Se despide la octava edición del Carnaval en Bariloche

Stands, desfiles y shows simultáneos en la calle Mitre y en el Centro Cívico durante cuatro días.

Cuatro días de murgas y comparsas. Cuatro días en los que el arte de los barrios se reunió en el Centro Cívico. Con una gran participación de barilochenses y turistas, termina esta tarde la octava edición del Carnaval.

«Somos la ciudad que sostiene el carnaval más largo de la provincia», dice orgulloso Javier Olavarría, de la comisión de murgas y comparsas, al tiempo que agrega: «Se va creciendo. De a poco. Faltan cosas pero este año hemos contado con puestos para todas las agrupaciones y con escenario y sonido«.

El carnaval volvió a celebrarse en Bariloche en 2012. Foto: gentileza

En esta edición, participan 18 agrupaciones de murgas (uruguayas y porteñas), comparsas, candome, caporales.

«Hemos llegado a tener dos shows simultáneos en el Centro Cívico y en la calle Mitre», indica Olavarría.

El trabajo de las agrupaciones es arduo y se extiende durante todo el año. Alexa Vega pertenece a la comparsa Alfa que se conformó hace 8 años en el barrio Nahuel Hue y hoy cuenta con 45 integrantes. «¿Cómo hacemos para sostenernos? Sí, es cierto que se necesita mucho dinero. Pero nos sostenemos de esta manera: vendiendo cosas«, explica señalando uno de los puestos.

La murga es construcción colectiva donde todos tienen voz y voto. Es la posibilidad de expresarse artísticamente y plantear algún cambio

Francisco Fausto, de la agrupación «Ayer deseo, hoy realidad».

«Nosotros participábamos de los primeros carnavales hasta que se disolvió. Cuando volvieron a organizarse, no dudamos en sumarnos», señala la mujer.

Asegura que se trabaja mucho «en la contención de los pibes y familias completas». «Tratamos de que bailen padres, madres y nenes porque antes te encajaban a los nenes y es mucha responsabilidad. Esto es bien familiar», agrega.

La ordenanza 2579, sancionada en 2014, creó la Comisión Organizadora del Carnaval, dependiente de la Secretaría de Cultura. Foto: gentileza

Silvia Burgos, de la agrupación Kimelkan, del barrio San Francisco, prepara panchos en uno de los puestos.

Esta murga arrancó en la escuela 311 con talleres los sábados pero cuando el colegio cerraba en vacaciones, debían suspender las actividades. Poco después, lograron un convenio con un centro cultural. «Ahora, copamos plazas, la casa de algún compañero. No tenemos un lugar fijo; por eso, tuvimos una baja importante: de ser 70 pasamos a ser 30«, plantea.

18 agrupaciones participan de esta edición del Carnaval. Foto: gentileza

«¿Qué significa la murga? -añade Burgos- A través del baile, la percusión, la música, la crítica, el encontrarse con el otro. Compartir algo, una charla».

Promovemos el carnaval sin alcohol y por otro lado, se hace una fiesta de la cerveza con colectivos gratis. Es contradictorio y falta responsabilidad empresarial

Javier Olavarría, de la comisión de murgas y comparsas.

La murga «Ayer deseo, hoy realidad» está conformada por 20 jóvenes. Como no tienen sede, ensayan en la sala Dengün Piuké.

«Hacemos murga porteña pero con una impronta de nuestro lugar. Sería murga sureña. Entendemos que la murga es responsabilidad social, la voz del pueblo«, detalla Francisco Fausto, integrante de «Ayer deseo, hoy realidad».


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