Capitanio, el cura de Neuquén que se jubila para ser «sacerdote en situación de calle»

El religioso se caracteriza por formar parte de distintos reclamos sociales, con duras críticas a los Gobiernos y la Justicia. Cómo será su vida a partir de ahora.

El «cura» Rubén Capitanio anunció que se jubila, con 75 años recién cumplidos. El religioso se volvió reconocido en el ámbito público por su acompañamiento a reclamos sociales, con duras críticas a los Gobiernos y la Justicia, que no dudó en manifestar en los medios de comunicación y las calles. Ahora, comenzará una nueva vida como «sacerdote en situación de calle».

Capitanio contó que lleva 47 años de sacerdocio y explicó su compromiso. Dijo en una entrevista con AM Cumbre que ser cristiano tiene como base la vida de Jesús de Nazaret y que él enseñaba que «nosotros tenemos que ser como la levadura en la masa (…) la masa es la sociedad, el pueblo, la gente como quieran llamarlo».

Para el sacerdote de la iglesia de San Sebastián, de Plottier, la iglesia no sirve si no está con el pueblo. «Nosotros no tenemos que estar entre la gente para que vengan a la capilla o al templo o a la parroquia, nosotros tenemos que estar entre la gente para ayudar a que le pasen cosas más lindas«, aseguró.

Recordó que fue obispo Jaime de Nevares el que le decía a los curas jóvenes que «hay que estar entre la gente y galoparle al lado», y resaltó que se deber es el que ha tratado de cumplir estos años.

Sobre quienes lo reconocen por su fuerte compromiso social, el sacerdote reflexionó: «no tenemos que ser extraños, la gente tendría que extrañarse cuando no estamos entre la gente, no para mandar, sino para acompañar».

En situación de calle

Capitanio señaló que siempre quiso «ser sacerdote en situación de calle o cura a la intemperie, no estar en ninguna estructura» y aclaró: «no digo que es malo sino que no alcanza porque la gente tiene otro ritmo de vida».

Detalló que esta nueva etapa de jubilado lo encuentra en una casa que le prestaron en un barrio de Plottier.

Relató, risueño, que la vivienda está muy alejada, pero él es «muy pata de perro» y va a estar donde tenga que estar, donde «hay un reclamo justo», pero también donde haya una empanada y un vino. «No debemos ser ambulancia, debemos ser hermanos que están en el momento jodido, pero también en el momento de la fiesta, de la alegría», agregó.


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