De la UNRN al campo, dos jóvenes veterinarios con la ganadería en la sangre

Lautaro Riavitz y Juan Van den Heuvel estudiaron Veterinaria en Choele Choel. Dejaron sus pueblos para formarse y hoy, entre terneros, caminos de ripio y madrugones, trabajan en una provincia donde el campo vive un nuevo ciclo productivo.

Formados en la Universidad Nacional de Río Negro, recorren campos llevando su conocimiento.

En la última década, la ganadería rionegrina pegó un salto. Los animales para recría y engorde se multiplicaron más de un 400%, las hectáreas bajo riego destinadas a forraje para engorde de animales se multiplicaron. En ese contexto, la Escuela de Veterinaria y Producción Agroindustrial de la Universidad Nacional de Río Negro, en Choele Choel, se convirtió en semillero de profesionales. Desde que abrió en 2010, 108 alumnos ya se recibieron como médicos veterinarios. Dos de ellos, Lautaro y Juan, hoy llevan la teoría a los corrales y abren las tranqueras para contar su experiencia.

Lautaro Riavitz es uno de ellos. Creció en Ramos Mexía, en la Línea Sur, donde el viento corta la cara y la distancia es parte del paisaje. “Desde chico dije que quería ser veterinario”, recuerda. Cuando supo que Choele tenía la carrera, no conocía el pueblo, pero en un viaje familiar se desviaron para ver la sede de la universidad.

“Me anoté sin pensarlo. En 2016 empecé y tuve que mudarme al Valle Medio. El cambio fue fuerte: extrañaba a la familia, a los amigos, y encima no podía viajar seguido porque no había colectivos directos y a veces tardaba dos días en llegar a mi casa. Eso me sirvió para estudiar, pero no fue fácil”.

Lautaro Riavitz, veterinario de Ramos Mexía.

El primer tiempo vivió con un tío que se mudó también al valle. “Fue un gran compañero, porque no estaba solo. Me hice amigos de todos lados: Neuquén, Viedma, la cordillera, el sur profundo. Eso te abre la cabeza. En la universidad te dan herramientas para todo: pequeños animales, grandes, salud pública, industria, pero yo siempre supe que quería dedicarme a bovinos”.

Se recibió hace dos años y volvió al pueblo con una certeza: “quería salir a laburar, comerme la tierra”, dice con una sonrisa. Pero la realidad lo puso a prueba. “Al principio, pasás días esperando un llamado. Hasta que dije ‘me tengo que mover’. Empecé a difundir mi trabajo, hatsa saqué un anuncio en la radio. Me llamó un productor para hacer un sangrado y vacunación de brucelosis en bovinos, y ahí empezó a girar la rueda”.

Hoy es un veterinario nómade: trabaja en la Línea Sur y el Valle Medio, y junto a su colega Marcos Coreolani, de General Roca, acaban de crear un proyecto al que bautizaron Agroganadera Patagonia. “Ofrecemos un servicio integral al productor: organizamos todas las tareas de campo, armamos equipos y también ofrecemos el trabajo veterinario. Nos tiramos a algo nuevo, para que el productor se desligue y nosotros nos ocupamos de todo. La teoría ya la tenemos, ahora sumamos la práctica”.

Juan Van den Heuvel recuerda sus años de estudio en Choele Choel y cómo las prácticas lo marcaron para siempre.

A 500 kilómetros, en Viedma, Juan Van den Heuvel, su compañero y amigo, recuerda su propio punto de partida. “Desde chico estuve metido en el campo. Un tío productor me llevaba a trabajar con vacas, y de ahí es mi pasión. Fui a una escuela agraria y, al terminar, me fui a Choele”. El cambio fue igual de intenso. “Tenés que aprender a vivir solo, a administrarte, y encima estudiar. Las primeras materias son las más difíciles porque no les encontrás relación con lo que pensás que vas a hacer. Después entendés que todo está conectado”.

Se recibió en abril de 2023 hicieron una diplomatura en producción por fuera de la universidad. Hizo prácticas en un tambo grande durante la época de partos y lo recuerda como una gran experiencia.
De su tiempo de estudio valora especialmente el vínculo con los docentes: “No éramos tantos alumnos, así que los profesores te conocían, te daban su número y te decían: ‘Cualquier duda, llamame’. Y hasta hoy es así. Si me aparece un caso raro, les escribo y me ayudan”.

