El “chalet” noruego donde brillaron la ciencia y el arte

Fue construido en 1940 por Nils Nilssen. Sus paredes escucharon por primera vez la Camerata Bariloche y allí Invap ideó el método de enriquecimiento de uranio.

En 1940 Nils Rangvard Nilssen tenía 52 años, una esposa, cinco hijos y la mitad de una empresa que exportaba lana argentina hacia su Noruega natal. Había llegado en 1914 a Buenos Aires y conoció Bariloche en la década del 30, cuando Exequiel Bustillo era el mago que conseguía recursos federales para levantar edificios, trazar rutas y tender vías férreas en el parque nacional Nahuel Huapi.

No tenía sangre patricia, como los Anchorena o los Ortiz Basualdo que habían llegado años antes a la costa del Nahuel Huapi, pero integraba esa inmigración europea que contribuía, según el pensamiento de Bustillo, a la transformación del pueblo en una de esas “pintorescas ciudades de montaña que son el encanto de Suiza y del Tirol”.

El destino quiso que la casa que hizo levantar, sobre la base de los planos elaborados por otro noruego, Rangvald Utne, a finales de los años 30, terminara en manos de la Fundación Bariloche, una cofradía científica y artística que brilló en la década del 60 y mediados del 70.

La entidad, que aún existe y es prestigiosa, tiene ahora un enfoque más orientado a lo económico (y energético), pero hace 50 años disponía de un departamento de Música, conducido por el violinista Alberto Lysy y el chelista Oleg Kotzarew, que fue la semilla de la Camerata Bariloche.

La historia del noruego que colocó de portón los huesos de una ballena (hay escritos que lo mencionan como empresario ballenero, pero es incierto) es de por sí atractiva. Pero el dato de que las paredes de madera del “chalet” le dieron por primera vez acústica a la orquesta que llevó el nombre de la ciudad a todo el mundo, termina de conferirle un interés que, sus actuales dueños, la empresa estatal Invap, quieren poner en mayor valor.

La enorme casa que se puede distinguir en el inicio del Circuito Chico, muy cerca del hotel Llao Llao, se llama Soria Moria. El nombre remite a la historia escandinava de un castillo fantástico, cuya búsqueda, realizada por un joven pobre, representa el camino utópico hacia la felicidad.

La Fundación Invap abre la casa hoy, en el Día de los Monumentos, a toda la comunidad (ver programa aparte).

En 1964 la Fundación Bariloche les alquiló la casa a los hijos de Nilssen (que había muerto tal vez en 1959) y seis años más tarde, se la compraron.

Además de haber sido la sede primera de la Camerata Bariloche, Soria Moria fue el laboratorio de un trabajo clave de finales del siglo pasado, el “Modelo mundial latinoamericano”, que se proponía refutar el modelo World III del Massachussetts Institute of Technology (MIT) con la conclusión de que no existía “ninguna posibilidad de que la vasta mayoría de los habitantes de los países en desarrollo lleguen a alcanzar los niveles materiales de vida que disfrutan los países llamados desarrollados”.

“El Modelo construido por la Fundación Bariloche, es explícitamente normativo; no se ocupa de predecir qué ocurrirá si continúan las tendencias actuales de la humanidad, sino de señalar una manera de alcanzar la meta final de un mundo liberado del atraso y la miseria”, según lo explicaron los propios integrantes de la Fundación Bariloche en 1975. Un año faltaba para que la terrible dictadura militar que asaltó el poder en 1976 condicionara los fondos estatales, que constituían la base del financiamiento de la fundación, a la injerencia de la Junta Militar en los contenidos.

En 1979 el “chalet” fue adquirido por Invap. Y en los enormes ambientes quedó escrito, en 1983, el proyecto de enriquecimiento de uranio para la planta que años después la Comisión Nacional de Energía Atómica levantó en la zona de Pilcaniyeu. Soria Moria fue además sede del área espacial de Invap en sus inicios, cuando se hizo la ingeniería de los tres satélites SAC.

Uno de los vitraux originales de la casa que se mantiene, con una imagen típicamente escandinava.

La lámpara de pie es la que usaba la familia Nielssen. Detrás, otros dos vitraux que podrían no ser originales.
Alfredo Leiva

El programa para hoy

en la casa de Llao Llao

De 10 a 18: muestras de fotografía (la casa a lo largo del tiempo y recordando al constructor Enrique Lunde) y un taller interactivo de robótica para niños.

De 10 a 13: taller de dibujo para niños.

De 13 a 13.30: relato de la leyenda de Soria Moria.

De 16 a 18: Soria Moria desde sus orígenes. Recuerdo del constructor Enrique Lunde por Víctor Enevoldsen y Federico Silin.

Alas 20: Orquesta de Cámara Juvenil Cofradía, con dirección de Diego Díaz y Kyoko Kurokawa.

Habrá transporte gratuito a las 10 desde el Club Andino.

Un hombre de negocios preocupado por el efecto de la guerra en su país.

Una vida

Alfredo Leiva

Alfredo Leiva

Alfredo Leiva

Datos

Nils Rangvard Nilssen tenía producción de lana en la Patagonia y una fábrica en Buenos Aires. Enviaba regularmente dinero e insumos para hacer ropa para prisioneros noruegos del nazismo.
“Para la realización de una gran cabaña en un entorno privilegiado y en un sector que rápidamente se consolidaría a partir de la presencia del Hotel Llao Llao, Nielsen contrató al arquitecto Rangvald Utne en 1940, siendo sus constructores Enrique Lunde y el arquitecto Heriberto Reichart, sociedad especializada en la ejecución de importantes chalet y casas de veraneo en Nahuel Huapi”, enseña Federico Silin, desde su Archivo Visual Patagónico.
Lunde fue el constructor del Centro Cívico.
“La casa es de estilo nórdico con detalles de artesanía rusa, popular en la arquitectura noruega de ese tiempo”, añade.
78 años
tiene la casa inspirada en la leyenda noruega. Fue construida en 1940 por Enrique Lunde.

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