El Limay y el Neuquén corrían al revés

Hubo una época en la que los ríos que rodean la provincia tenían su desembocadura en el Pacífico. El movimiento prehistórico de los continentes no fue ajeno en la Patagonia.

Todos sabemos porque nos contaron en casa o porque lo estudiamos en la escuela, que antiguamente los continentes de Sudamérica y África era un sola masa territorial. Hablamos de hace 140 millones de años, tiempo después (25 millones de años más tarde) el gran continente, producto del movimiento teutónico ocasionado por las erupciones volcánicas, comenzó a romperse y separarse para armar el mapa que hoy conocemos.

Pero hay un dato menos conocido que da cuenta de que durante el Cretácico, los ríos Neuquén y Limay corrían en sentido contrario a lo que lo hacen en la actualidad. Fueron los periodistas del sitio web masneuquen.com.ar los que compartieron este maravilloso hallazgo.

“El choque de placas del Pacífico y el continente sudamericano generó fallas geológicas y una intensa actividad volcánica. Ya en el período Cretácico, la Patagonia era una región con pendiente hacia el Oeste, y los ríos corrían hacia lo que hoy es la cordillera para desembocar en el Pacífico. De esas tres entradas que tuvo el mar se abrió una gran cuenca que se denominó Cuenca Neuquina, cuyo centro estaba ubicado donde hoy está Añelo”, informaron.

Luego de otros millones de años, el Pacífico se fue retirando de la Cordillera de los Andes que en su inmensidad intentó impedir el paso del agua. “De la misma manera, las viejas cordilleras que estaban ubicadas a la altura de La Pampa comenzaron a enterrarse”, agregaron desde masneuquen.
En este proceso con los mares en retirada, fueron “despejando las tierras de Neuquén y Río Negro, dando paso a la formación del gran valle.

“Treinta millones de años más tarde, la inclinación del continente hacia el este permitió que los ríos corrieran en sentido contrario para llevar el agua de la cordillera hacia el Atlántico. Por aquel entonces, lo que hoy es la ciudad de Neuquén y el Alto Valle tenía un clima templado y húmedo, producto de los vientos del Pacífico. En la región había animales de todo tiempo y la flora era exuberante”.

La última gran transformación se produciría a finales del período Cretácico, cuando el mar avanzó tanto que cubrió una gran parte de la Patagonia. El agua invadió un sector de Neuquén y subió hasta lo que hoy es la ciudad de Malargüe, en Mendoza.

Se estima que el agua dividió al continente en dos partes, y recién muchos años después el mar volvería a retirarse para dejar a la zona de los valles tal cual se la conoce en la actualidad.
La ciudad de Neuquén, antes de contar con las características de bardas, valles y ríos, tuvo todos los paisajes imaginables y una variedad increíble de animales, insectos y plantas. No siempre fuimos médanos y paisaje agreste.


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