Forraje sin tierra y con poca agua, el invento de un productor de Viedma que quieren implementar en Arabia Saudita
El forraje verde hidropónico es un alimento que se produce germinando semillas de trigo, maíz o cebada en un ambiente cerrado sin utilizar tierra y con muy poca agua. Un productor de Viedma cuenta su experiencia de cómo este alimento le salvó un emprendimiento propio y qué hizo para obtener mejores rendimientos.
El ingenio y la necesidad suelen encontrarse en los campos al sur del río Colorado, donde la sequía, la nieve o los incendios obligan a repensar la producción para que los animales puedan sobrevivir en condiciones sumamente adversas, un escenario bastante común en grandes áreas de la Patagonia.
Juan Andrés Balogh es un productor de Idevi, en Valle Inferior, y Licenciado en Comercio Exterior, que atravesó distintas adversidades comerciales y productivas que hicieron fluir su inventiva hasta que dio con el forraje hidropónico.
El forraje verde hidropónico es una alternativa productiva que ofrece la posibilidad de contar con alimento fresco todos los días del año, y dentro de sus ventajas está que se puede cultivar en superficies mínimas y con muy poca agua.
En condiciones de campos en mal estado, tapados con nieve o arrasados por incendios, donde las posibilidades de contar con alimento para los animales se reduce al mínimo contar con una ración diaria de pasto fresco es virtualmente encontrar agua en el desierto.
Cómo empezó todo
En la época en que el Covid hacía de las suyas en todo el mundo, Balogh tuvo que bajar la persiana de un emprendimiento comercial dedicado a la venta de alarmas domiciliarias. En ese momento la reinvención de su actividad lo llevó a un campo familiar donde comenzó con la cría de animales.
A inicios de 2021 enfrentó una situación de sequía muy grande que lo obligó a vender buena parte de su producción, y los pocos animales que le quedaban comenzaban a padecer la falta de alimento.

La solución de ese momento fue cuando comenzó a trabajar con el forraje verde hidropónico como la salida a una situación desesperante. Cuatro bandejas diarias de pasto fresco, sumado al poco pasto que había en la chacra le permitieron mantener a flote su emprendimiento.
El sistema le permitió subsistir pero de a poco fue incorporándole tecnología y robótica al módulo de forraje que había adquirido y algunas otras ideas que lo harían más efectivo de lo que ya era en ese momento. Con esas incorporaciones propias pudo producir todo el año.
Incorporación de un sustrato propio a la producción de forraje hidropónico
Cuando todo parecía encaminado surgió un nuevo inconveniente, se cayeron los subsidios a la energía y el emprendimiento se tornó de difícil continuidad. La nueva salida estuvo en la incorporación de un sustrato propio, elaborado con bagazo de cerveza que ya utilizaba para darle a los chanchos que criaba.

“Se me ocurrió agregarlo a la bandeja y cuando nació el forraje pedí unos análisis y pasé de tener el 15% de materia seca al 26% y un aumento de la proteína bruta hasta 25,67 g/100g”, explicó Balogh.
En ese momento se patentó el producto, que siguió mostrando beneficios como una gran retención de humedad y soportando condiciones de temperatura más extremas. “Todo esto favoreció muchísimo la producción, porque muchas veces en el campo no hay recursos disponibles”, comentó el productor.
Reconocimientos y apoyo
El emprendimiento de Juan Balogh tuvo un gran reconocimiento en 2023 cuando ganó el concurso del Banco Patagonia en la provincia de Río Negro. A ello sumó que en agosto de este año el productor / emprendedor representó a la Provincia en Emprendimientos Argentinos 2025 donde resultó semifinalista y llegó a la final donde no pudo coronar.
El Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro, a través de su área de Agricultura, acompañó el crecimiento de este innovador emprendimiento mediante dos financiamientos clave, impulsando su expansión y sostenibilidad.
Detalles productivos y un caso testigo en un campo al sur de Roca
Para la producción de forraje verde hidropónico no se utiliza agua de la misma manera que se hace con la verdura hidropónica.

“Se llama forraje verde hidropónico pero no lleva ningún químico ni agregado de nutrientes o fertilizante en el agua, en el caso de este campo al sur de Roca se utiliza solo agua de perforación que se obtiene a unos 160 metros de profundidad y con energía solar”, dice Juan Balogh a Río Negro Rural.
El campo al que hace mención este productor / emprendedor de Viedma está ubicado unos 70 km al sur de General Roca por Ruta 6 y atraviesa una larga sequía que ya suma varios años.
En septiembre de este año su propietario adquirió uno de los módulos que ya comenzó a producir el forraje hidropónica para alimentar a los animales. En este caso en particular, el dueño del campo lo hace con una semilla de trigo que se pone en remojo, luego va a una germinadora donde nace y una vez puesta en la bandeja en diez días está disponible el alimento.
«En síntesis: este tipo de producción de forraje necesita semillas de trigo, agua y tiempo».
“El módulo más vendido tiene 144 bandejas, consta de riego automatizado y luces de crecimiento “, explica el productor.
Una pastura tierna que aporta alta proteína
En verano todo el ciclo se acelera y en invierno puede demorarse unos días más. En un módulo estándar se obtienen entre 30 y 45 kilos diarios de una pastura tierna y de alta proteína, ideal para suplementar rodeos criados en campos de baja calidad forrajera.

“Es un suplemento que aporta proteína, el alimento más caro para nosotros”, explicó el productor, destacando que una semilla económica como el trigo puede igualar los niveles de alfalfa en proteína bruta.
El módulo productivo necesita unos 200 litros de agua semanales y puede funcionar en condiciones extremas: desde -22°C hasta más de 40°C. Esa estabilidad lo convierte en una herramienta apta para distintas zonas donde el clima castiga y donde un animal flaco o muerto puede significar perder años de esfuerzo para los productores.

“No es a fuerza de billetera”, aclaró Balogh, remarcando que el consumo mensual de semillas ronda apenas dos bolsas y que no depende de la variación de precios del alimento balanceado.
En muchos casos el forraje hidropónico reemplaza parte del rollo, que puede resultar oneroso y a veces de mala calidad en años secos. De esta manera el productor puede contar con una cosecha fresca y uniforme todos los días del año.
La iniciativa del forraje hidropónico ya promete trascender fronteras. Un brasileño con producción ganadera en Arabia Saudita quiere implementar este sistema de alimentación para sus animales y negocia para llevarse un módulo desde Viedma a sus campos en el suroeste asiático.
El ingenio y la necesidad suelen encontrarse en los campos al sur del río Colorado, donde la sequía, la nieve o los incendios obligan a repensar la producción para que los animales puedan sobrevivir en condiciones sumamente adversas, un escenario bastante común en grandes áreas de la Patagonia.
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