Rumbo al Fondo, con recesión y desempleo a cuestas

Mientras el Ministro Guzmán inicia conversaciones en Whashigton, la política marca la cancha y los datos macroeconómicos muestran alto deterioro. Uno de cada tres empleados trabaja en negro y el único resorte de la economía es el gasto público.

Crisis de empleo. La pandemia hizo estragos sobre una economía que ya estaba en recesión. Millones de personas buscan trabajo.

Además de la pandemia del coronavirus antes hubo otra pandemia. No solo la del endeudamiento, sino también el regreso del FMI”. Jugó fuerte la Vice Presidenta Cristina Fernández en su discurso durante el acto por el Día de la Memoria. “No es un problema de subjetividades, es un problema de que no podemos, no tenemos la plata para pagar en estas condiciones”, agregó en otro pasaje.
Sus palabras tuvieron un destinatario directo. No es casual que la conductora política del espacio que gobierna el país, cargue sobre el Fondo Monetario Internacional gran parte de la responsabilidad de la deuda asumida por la gestión anterior, justo en la semana en que el Ministro de Economía Martín Guzmán aterriza en Whashington para iniciar las conversaciones formales de un futuro acuerdo.
De forma indirecta, Cristina apuntó también al gobierno de los Estados Unidos, del cual se necesita el apoyo explícito antes de cualquier tipo de entendimiento. Un apoyo similar al que recibiera en su momento la administración Macri antes de recibir el crédito más grande que el FMI otorgara a un país en toda su historia. Sus palabras no obstante, condicionan también de forma indirecta la postura que el propio Guzmán pretendía mostrar en su visita a EEUU. La intención del funcionario era acercar posiciones y encaminar la negociación para sellar un acuerdo antes de las elecciones de octubre. Tarea difícil ante posturas tan inflexibles. Desde el kirchnerismo duro no ceden un ápice en relación a que la complacencia del Fondo para con la administración Macri debiera significar mayor flexibilidad al momento de renegociar un crédito que a priori ya era impagable en 2018. Desde el fondo en tanto, ya anunciaron que un Acuerdo de Facilidades Extendidas como el que busca Argentina, se pauta a 10 años y trae consigo una serie de condicionalidades, y que no habrá excepciones para ningún país miembro. Así lo dejó en claro el vocero del organismo Gerry Rice, luego de las primeras reuniones de Guzmán con los encargados del caso argentino en Whashington. Significa que la extensión de los plazos a 15 años con 3 años de gracia como esperaban en el gobierno, está lejos de cristalizarse.

Cumbre. El Ministro Guzmán y la mandamás del FMI, Georgieva.


Sin embargo, reconocen en el organismo que no hay forma de pagar sin crecimiento, que no tiene sentido ahogar la economía con políticas restrictivas cuando la recesión que originó el pedido de ayuda al Fondo en 2018 aún no concluye, y cuando en el medio hubo una pandemia que agravó tanto la situación del entramado económico como el daño en el tejido social. No solo ello, sino que la asistencia recibida desde el Fondo no solucionó ninguno de los problemas por los cuales se solicitó la asistencia. Es el principal argumento con el que Guzmán recorre las oficinas del FMI.
Cobran así total relevancia los datos conocidos esta semana en relación a la actividad económica y el empleo al cierre del año 2020. Los mismos reflejan el deterioro estructural que la economía nacional, así como las abolladuras propias del inesperado golpe por la pandemia.
El “Informe de avance del nivel de actividad” para 2020 publicado por Indec, confirma que la economía cayó un 9,9% durante todo el año pasado. Pero lo más interesante surge al analizar la dinámica de los diferentes componentes del producto. Resulta que durante el año pasado el consumo privado, el cual representa un 56% del Producto Bruto Interno (PBI), se contrajo un 13,1%. La inversión privada en tanto cayó un 13%, mientras que el sector exportador retrocedió un 17,7%.

Surgen de allí dos conclusiones concretas. La primera es que sin el motor del gasto público, que durante la pandemia contuvo el consumo vía Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el trabajo de las empresas mediante el Aporte al Trabajo y la Producción (ATP), el golpazo que trajo el Covid hubiera sido aún más fuerte. En efecto, la estadística revela que el gasto público se contrajo apenas un 4,7% interanual en 2020, lo que sirvió como amortiguador para el resto de los sectores. La segunda, es que si lo que se desea es lograr un rebote en el nivel de actividad económica, fortalecer el consumo es imperativo. Es lo que se propone el gobierno previo a las elecciones, y el motivo por el cual se intenta evitar cualquier condicionalidad del FMI que ponga por delante la necesidad de un ajuste severo.
No obstante, y más allá de la coyuntura, el informe oficial permite advertir la delicada situación que atraviesa la economía nacional. El segundo gráfico que acompaña la nota muestra la evolución del PBI desestacionalizado entre 2004 y 2020. De allí surge que al cierre del año de la pandemia y luego de tres años de recesión, el PBI de hoy es similar al de fines del año 2009. Literalmente una década perdida. No solo ello, sino que la estadística muestra claramente que el crecimiento sostenido del producto que se registraba entre 2004 y 2008 se detuvo en 2009, y que desde 2011 el crecimiento fue marginal hasta 2018, cuando inició la crisis. El dato ofrece sin embargo una buena perspectiva a futuro: la base de cálculo para 2021 es baja, lo que permite anticipar que el crecimiento puede regresar este año. Ello no significa recuperar este año el nivel de producción previo a la pandemia, pero si significa revertir la tendencia.


Un tercer dato publicado esta semana, es el referido al mercado de trabajo al cierre del año pasado. El elemento saliente es que el 11% de las personas en edad de trabajar que buscan empleo en Argentina, no lo consiguen, es decir están desempleadas. Son 1,4 millones de personas. Rezagos del desastre acaecido con la parálisis de la cuarentena. Sin embargo lo más delicado surge al revisar la estadística referida a la subocupación. Son aquellas personas que trabajan menos de lo que desean. Componen otro 14,8% que equivale a 1,95 millones de personas. Dentro de ese grupo, existen 1,32 millones de personas que buscan activamente otro empleo. En resumen, la cantidad de personas que tiene problemas de empleo hoy en Argentina supera largamente el 20% de la población económicamente activa.


A ello se suma el trabajo no registrado. Del total de los asalariados en Argentina (8 millones de personas) un 33% no recibe ningún tipo de cobertura social. Significa que 1 de cada 3 empleados en el país, trabaja en negro.
Tal panorama no hace más que confirmar las palabras de la Vice Presidenta. Difícilmente se puede pagar en las condiciones pautadas si el conjunto de la economía no logra ponerse de pie.
Harina de otro costal es, si el timorato perfil de política económica elegido por el gobierno que la Vice Presidenta integra, ayuda a que el conjunto de la economía se embarque definitivamente rumbo a la recuperación.

Dato

33%
De los empleados en relación de dependencia en Argentina, se desempeñan sin estar registrados (en negro).

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