En tiempos de crisis, los comedores de escuelas cumplen un rol vital en los barrios de Bariloche

Los cocineros tratan de varias los menúes porque el almuerzo resulta la comida más importante del día. Los lunes, los chicos llegan con más hambre.

Los comedores de las escuelas se convirtieron en un factor determinante para muchas familias de los barrios más humildes de Bariloche. Los directivos consideran que el almuerzo que se brinda a los estudiantes es la comida más importante del día a la que acceden muchos de esos chicos.

“Mucha gente elige la escuela por el servicio de comedor, con la garantía de una buena comida supervisada por una nutricionista”, resumió Aníbal Escudero, vicedirector de la escuela 329 del barrio Pilar II al sur de Bariloche, a la que concurren 69 alumnos.

Desde que ese colegio pasó de la jornada simple a la extendida -y por lo tanto, se ofrece desayuno, almuerzo y merienda- mejoró la asistencia por parte de los alumnos.

“Mis compañeros comentan que cuando el colegio era jornada simple había un alto porcentaje de inasistencias”, contó Escudero y agregó: “Ahora, estamos intentando romper con algunos hábitos. Se nota que muchas familias ya no elaboran comidas. Van directo al fideo blanco. Entonces, cuando ofrecés menúes variados con diferentes verduras, por ejemplo, los chicos no comen. Tiene que ver con la falta de costumbre en la incorporación de algunos alimentos”.

Valeria Escobar, directora de la escuela 315 del barrio Malvinas, coincidió en que el comedor ofrece alimentos que están por fuera de la dieta habitual de los chicos. Matambre a la pizza, zapallitos o berenjenas rellenas o tartas de verdura. La oferta varía.

“Ayudamos a que los chicos puedan aprender a comer de otra manera. De hecho, ellos mismos le suelen pedir a Julieta, nuestra cocinera, que les enseñe a cocinar a las mamás”, señaló Escobar.

La directora advirtió la importancia del comedor de las escuelas para las familias. “Resulta un alivio. Una gran ayuda. Y lo notamos especialmente los lunes cuando regresan del fin de semana porque los chicos vienen con más hambre. Por eso, los viernes y los lunes, la cocinera prepara una comida bien sustanciosa”, expresó Escobar.

Unos 130 estudiantes concurren a la escuela 367 del barrio Omega. “Son muy pocos los chicos que almuerzan en su casa. Solo hay unos 10 que no comen en la escuela ya sea por una cuestión de organización familiar o porque viven más alejados de la institución”, explicó Soraya Paz, directora de la escuela 367.

Aseguró que las viandas son variadas, que acceden a bastante mercadería y de buena calidad. “Se recibe carne, verduras, lácteos. Y para las familias es un respaldo importante porque la mayoría tiene jornadas laborales de todo el día y los chicos quedan en la escuela con la posibilidad de acceder a una alimentación saludable”, señaló Paz.

Alrededor de 155 niños concurren a la escuela 343 del barrio Unión. “Sin dudas, el almuerzo que se ofrece en el comedor es la comida más fuerte de muchas familias, en especial por lo nutritiva. Se incorporan carnes, verduras, frutas, legumbres”, expresó Melina Lanutti, directora de la institución.

Advirtió que “el objetivo es que la comida sea lo más saludable posible. La idea es que aprovechen a comer lo que no comen en sus casas. Cuesta que coman carnes porque no están acostumbrados. No forma parte de su rutina alimenticia”, sostuvo.


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