Acantilados de Las Grutas: fragilidad y peligro latente

El municipio desoye las pautas que evitarían que se acelere el proceso de erosión. Turistas y vecinos tampoco son conscientes de los cuidados que deben existir para no exponerse a desprendimientos.

Canteros con especies no nativas que se riegan con agua dulce y desagotan, justo, sobre el acantilado. Carros de comida que se habilitaron, también, sobre el barranco, y generan una carga sostenida a lo largo del día, debido a la fluctuación de gente y a las vibraciones que produce la movilización del vehículo. Obras que siguen en marcha, desafiando las distintas evaluaciones que alertaron acerca de la necesidad de no innovar sobre esas áreas, para no favorecer la erosión. 

Pese a que se desaconsejó, los canteros linderos al acantilado se riegan con agua dulce, y el escurrimiento acelera la erosión

Como en una conversación de sordos, donde todos hicieran caso omiso de las restricciones sugeridas y de las advertencias de uso, durante esta temporada se percibe más que nunca la desatención que brinda el Estado a un tema que realmente preocupa. Es que la situación del barranco fue noticia en los días previos al lanzamiento de la temporada, e incluso ya iniciada la misma, con derrumbes cuantiosos de material rocoso que podrían haber sido fatales en el caso de que alguna persona hubiera estado asoleándose en la zona del desprendimiento. 

Se habilitaron carros de comida sobre el barranco, que suman peso y generan tránsito continuo de gente

Lo complejo es que, mientras que el Estado no inicie las medidas preventivas que evitarían que se acelere la erosión, esa dejadez irá de la mano de la inconsciencia colectiva. Y, al igual que hace el municipio y la Provincia, la gente le restará importancia al peligro latente de nuevos desprendimientos. Por eso, ignorando la cartelería, seguirá acampando bajo las rocas. Al igual que los frentistas, que seguirán manejándose sin tener en cuenta acciones que aceleran la erosión, como insistir con forestación en zonas linderas al barranco, que requieren de riego que filtra hacia la piedra y profundiza las grietas, apurando su caída. 

Antes del inicio de la temporada hubo grandes desprendimientos

“Todo está en los informes que oportunamente se realizaron, y en los que siguen haciéndose”, manifestó Renzo Bonucelli, un reconocido geólogo de la localidad, que participó de un estudio que realizó la escuela superior de ciencias marinas de la Universidad del Comahue, y, a través de los años, siempre siguió de cerca el tema. 

Uno de los primeros trabajos que se realizaron sobre el barranco data de 2009. En él, el laboratorio de Oceanografía costera de la «Facultad de Ciencias Naturales y Museo», perteneciente a la Universidad Nacional de La Plata”, sostenía que el mayor retroceso por causas de la erosión se daba entre las bajadas 0 y la bajada 1, mientras que el resto del frente costero mantenía tasas bajas

En ese trabajo, para desalentar el efecto erosivo, se sugería tomar medidas urgentes. La mayoría alusivas a evitar cargas, vibraciones y escurrimiento de agua, ya sea producto del riego o de la actividad de conexiones de cloacas deficientes o inexistentes, que derramasen, de manera subterránea, efluentes hacia el acantilado. 

Lamentablemente, nada de esto se tuvo en cuenta. Y, ahora, es el propio Estado municipal el que hace todo lo contrario, justo en zonas de gran impacto erosivo. De hecho, los carros que autorizó para funcionar sobre el barranco y el riego de canteros forestados que se mencionaron antes están en el lugar que debería tener mayor resguardo. 

La gente no toma consciencia del peligro de acampar debajo del barranco

“En el último informe que presentamos puede verse que el estado de los acantilados es crítico” alertó Bonucelli. 

De hecho, entre las conclusiones del mismo se remarca que “la roca que constituye la estructura del acantilado se disuelve por efecto del agua circulante en su interior. Esta recarga se produce principalmente por las aguas residuales, cuyo caudal se incrementa en la temporada estival”. Algo que sigue ocurriendo sin que se tomen medidas de resguardo.

