Es el fruto seco estrella de la chocolatería y nueve de cada 10 hectáreas de Argentina están en esta región
Tal ha sido el desarrollo de este cultivo en la zona que motivó a una empresa chocolatera italiana a instalarse con un importante campo. Las condiciones agroclimáticas del lugar son muy apropiadas para la actividad.
En la década de 1970, en el noreste de la Patagonia, se inició tímidamente el desarrollo de un polo de producción de un fruto seco de alta gama. Hoy el sector se destaca a nivel nacional y se proyecta con fuerza hacia el futuro, gracias a la combinación de investigación científica del Estado, inversión privada y organización territorial.
El Valle Inferior del río Negro (VIRN) se ha consolidado como el epicentro de la producción de avellanas en Argentina. Por su sabor delicado, textura cremosa, versatilidad industrial y alto valor sensorial, la avellana es el fruto seco estrella de la chocolatería y la pastelería, siendo insustituible en productos de alta gama.

Avellanas en Río Negro: la historia de su desarrollo en el Valle Inferior
La introducción del avellano (Corylus avellana) en la región no fue casual. Las condiciones agroclimáticas del Valle Inferior del río Negro, suelos fértiles, disponibilidad de agua del río Negro y un clima templado-frío ofrecían un escenario propicio para el desarrollo de cultivos alternativos a la fruticultura tradicional. Sin embargo, el cultivo del avellano enfrentó inicialmente desafíos técnicos, como la falta de polinizadores, que limitaba su productividad.
Fue en la Estación Experimental Agropecuaria Valle Inferior del Río Negro (INTA) donde se comenzaron a realizar las primeras investigaciones agronómicas. Se implantó una colección con 39 variedades provenientes de Italia, Francia y Estados Unidos. Además, se incorporaron ejemplares traídos por inmigrantes, que ya demostraban buen desempeño productivo en la región. Estos estudios permitieron identificar variedades con buen comportamiento en la región y sus polinizadoras, sentando las bases para una expansión sostenida desde los años ’80.

No obstante, persistía una limitante clave: la multiplicación a escala de las variedades recomendadas. Este desafío fue asumido de manera conjunta por los productores, el INTA y el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi), marcando un hito en el desarrollo regional del cultivo.
A fines de los ’90, el Valle Inferior del río Negro contaba con unas 60 hectáreas de avellanos y la única colección varietal del país. Este antecedente fue clave para atraer el interés de una empresa chocolatera italiana muy conocida a nivel mundial, que utiliza masivamente la avellana como materia prima. En 2007, la empresa implantó 300 hectáreas en la región y desarrolló un vivero comercial que abastece el crecimiento local y nacional, e incluso internacional exportando plantas a Chile, Uruguay y Sudáfrica.
La actualidad del polo de avellanas de Argentina, ubicado en la Patagonia
La superficie plantada con avellanos en Argentina alcanza las 723 hectáreas, de las cuales el 90% (648 hectáreas) se encuentran en el Valle Inferior del río Negro. La ausencia de una tradición nacional permitió desarrollar sistemas productivos modernos, con diseños que incluyen variedades principales y entre un 12% y 15% de polinizadoras o incluso más. La variedad italiana ‘Tonda di Giffoni’ ha ganado protagonismo por sus buenas características del fruto para un óptimo desempeño industrial.
El cultivo enfrenta desafíos. Las heladas primaverales, especialmente las ocurridas luego de mediados de octubre, afectan la brotación y floración, reduciendo los rendimientos. Además, los montes más antiguos (15–20 años) muestran signos de agotamiento productivo, con rendimientos promedio de 1000–1500 kg/ha, por debajo de los estándares internacionales (2000–2500 kg/ha). Factores como la poda, la polinización y el manejo varietal son claves para revertir esta situación.
Dato
- 648
- Son las hectáreas implantadas con avellanos en el Valle Inferior, representando el 90% de toda la Argentina.
El sector productivo está compuesto por 64 productores con 90 unidades productivas, en su mayoría pequeños y medianos. La organización territorial ha sido fundamental para el desarrollo competitivo. En este marco, destacan la conformación de la Cámara de Productores Avellaneros y Nogaleros, y la creación del Clúster de Frutos Secos de la Norpatagonia, una asociación público-privada que articula productores, instituciones científicas (INTA, universidades) y gobiernos provinciales. Esta estructura ha permitido avanzar en infraestructura, formación de recursos humanos, desarrollo de productos con valor agregado y estrategias comerciales.
En cuanto al mercado, la avellana no es aún un producto de consumo masivo en Argentina, pero la producción nacional no alcanza a cubrir la demanda interna, lo que genera importaciones desde Turquía, España y Chile. A pesar de ello, la empresa chocolatera exporta avellanas con cáscara producidas en el VIRN, consolidando el posicionamiento internacional del cultivo.
La historia del avellano en el Valle Inferior del río Negro es un ejemplo de cómo la investigación, la inversión y la organización territorial pueden transformar una alternativa frutícola en una actividad estratégica, con impacto económico, social y ambiental. Con desafíos por superar y oportunidades por aprovechar, el VIRN se proyecta como un polo de producción de frutos secos con identidad propia y vocación exportadora.
Por Ing. Agr. Mgtr. Gastón Eduardo Fuente
Grupo Fruticultura EEA Valle Inferior – INTA
En la década de 1970, en el noreste de la Patagonia, se inició tímidamente el desarrollo de un polo de producción de un fruto seco de alta gama. Hoy el sector se destaca a nivel nacional y se proyecta con fuerza hacia el futuro, gracias a la combinación de investigación científica del Estado, inversión privada y organización territorial.
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