es que la Legislatura acepta el rol de levantamanos. Y, en lugar de la Casa del Pueblo, donde los representantes de los ciudadanos debaten abiertamente con el bien común como objetivo, termina siendo el instrumento de un trámite de apuro para convalidar decisiones poco transparentes.

Lo mismo sucede con otro proyecto de ley que el Ejecutivo planea que se apruebe el martes 30 en forma inadvertida, sin hacer olas. Es el que baja las exigencias para que una población pueda escindirse de un municipio.

Ya no será necesario que vote el 80% de los electores sino que bastará que lo haga el 66%. En cuanto al resultado, alcanzará con que una postura obtenga el 43% de los votos.

Weretilneck busca, claro está, cumplir la promesa que hizo a los municipalizadores de Las Grutas.

Pero, en lugar de dar el debate, altera la ley y, peor aun, pasa por encima de la autonomía municipal, consagrada por la Constitución nacional y por la provincial. La de Río Negro es tan enfática al garantizar la autonomía política, administrativa y económica a los municipios que establece que la Provincia “no puede vulnerarla” y, en caso de conflicto de normas, da prevalencia a la legislación comunal en aquello que le es propio.

Otra vez, no parece haber legisladores que resistan tal embate.

Una Legislatura que renuncia a su rol de representación y control supone la muerte de la política.

Presupuesto, más de lo mismo

Virtual, plagado de buenas intenciones, un “dibujo”. Así definió la oposición el presupuesto 2015 presentado por el gobierno de Alberto Weretilneck.

El Ejecutivo se salió con la suya al lograr la aprobación de un Presupuesto que dice poco, sin entregar planillas de información adicional y sin resignar las cláusulas que le asignan facultades extraordinarias para modificar el destino de hasta el 25% de varias partidas.

En realidad, el protagonista de la cuestión presupuestaria para el 2015 es el dinero que ingresará a la Provincia por la renegociación de los contratos petroleros con YPF, Ysur, Tecpetrol, Petrobras y Entre Lomas. De eso, nada está en el Presupuesto, lo que contribuye a su virtualidad.

En definitiva, Weretilneck se prepara para un año en el que buscará ser electo como gobernador -la primera vez que irá encabezando una lista- y lo hace habilitando un monto históricamente inédito de dinero que -es de suponer- distribuirá apelando al viejo recurso de confundir al electorado.

El que hace una obra o brinda un subsidio es el Estado, no el gobernador. Pero la gente suele identificar a uno con otro. El mandatario supone que la “generosidad” del gobierno le alcanzará para compensar que no tiene partido ni estructura de militantes, sólo funcionarios y empleados a sueldo público.

Es quien tiene más que ganar y menos que perder.

ALICIA MILLER – amiller@rionegro.com.ar


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