Adaptados, sin límites: la conmovedora historia de Alan y su hijo Theo, a la pantalla grande

Tiene una discapacidad y su papá, a pesar de todas las barreras, lo convirtió en su máximo compañero de aventuras. La adrenalina del skate y el snowboard adaptado son medicina para este nene de San Martín de los Andes que apenas podía caminar. Ahora necesitan ayuda. 

La necesidad de un papá de hacer feliz a su hijo en medio de la adversidad, mueve montañas. Baja rampas invisibles, abre senderos sin obstáculos. Con la fuerza del amor y el ingenio, un mundo nuevo emergió para Theo y la oportunidad de reír, sentir, sanar llegó a su vida. 

“Cada logro comienza cuando decidís intentarlo”, reflexionó Alan Pastoriza luego de tanta cuesta arriba en la última década. Su hijo menor, Theo, tiene discapacidad. Nació con microcefalia congénita y si bien tiene 10 años, “es como si tuviera uno”, contó su papá desde San Martín de los Andes. 

“Con el correr de la vida de Theo aparecieron muchas barreras que tuvimos que ir enfrentando como familia día a día. Muchas de esas barreras estaban en los espacios públicos e imposibilitaron que él pueda disfrutar, divertirse, aprender”, contó. Así como muchas personas con discapacidad y sus entornos, la familia vive en carne propia la falta de inclusión y accesibilidad. 

Alan y Theo en el skate adaptado. Fotos: Matías Subat.

Junto a Gise, la mamá; y Thiago, su hermano mayor, los tres son testigos de años de frustración y de tristezas en momentos en los que las ideas para acompañar a Theo a crecer, se agotaban.  Por eso su historia es conmovedora. Emociona e ilumina, inspira, pero lejos de romantizar, es parte de un proceso difícil en el seno de una familia. 

“Theo era un nene que estaba triste, no tenía qué hacer, no podía salir. A mí me puso muy mal y estuve un tiempo tratando de entender su discapacidad, su problema, la falta de cosas para él. En base a eso, se me ocurrieron ideas para incluirlo en la sociedad”, contó Alan, quien decidió llevar a su hijo a su territorio, el mundo de la adrenalina y los deportes extremos. Y desde ese momento, empezó un viaje sin retorno para esta familia.  

Fue en pandemia, cuando Alan participó de un evento deportivo en Bariloche y lo único que hacía era trasladar a su hijo en silla de ruedas. “Eso me hizo un clic. Algo estaba haciendo mal, porque estoy apoyando algo en el que mi nene no podía participar”, reveló. 

La diversión y adrenalina de Theo. Foto: Matías Subat.

Fueron muchas tardes en la plaza de San Martín, en las que Thiago el más grande jugaba en los jueguitos, pero para Theo no había opción. Las lágrimas y la bronca se convirtieron en acciones. Así fue que, un día cualquiera del 2022, Alan volvió a casa e inventó una tabla de skate adaptada para intentarlo con su hijo. Del skate, probaron el snowboard. Fueron meses y meses de práctica para un niño que no podía agarrar, mantenerse en pie, ni caminar por sus propios medios. Pero a fuerza de voluntad, lo lograron. Hoy está practicando un deporte adaptado. 

“Es impresionante lo que logró en Theo”, dijo su papá, consultado por Diario RIO NEGRO sobre las consecuencias en su salud. “Esto significó un crecimiento importante en su estructura y desarrollo motriz”, agregó. Hace poco se hizo un chequeo y los profesionales de la salud no salen de su asombro. 

Foto: Matías Subat.

“Le sacaron las pastillas anticonvulsivas. Está re estimulado”, dijo Alan, a pesar de la falta de terapeutas y especialistas que hay en la localidad andina. De las cinco sesiones de terapias por semana que debería hacer el nene, solo puede hacer una, el resto del trabajo es de su familia, a pulmón. 

La adrenalina, los sonidos, el viento en la cara, el aire, el paisaje, todo eso lo enriquece, lo estimula en su psicomotricidad. “Es impresionante lo que siente cuando se mueve la tabla, las ruedas cuando van deslizando sobre el asfalto, esa vibración desde los pies le llega al cerebro”, aseguró Alan. 

