“En el fondo todos somos iguales”: una ONG promueve la inclusión social de personas en situación de discapacidad a través del buceo

Buceo Sin Barreras lleva realizadas más de 7.000 jornadas de buceo adaptado y asistido en las que puede participar quien quiera. Personas en situación de discapacidad* motriz o sensorial cuentan que esta práctica mejoró su autoestima, les permitió vivir experiencias únicas y las incentivó a emprender nuevas actividades. Además, la organización capacita a instructores de buceo adaptado en distintas partes del mundo.

Buceo Sin Barreras es la primera organización del mundo en ofrecer buceo adaptado y asistido de forma gratuita a personas con o sin discapacidad. Su fundador es Daniel Zuber (54 años, porteño). Cuando tenía 22 años, Zuber se instaló en el sur de Israel para trabajar en un centro de investigaciones. Ahí era encargado de hacer los controles de impacto ambiental de las jaulas de cría de peces en el suelo marino. Más tarde viajó por proyectos científicos a Chipre y Alemania. En paralelo, durante todo ese tiempo se capacitó y se recibió de instructor de buceo. 

Pero hubo un día que marcó definitivamente su vocación. Era 1993, estaba en Israel y un grupo de excombatientes lo contactaron para tomar clases de buceo. Entre ellos había personas con discapacidad. A Zuber la máscara se le llenó de lágrimas al ver cómo esas personas que integraban el grupo podían sumergirse en el agua y se sentían libres. La falta del peso del cuerpo o la sensación de ingravidez les permitía movilizarse con la misma facilidad que el resto.

Aquella experiencia fue la semilla de la ONG que fundó tiempo después. “La ONG nace en el año 2009, durante un curso de capacitación que vine a dictar a la Argentina para capacitar a instructores de buceo adaptado. En aquel momento yo me encontraba viviendo en España y propuse a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDis), que entonces era el Servicio Nacional de Rehabilitación, organizar una jornada gratuita de buceo para personas en situación de discapacidad. El nombre Buceo Sin Barreras lo puse en esa jornada”, recuerda Zuber, pionero del buceo adaptado a nivel mundial; especialidad que enseña hace más de 30 años en distintos países. 

Actualmente en la ONG trabajan más de 40 instructores y colaboran más de 100 voluntarios, quienes son asistentes de superficie, fotógrafos y camarógrafos, “todos capacitados en buceo adaptado y en directrices de accesibilidad”, aclara Zuber. Además, la organización ya ha capacitado a instructores de buceo adaptado en la Argentina, Colombia, México, Uruguay, Honduras, Chile, España y Holanda.

La experiencia del buceo adaptado fortalece la autoestima de personas con discapacidad y las impulsa a emprender nuevos retos. (Imagen: Facebook Buceo Sin Barreras e intervenida por Marisol Echarri)

Jornadas de buceo inclusivo

En línea con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y con directrices de accesibilidad vigentes, Buceo Sin Barreras tiene como objetivo principal que todas las personas, con y sin discapacidad, “puedan acceder al mundo subacuático y experimentar en un entorno controlado la sensación de ingravidez, lo entretenido y gratificante que es la práctica de este deporte”, explica Zuber.

Buceo Sin Barreras organiza distintas jornadas de buceo, cada una de las cuales cuenta con unos 50 participantes. Las actividades están dirigidas por instructores y asistentes especializados en buceo adaptado. Para participar hay que tener al menos 12 años, una autorización de los familiares o tutores en el caso de menores de edad y un certificado de aptitud médica.

En estas jornadas se hace una introducción al mundo del buceo, se reconocen los equipos, se hace una adaptación en aguas poco profundas, un paseo subacuático, una charla de cierre y la entrega de diplomas a los participantes.

“Lo más importante es que las personas experimenten la sensación que todos hemos tenido cuando durante nueve meses estuvimos en el vientre materno. El buceo nos conecta con el origen de nuestra existencia”, señala Zuber. Y agrega que esta situación equipara a personas con y sin discapacidad: “La sensación de no tener peso en el cuerpo es única, porque estás como los astronautas, te genera una felicidad enorme. Y te permite moverte en tres dimensiones. Personas que están en silla de ruedas pueden bipedestarse nuevamente en el agua gracias a que el agua los sostiene y a los equipos de buceo”. 

Por otra parte, Zuber señala que esa sensación de felicidad “genera una mejora de la autoestima”. En esa línea, aclara que muchas personas que se encuentran en situación de discapacidad han repetido las experiencias de buceo: personas ciegas que pudieron escuchar su propia respiración sin miedo a sumergirse en las profundidades o personas con amputaciones de miembros superiores o inferiores que se sintieron como pez en el agua. Además, dice el fundador, esta actividad “amplía sus horizontes, porque cuando se dan cuenta de que pueden bucear, sienten mayor confianza y eso los anima a probar otras actividades”.

La experiencia del buceo adaptado fortalece la autoestima de personas con discapacidad y las impulsa a emprender nuevos retos. (Imagen: Facebook Buceo Sin Barreras e intervenida por Marisol Echarri)

En igualdad de condiciones

Buceo Sin Barreras lleva realizadas más de 7.000 jornadas desde hace 14 años, ya sea a través de invitaciones de Gobiernos municipales o provinciales, o por iniciativa propia de la organización. Generalmente, las jornadas de buceo se llevan a cabo en los natatorios que se encuentran en los polideportivos municipales de cada ciudad. Los participantes se anotan tras ver la convocatoria en Instagram o Facebook.