 

Las recomendaciones que no se cumplen 

En uno de los primeros informes técnicos que, a pedido del Estado municipal y provincial, realizaron en 2009 expertos del laboratorio de Oceanografía costera de la «Facultad de Ciencias Naturales y Museo» perteneciente a la Universidad Nacional de La Plata” se recomendaban medidas de implementación urgente, que nunca fueron tenidas en cuenta, y cuya puesta en marcha terminó diluyéndose a lo largo de los años. 

Una de ellas era “desplazar la ubicación de los muros de la costanera desde su posición actual hasta el comienzo del cordón de la acera”, con la finalidad de disminuir la carga, incluso peatonal, sobre el acantilado. 

Se aconsejó desplazar la ubicación de los muros hacia el cordón, para que la gente no transite justo sobre el barranco

Además, se aconsejó eliminar canteros de cualquier tipo, con especies que requiriesen de riego y desagotasen sobre el acantilado. Esta medida se tomó en cuenta en parte, sólo que a lo largo del tiempo dejó de respetarse. Y hoy,  incluso,  existen áreas forestadas y con riego permanente en bajadas como la llamada, justamente, “De los acantilados”, que fue una de las que sufrió una serie de derrumbes recientes. 

Otra de las pautas que jamás se cumplió tiene que ver con al saneamiento cloacal. Es que en el sector existen muchos frentistas que tienen acceso a las cloacas pero jamás hicieron la conexión domiciliaria. O algunos que se conectaron pero no anularon sus pozos ciegos, por lo cual siguen trabajando de manera subterránea, provocando escorrentías cada vez que las napas suben. 

Todo esto, en lugar de desacelerar el proceso de erosión natural, no hace más que alentarlo.

 

Pegados al barranco. Muchos turistas y residentes hacen caso omiso de la peligrosidad que implica refugiarse contra la roca

Una obra que sigue preocupando 

Otra de las recomendaciones que en su momento hicieron los expertos que analizaron la situación del barranco fue la de «de no innovar», limitando las nuevas construcciones sobre el frente costero. En especial en las zonas consideradas más sensibles, por la rapidez con la que se registra su proceso de erosión, como es el caso del área ubicada entre las bajadas 0 y la 1

La enorme obra que autorizaron construir sobre el barranco. Todos los informes desalentaron construcciones sobre el área

Justamente allí, en 2016, se inició un complejo que constará de 24 departamentos, cocheras subterráneas, piscina en el tercer piso y salón de convenciones, que es propiedad de la Mutual del Personal Jerárquico y de Profesionales del Petróleo y el Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Está en la manzana donde tiempo atrás funcionó la ex delegación, que fue demolida.  

La construcción, que ahora avanza a buen ritmo, estuvo frenada por la presentación de un recurso de amparo ambiental. Sin embargo se autorizó su continuidad y, ahora, asombra la monstruosa carga que se está levantando justo en la parte más frágil del barranco, que está próxima a la zona en la que se encuentran, en la costa, las clásicas grutas que le dan nombre a la villa. 

En los informes, además, esa zona no sólo es considerada la más frágil, sino la que le aporta equilibrio a toda la estructura, porque las oquedades de la piedra son las que permiten que, ante el embate del mar, el acantilado se equilibre.  

Aunque todavía no existen nuevos informes sobre el impacto de esta construcción en el área, hay algo que está a la vista de todos: la forma en la que retrocedió la roca en el lugar.  

Esto es más avidente cuándo se circula por la arena, y se puede ver como el edificio ya apoya sobre un frente rocoso que era muchísimo más ostentoso tiempo atrás, y, de hecho, cubría gran parte de la fachada, impidiendo que se observarse con el detalle con el que hoy se aprecia desde la arena.


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