Su familia pudo. Logró sacarle la sonrisa por la que tanto luchó, pero costó un largo proceso que no debe ocultarse, según insiste su papá Alan. Tarda días en poder organizar la ida al cerro, la logística y atravesar junto a él todas las barreras físicas hasta encontrarse con la anhelada sonrisa. 

“El lugar en el que se va a dibujar la sonrisa está lejos y el tema es cómo llegamos a él para que esa sonrisa esté presente en nosotros”

Alan Pastoriza, papá de Theo

Alan en persona fabrica las tablas de skate y de snowboard adaptadas, con materiales que consigue y recicla. Pasa horas y ahora mismo su ingenio lo llevó a armar un horno para fundir aluminio y fabricar una pieza que necesita. 

Pero la conmovedora historia de esta familia no termina acá. Los Pastoriza no tienen límites y siempre quieren más. Su experiencia será llevada a la pantalla grande, al cine, en un documental producido por el propio Alan que está en plena postproducción. 

Un documental para inspirar y llegar al cine


“Adaptados, sin Límites” cuenta la historia de esta familia desde que Theo nació. Su papá filmó muchos e intensos momentos de su crecimiento, cada avance, cada emoción familiar por los pasos y logros en su vida.  

Clara Suárez es la realizadora audiovisual de San Martín de Los Andes, vecina de la familia, quien aceptó el desafío de hacer el montaje de la película. “Me encontré con un material sensible,  profundo e íntimo,  extraordinario. Me sumé y estoy trabajando muy feliz con ellos, porque siento que es un documental necesario”, contó Clara en diálogo con Diario RIO NEGRO.  

Codo a codo, padre e hijo. Foto: Matías Subat.

“Hay algo muy potente en este documental”, opinó la cineasta. Lo que buscan es compartir la experiencia de este proceso. “Puede ser alentador e inspirador para muchas otras familias o personas que tienen estas mismas preguntas que ellos tenían”, explicó. 

El documental se filmó en la ciudad que lo vio nacer, entre montañas y nieve. Participa su mamá, su hermano, su familia, sus maestros, deportistas de la zona, de otros países, realizadores audiovisuales, herreros, personal de salud, músicos, campeones mundiales de deportes adaptados. 

A través de esta película, se puede ver el sacrificio de una familia con un niño o un familiar con discapacidad y se puede comprobar también -a modo de denuncia- todo lo que le falta al Estado para estar a la altura de la accesibilidad. 

Fotos: Matías Subat.

“No es fácil, pero el beneficio es muy grande. Esa sonrisa que le podemos sacar en Theo, se la podemos sacar a muchos otros niños, niñas o personas con discapacidades”

Alan Pastoriza, papá de Theo

Además, Alan se propuso mostrar otras experiencias de otras familias con otros deportes adaptados y la variedad de opciones que se pueden encontrar, así como los múltiples caminos. 

Sin fondos y una campaña solidaria


El problema que atraviesan ahora es que el estreno es indefinido. El cine “Amancay” de San Martín de los Andes ya tiene las puertas abiertas, pero falta presupuesto para terminar el documental. Cuentan con declaración de interés municipal, provincial en la Legislatura de Neuquén; pero no con los fondos necesarios para hacer el montaje acorde a lo que será una pieza de cine, con imagen, color, sonido, música y diseño profesional. 

“Hace unas semanas presentamos un pedido a la legislatura para que nos ayude a cubrir estos costos, pero por ahora está cajoneado, no hay respuesta”, dijo Alan y por eso decidieron recurrir a la sociedad para que les tienda una mano. Lanzan una campaña solidaria mientras seguirán golpeando puertas para reunir los 4.500.000 pesos restantes para darle el broche de oro.  

Una vez finalizado el documental la idea de Alan es volver a recaudar fondos para hacer trabajos de accesibilidad y adaptar juegos en las plazas

Para colaborar con la familia, los interesados pueden enviar aportes a la cuenta de Mercado Pago de Alan Emanuel Pastoriza, al CVU: 0000003100078014372248, Alias: Documental.ADAPTADOS, CUIT/CUIL: 24319299900.


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