La organización es la encargada de proveer el equipamiento necesario en cada encuentro, ya sea chalecos compensadores, reguladores con instrumentos, máscaras, máscaras faciales, cilindros de aire, silla anfibia para transferencias, aletas, accesorios y un arrecife multisensorial. “Las jornadas se realizan en piscinas climatizadas en edificios accesibles. Si hace falta, nos encargamos de llevar toda la parte de pictogramas y generar un espacio con accesibilidad cognitiva con todos los estándares vigentes. También existen instructores de buceo adaptado reconocidos por la ONG que realizan sus actividades en el mar, como, por ejemplo, en la capital del buceo nacional Puerto Madryn”, señala Zuber.

El método que ponen en práctica los instructores es el de “enseñanza en espejo”. En esta modalidad, el alumno se ubica frente a frente con su instructor, quien le transmite la confianza necesaria a la hora de bucear. 

Según explica Zuber, para que personas con y sin discapacidad participen en igualdad de condiciones “lo que se hace es adaptar las técnicas, los equipamientos de acuerdo con las posibilidades vitales de cada persona. Por ejemplo, una persona que es parapléjica, es decir, que no se desplaza con las piernas, le facilitamos apoyos que permiten el desplazamiento con las manos. Con personas que no se desplazan de manera autónoma debajo del agua, realizamos lo que llamamos buceo asistido (un instructor y un asistente de superficie son los encargados de movilizar a la persona en el espacio ingrávido o subacuático)”.

La experiencia del buceo adaptado fortalece la autoestima de personas con discapacidad y las impulsa a emprender nuevos retos. (Imagen: Facebook Buceo Sin Barreras e intervenida por Marisol Echarri)

De todas formas, Zuber aclara que “enseñar a personas con discapacidad no difiere de enseñar a personas que no la tienen. Con quienes tienen discapacidad se enseña siguiendo criterios de accesibilidad cognitiva, de los cuales el más importante es la empatía. Y, además, dándole tiempo a la persona para que vaya asimilando todas las habilidades necesarias para bucear como, por ejemplo, respirar debajo del agua”. 

Lo que hacemos es tener en cuenta las posibilidades que cada persona tiene y potenciamos las capacidades de cada persona que viene a bucear. Y, desde ahí, en general, casi en el 99 % de los casos, las personas que experimentan el buceo y la experiencia de respirar debajo del agua lo hacen sin ningún problema”, comenta el director de Buceo Sin Barreras.

La ONG se sostiene gracias a donaciones recibidas, incluidas las de equipos usados o nuevos de buceo; y gracias a una cuota anual que realizan sus propios integrantes para sostener la personería jurídica. “La mayoría de los ingresos surgen de campañas de recaudación de personas o crowdfunding y, a veces, municipios brindan apoyo, pero son los menos”, aclara Zuber.

Los próximos objetivos de Buceo Sin Barreras son la compra de un compresor que les permita cargar con aire los tubos de oxígeno de manera independiente, además de renovar los equipos de buceo que poseen. Y, sobre todo, sueñan con tener un espacio propio donde personas con y sin discapacidad puedan disfrutar de cada jornada de buceo en un mismo lugar y, a su vez, poder continuar capacitando y formando nuevos instructores de buceo adaptado con mayor frecuencia.

La experiencia del buceo adaptado fortalece la autoestima de personas con discapacidad y las impulsa a emprender nuevos retos. (Imagen: Facebook Buceo Sin Barreras e intervenida por Marisol Echarri)

Una experiencia única

¡Es un viaje de ida, no lo puedo explicar, es como estar en otro lugar, en otro espacio! Sentí libertad, no escuché nada, me olvidé del mundo. Te sentís chiquito dentro del agua”, cuenta el músico argentino con discapacidad visual Nahuel Pennisi sobre su bautismo de buceo. “Esto fue una experiencia muy linda, me fui soltando y el agua también me transmitió una confianza de estar seguro al lado de los instructores. El hecho de que el cuerpo no tiene peso es impresionante, es fantástico, no lo vivís en otra dimensión que no sea en el agua”, agrega el artista de 32 años. 

Al momento de mayor relajación explica que sintió “libertad de estar en un lugar donde nadie sabe qué estás haciendo, no te ve nadie, estás lejos de todo, no escuchás ningún ruido, únicamente podés escuchar tu propia respiración y eso es fantástico”.

Por su parte, Mónica Riquelme es locutora nacional, tiene una cuádruple amputación congénita y coincide con que la primera sensación al bucear es de “libertad, poder moverme y que no me duela nada, me sentí como un bebé dentro del útero”. Y les recomienda a todos aquellos que aún no se animan a bucear “que lo piensen como una muy buena alternativa para disfrutar, que es lo más importante”. 

“La primera vez que buceé con Buceo Sin Barreras fue en San Isidro y fue espectacular. Generó un gran impacto en mi vida, ya que actualmente continúo probando nuevas experiencias en el mundo del deporte”, relata Chris de 41 años, quien nació con espina bífida.

Si querés participar en una de las jornadas que organiza Buceo Sin Barreras, podés informarte acá.

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*Esta expresión, avalada por la ONU para referirse a las personas con discapacidad, incorpora una mirada social de la discapacidad, es decir que la entiende como resultado de la interacción entre las personas y las circunstancias impuestas por el contexto. 


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN



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