Cuando el río habla, la historia navega… y se cuenta: se vienen los 50 años de la Regata

El Diario Río Negro prepara algo único, inédito y trascendental. La Regata cumple medio siglo de historia y semana a semana estaremos repasando sucesos que la hicieron especial. Muy pronto, el secreto será revelado.

Una prueba que atravesó el tiempo. Cincuenta ediciones que marcaron generaciones de esfuerzo y e hicieron de la Regata Internacional del Río Negro, una travesía singular, afamada, única.
Lo que nunca se contó, muy pronto será develado por un trabajo especial realizado por el Diario Río Negro, que a través de sus publicaciones acompañó a la competencia desde la primera edición.

La historia que lo cambió todo la empezaron a escribir los primordiales, Alberto López Kruuse, Oscar Sanguinetti y Néstor Gómez, tres jóvenes socios del Club Náutico La Ribera que se lanzaron en un bote de madera y algunas pocas provisiones, a navegar el río Negro desde la Confluencia a Viedma, para comenzar a darle forma a lo que sería la Regata. Era el 28 de febrero del año 1964.
Nito, un amigo de los tres aventureros, los llevó en una Ford Courier de aquellos años hasta Neuquén. En el techo de la camioneta subieron el bote de madera, una carpa de lona y algunas provisiones como para afrontar el viaje.

Esa tarde de verano del ‘64, Kruuse, Sanguinetti y Gómez se largaron al río. En Apycar de Roca, el único balneario que había en esa época, hicieron noche. Allí se encontraron con Alfredo Giulitta, que tenía una joyería en Roca. Un vecino que solía subirse en una canoa con parrilla, fósforos, una honda y un espinel, y se iba desde Roca a Choele, comiendo lo que cazaba y pescaba. “Era un gran canotista… otro loco del río como nosotros. Un gran tipo”, asegura Alberto López Kruuse.
Por el río, a la altura de cada ciudad o pueblo, el bote de los jóvenes aventureros iba parando y avanzaban en la orilla a puro machete. No había balnearios ni playas.

López Kruuse y Oscar Sanguinetti en los extremos de la imagen; en el centro dos eternos colaboradores de la Regata: Julio Hermann y Coco Coronel.

Poco a poco, las futuras etapas de la Regata fueron tomando forma y la ruta en el río comenzó a ser una realidad. Lo complicado para los tres jóvenes fue que comenzaron a quedarse sin víveres. La gente que los veía desde la orilla les daba frutas y verduras, y las habilidades de cazador de Oscar Sanguinetti permitieron la supervivencia. También los huevos de Biguá que encontraban entre los raigones a lo largo del cauce.
La travesía llegó a su fin el 7 de marzo. El arribo a Viedma fue casi de noche y bajo una lluvia torrencial. Al año siguiente, 12 canoas de lona le daban forma a la primera edición de la Regata.
Nacía la leyenda…


Una prueba que atravesó el tiempo. Cincuenta ediciones que marcaron generaciones de esfuerzo y e hicieron de la Regata Internacional del Río Negro, una travesía singular, afamada, única.
Lo que nunca se contó, muy pronto será develado por un trabajo especial realizado por el Diario Río Negro, que a través de sus publicaciones acompañó a la competencia desde la primera edición.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora