Sin perdón para Vaca Muerta


La medida del gobierno nacional es un beneficio para los usuarios pero tendrá graves costos a futuro. La carga del costo de los esfuerzos se invirtió, según Macri.


El golpe de las PASO fue tan contundente que cambió el país en una semana. Uno de los epicentros fue Vaca Muerta. Si había un sector que en la previa navegaba en aguas serenas era el petrolero, porque veía en la polarización cierta continuidad para los desarrollos. La diferencia de Alberto Fernández fue el primer golpe. La industria se preparó para recibir señales de un virtual presidente electo. En cambio, llegó una segunda mano, casi de nocaut, desde el mandatario en ejercicio, Mauricio Macri.

El congelamiento de los combustibles, pesificando el precio del barril con un tipo de cambio preelectoral, fue un mensaje claro pero que descolocó al sector. El gobierno nacional tenía varias alternativas para conseguir un alivio en los bolsillos y no afectar la confianza y la continuidad de las inversiones en Vaca Muerta. Definió, en lo que dicen fue una decisión directa de Macri, dejar en evidencia que la carga de costos se invirtió y que ahora serán las empresas, por más cercanas que sean, las que deberán asumir -por 90 días- el esfuerzo.

Las compañías estiman pérdidas por cerca de 700 millones de dólares para los próximos tres meses y anticipan una bomba de tiempo, con fecha de vencimiento después de las generales, que guarda un aumento en los surtidores de al menos un 25%: el litro de nafta Premium podría rozar los 65 pesos en Capital Federal.

Las consecuencias negativas fueron advertidas, además de las empresas, por el gobierno de Neuquén y compartidas por el resto de las provincias productoras que, si bien cuentan una baja representación en el padrón electoral nacional, tienen las llaves del gas y el petróleo. El titular de Petroleros Privados y candidato a la reelección como senador del MPN, Guillermo Pereyra, consiguió el eje de campaña que no tuvo y que se plasmó en la floja elección realizada en las PASO.

La cotización del barril quedará alrededor de 43 dólares. Para muchas compañías ese precio no cubre los costos de extracción en Vaca Muerta. Señalan que, mientras sus precios van hacia atrás, los costos en pesos tuvieron una devaluación de casi un 30% en apenas un puñado de días. Peor para las integradas, que extraen crudo y refinan combustibles, porque pierden en ambas puntas.

Las horas calientes que se vivieron entre miércoles y jueves dejaron varias cosas claras. El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, perdió el control de la cartera y las decisiones ya se toman solamente en el círculo cercano de Macri. Además, el gobierno rompió con parte del federalismo que declamaba y dejó fuera de debate a las provincias productoras, la actitud del ministro de Energía neuquino, Alejandro Monteiro, dejó en claro el cambio en la relación cuando se levantó y pegó un portazo luego de que Nación convocó solo para comunicar su decisión.


El hidrocarburífero era el único sector económico que le redituaba beneficios a Nación. La confianza quedó herida y se duda de los contratos.


Uno de los que se expresó fue Guillermo Nielsen, un economista cercano a Fernández y a quien se señala como el hombre de referencia en Energía del Frente de Todos, que criticó la medida y dejó un mensaje claro: “Hay que cuidar a YPF”. La compañía de mayoría estatal está comprometida, además de obligada por el DNU, en abastecer el mercado pese a las pérdidas millonarias que tendrá. “No se fija el precio desde el gobierno”, dijo en un claro mensaje al auditorio de la semana: los mercados.

La medida de Macri es un gran beneficio para todos los usuarios, pero los costos son graves a futuro. El presidente lo sabe, pero buscó que el mensaje sea tan obvio que nadie lo pueda ocultar: la carga en el costo de los esfuerzos se invirtió. Pidió perdón a los votantes luego de su errática primera conferencia. “Los entendí”, dijo.

Seguramente debe confiar que la industria petrolera volverá a creer en él y quizá hasta se ratifique o se excuse diciendo que fue solo un trimestre. Pero no hay dudas de que el mensaje enviado hirió gravemente la confianza sobre Vaca Muerta y su desarrollo. Bastaría con preguntarle a los chilenos, principales compradores de gas argentino, qué piensan de la continuidad de los contratos. Por ahora el único proyecto que le había dado réditos a Macri no tuvo su pedido de disculpas.


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