“Roña”, penas y gloria

Por GUSTAVO ZAMUDIO

Humillación en el ring. Pareciera ser una asignatura que muchos aprobaron a lo largo de la rica historia del boxeo argentino. Jorge “Locomotora” Castro la sufrió en carne propia el sábado por la noche bajo las luces del Luna Park. Fue el broche final para un símbolo de la década del noventa. ¿Castro tenía necesidad de terminar así? No es fácil decirle “no vuelvas” a semejante figura, aunque la Federación Argentina de Box debió ponerse firme. Todos sabían que Castro no estaba en condiciones de pelear. Una fuente que mantuvo contacto con el entorno de “Locomotora” le dijo a este diario, 48 horas antes del choque con José Luis “Pantera” Herrera, que no podía mover totalmente el brazo derecho, entre otras molestias. ¿En qué se basó el médico para firmarle el apto físico? ¿Será que las autoridades del boxeo ven la realidad como una película de ciencia ficción? Castro es una figura monumental, pero no el super héroe de un dibujo animado. Muchas figuras consulares del pugilismo terminaron tendidos sobre una lona sufriendo la cuenta de un árbitro. Castro no fue la excepción, y con lamentable envoltorio. Sus “compinches” de la barrabrava de Boca demostraron no tener límites y provocaron una batahola en el ring side. No fue una descarga por la angustia que les causó la caída del amigo, sino la irracional respuesta a un espectador enfundado en una camiseta de Chicago. Vergonzoso. Aunque realice otra pelea, no hay más nada que esperar de Castro, ya le dio demasiado al boxeo. Difícil olvidar que fue él, con su explosivo carisma dentro y fuera del ring, quien irrumpió en Buenos Aires, proveniente de la lejana Caleta Olivia, e hizo olvidar el cierre del Luna Park. Tomó la bandera del pugilismo argentino, que a partir desde allí comenzó a renacer. Toda vez que un boxeador encumbrado termina mal sobre el cuadrilátero hay que recordar a Monzón. Entre otras cosas, el santafesino fue grande porque supo retirarse a tiempo, algo que en el boxeo es casi imposible.

Un cross y nueve segundos

Nueve segundos fue lo que permaneció en pie Omar León, el crédito de Cinco Saltos, antes de desplomarse en la mítica lona del Luna Park. Marcos “Chino” Maidana le asestó un impresionante cross de derecha al mentón y en un abrir y cerrar de ojos se acabó el sueño del rionegrino, que igual se dio el gusto de ser protagonista de la pelea de semifondo que marcó el retiro definitivo de Jorge “Locomotora” Castro. El “Chino” Maidana llegaba a este combate con un récord casi inmejorable record de 14 victorias, 13 de ellas ganadas por la vía rápida. Además, la pelea tenía aroma a desquite; en el anterior cruce León, antes de perder por nocaut técnico en el cuarto asalto, sorprendió al “Chino” provocándole una caída en la vuelta inicial. Claro, en la noche del sábado no hubo tiempo para tanto, apenas nueve segundos y un cross fulminante. En las peleas complementarias que se realizaron a seis vueltas, Sergio “Zurdo” González venció por puntos al interminable Ricardo “Kojak” Silva (60,9) en la pelea más floja y aburrida de la velada. Los protagonista fueron duramente abucheados. Y el invicto tucumano Luis “Potro” Abregú se impuso por nocaut técnico en el cuarto al chaqueño Sergio Benítez.

Zarpazo demoledor

La Pantera atacó de nuevo, y con un zarpazo tremendo. Horacio Godoy noqueó en el segundo round al bonaerense Héctor Cisneros, durante la velada que se desarrolló en el Polideportivo Municipal de Cinco Saltos. Sólo restaba un segundo para finalizar el segundo asalto, cuando el de Centenario aplicó un soberbio cross de derecha para decretar el final del pleito.


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