Pasión por el trabajo: “La teoría es una cosa y la práctica es otra; lo que no enseñan los libros, lo enseña el campo”, dice Van de Nevel.

Pero recibirse fue solo el comienzo. “Los primeros meses quedás en una nebulosa: ‘¿Y ahora qué hago?’, me preguntaba, me hice una tarjeta personal y empecé a promocionarme. Hice de todo: vacas, caballos, chanchos, ovejas. Los primeros años no podés decir que te dedicás solo a lo que querés. También pasó por una veterinaria de pequeños animales, algo que juraba no hacer.

“Me sirvió para aprender, pero no era lo mío. Me gusta el campo, el aire libre, no estar encerrado cumpliendo un horario de comercio”. Hoy recorre la región con la idea clara de que el aprendizaje no termina: “La teoría es una cosa y la práctica es otra. Hay que salir con otros profesionales, perder el miedo, ganar confianza. Lo que no te enseñan los libros, te lo da el campo”.

Con Lautaro y Esteban, otro compañero, también se juntan cada tanto en Valle Medio y hacen castraciones municipales: “vamos de pueblo en pueblo, 15 días al mes, y después cada uno sigue con lo suyo”.

Juan, Lautaro y Esteban, se juntan cada tanto en Valle Medio y hacen castraciones municipales.

Entre caminos polvorientos, diagnósticos y mates en galpones de chapa, Lautaro y Juan representan a una generación que se formó en la provincia y decidió quedarse. En una ganadería rionegrina que produce más, mejor y con identidad propia, ellos ponen el cuerpo y la pasión para escribir la próxima página.


Más que una escuela de Veterinaria


Con casi 500 estudiantes y 60 docentes, la Escuela de Veterinaria y Producción Agroindustrial, de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), está en Choele Choel. Arrancó en 2010, para dar respuesta a una demanda regional que contemplaba el desarrollo agropecuario de la zona, con la reconversión de tierras destinadas al cultivo de frutas y hortalizas por extensiones destinadas a la cría y engorde de animales.

Desde los primeros egresados, a finales del año 2015, hasta el momento, 108 jóvenes profesionales se graduaron como Médicos Veterinarios, y hoy, muchos de ellos, salen al campo laboral con herramientas para ser protagonistas.

Todo el Valle Medio vivió la instalación de clínicas veterinarias, la ampliación del servicio médico destinado a los animales de compañía, también a los animales grandes y se incrementó la profesionalización regional en los campos y en las industrias de faena cárnica. Además algunos profesionales se incorporaron a trabajar en el ámbito de salud pública.

Según informó la directora de la Escuela de Veterinaria Dra. María Belén Buglione, el plantel docente de la carrera sigue fortaleciéndose con recursos humanos regionales. “Los registros muestran que el 13% de los docentes son egresados de la carrera que han decidido instalarse profesionalmente en la zona y también trabajar en Educación, en la Universidad”.

La UNRN llegó al Valle Medio para dar respuesta a situaciones problemáticas emergentes o servicios requeridos a través de diferentes intervenciones en terreno.

Sus docentes-investigadores trabajan conjuntamente, con SENASA y Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo, la Resolución SENASA N° 180/25, mediante la cual se autoriza el ingreso de carne con o sin hueso y material reproductivo desde la zona libre de fiebre aftosa con vacunación a la zona libre de fiebre sin vacunación, analizando acciones en el mediano y largo plazo. Otro ejemplo es la habilitación del Laboratorio de Diagnóstico e Investigación de Zoonosis, dependiente de la UNRN y del CONICET, que permitirá ampliar los servicios de diagnóstico veterinario, brindando apoyo a productores ganaderos.


Formados en la Universidad Nacional de Río Negro, recorren campos llevando su conocimiento.

En la última década, la ganadería rionegrina pegó un salto. Los animales para recría y engorde se multiplicaron más de un 400%, las hectáreas bajo riego destinadas a forraje para engorde de animales se multiplicaron. En ese contexto, la Escuela de Veterinaria y Producción Agroindustrial de la Universidad Nacional de Río Negro, en Choele Choel, se convirtió en semillero de profesionales. Desde que abrió en 2010, 108 alumnos ya se recibieron como médicos veterinarios. Dos de ellos, Lautaro y Juan, hoy llevan la teoría a los corrales y abren las tranqueras para contar su experiencia.

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