Sex shops en Neuquén: quiénes van, en qué momentos y qué compran
Ofrecen cosmética, ropa y artículos para la intimidad. Al menos hay seis locales instalados en la región.
EROTISMO&FANTASÍA
De diferentes formas, lo que hace algunos años supo ser tabú, lentamente deja de serlo: la sexualidad y el sexo ya no son palabras prohibidas. Se habla, se discute y se practica en muchos ámbitos. Las parejas dejan la cotidianidad atrás y se lanzan en busca de nuevas prácticas para mantener el apetito sexual vivo con un menú que a veces sirven los sex shops.
ALBERtO RIVERO
arivero@rionegro.com.ar
Estos bazares del erotismo llegaron a la región hace más de una década. Algunos vecinos y comerciantes los veían como impúdicos, pero de a poco supieron convivir con ellos. Actualmente existen seis locales fijos en la capital y otros tantos dispersos en el Alto Valle. Todo forma un cuadro que se completa con aquellos clientes, principalmente hombres, que prefieren la compra por internet y evitar concurrir a este tipo de locales.
Gimena atiende y asesora a las personas que ingresan a SexFun, sobre diagonal España. «La mayoría llega los fines de semana con la decisión de qué producto llevarse, pero también están aquellos que experimentan por primera vez un local de este tipo y necesitan indicaciones», dice. En exhibición hay consoladores y vibradores de todo tipo, lencería erótica, anillos estimulantes, muñecas inflables y hasta chupetines en forma de pene.
También hay disfraces. Los más elegidos son los de enfermera, mucama y colegiala. Tienen un valor que varían entre 300 hasta 400 pesos. En el caso de los consoladores pueden costar desde 130 hasta 550 pesos (los más grandes). El material utilizado es silicona ciber skin, un componente especial y muy similar a la piel humana. Hay diversidad de tamaños y colores, y pueden utilizarse tanto para penetración como para estimulación. Otro de los productos que se venden son los perfumes con feromonas que aseguran el clímax. Estas fragancias se pueden aplicar en la ropa, el cuerpo y sabanas y cuestan 195 pesos el frasco de 15 centímetros cúbicos.
Los anillos estimulantes son otra opción. Se colocan en la base del pene y mediante el roce, con materiales suaves y de diferentes formas, estimulan el clítoris. También sirven para mantener la erección y retardar eyaculación. El precio va desde los 60 pesos hasta los 230. Luego de utilizarlos, se deben lavar con jabón neutro y guardar en un lugar fresco y seco para que no se resequen.
Uno de los productos más famosos que se ofrecen son las muñecas inflables, cuyos precios van desde 600 a los 1800 pesos. Vienen con la forma de la vagina y la zona anal fabricadas de siliconas para poder penetrar. «Hasta hace poco también venían muñecas que gemían», explicó Gimena. SexFun ofrece también bombas al vacío para penes que ayudan a mantener la erección y aumentar la irrigación sanguínea, mientras que el uso prolongado colabora -dice el prospecto- con el crecimiento del miembro. Se venden desde 220 pesos y las hay en dos medidas.
La vidriera de SexFun se encuentra ploteada para mantener la reserva de los clientes. Gimena hace cinco años que trabajaba en el local y recuerda que «al principio me costó estar a cargo porque no entendía nada, pero luego me acostumbre. También fue complicado contarle a mi familia de qué trabajaba, por vergüenza, pero luego todo se tornó normal», explicó.
Buttman es una franquicia internacional de sex shops. Hay dos locales en la ciudad, sobre Mitre al 561 y Juan B. Justo al 600. Hace 16 años trabajan en Neuquén y cuentan con una amplia trayectoria en el rubro. La sucursal mayor es atendida por Jorge, quien comentó que la mayoría de sus clientes son mujeres.
«Los productos que vendemos son para que el hombre estimule a la mujer. Ellas son más desinhibida con los juguetes, en cambio los hombres tienen miedo del qué dirán», declaró el dueño del local. El lugar tiene poca luz y tintes rojos, allí el exhibidor expone un sinfín de artefactos que por las formas y materiales disimulan su verdadera función. Muchos de ellos parecen verdaderas joyas. Este es el caso de la línea de consoladores y vibradores, fabricados de acero inoxidable revestidos en goma y silicona que funcionan con baterías recargables vía USB.
«La mayoría de los productos son más para estimular que para penetrar», cuenta Jorge, quien expresó que los precios de esos artefactos superan los 3500 pesos. Cuando concurren personas o parejas que recién se inician recomienda los anillos o consoladores, que cuestan entre 60 y 250 pesos. Éstos son de plástico y fabricados en Argentina.
Pero por ejemplo un triple estimulador, en el que se autosatisface uno mismo, y penetra doble a la pareja, tiene un costo de 450 pesos, mientras que los consoladores exclusivos para penetración salen 250. Mientras que los de acero cuestan 750 pesos y las muñecas y muñecos inflables ascienden a 2.300 pesos.
También hay arneses con pene incorporado para parejas de mujeres, mousse saborizados para practicar sexo oral y pinturas para body paiting que incluyen una pluma que permite jugar con el pincel sobre el cuerpo. La oferta es abundante y para cada etapa que el cliente busque. Los anaqueles invitan y desafían a recuperar la fantasía y el erotismo, a veces, castigados con la rutina y los años.
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