Este allense no puede dejar de plantar frutales: segunda generación de chacareros

Franco De Angelis respira fruticultural. Su historia de vida es emblemática en esta nueva edición de la Fiesta Nacional de la Pera.

En Allen hay apasionados por la fruticultura que esperan con ansias cada cosecha aunque el panorama regional no siempre sea el mejor. Franco De Angelis es uno de ellos, quien apuesta por la actividad y con esfuerzo busca siempre crecer. El productor de 51 años nacido en Allen viene de una segunda generación de fruticultores.

Franco De Angelis posa feliz para «Río Negro» en el mejor escenario que puede tener para su vida, la chacra que cultiva y produce.
Foto: Florencia Salto


“Mi papá vino solo del centro de Italia en 1948; en esos años de posguerra las expectativas de crecimiento eran pocas”, contó.
Para los De Angelis que siempre habían sido empleados rurales, era muy difícil saltar ese escalón. “En ese tiempo había tres destinos muy importantes que buscaban mano de obra: Australia, Estados Unidos y Argentina. Eligió Argentina porque un conocido lo mandó a llamar”, mencionó.


El padre de Franco empezó a trabajar como empleado chacarero. Tenía mucha habilidad para hacer quinta. Su idea era volver a Italia pero fue plantando y se fue quedando, hasta que hizo su vida en el Alto Valle.
“Trajo a sus padres y a sus hermanos de Italia cuando ya estaba establecido con una casa, con una porción de tierra y una producción en marcha. En esos años con una producción mínima te alcanzaba”, señaló
En Argentina se casó y se dedicó primero a hacer quinta, después a la vid y finalmente se volcó a la fruticultura.
“Crecí en ese ambiente cuando él ya era un fruticultor propio”, recordó.

Una escena cotidiana, por estos días, en las chacras de Franco De Angelis. Foto Florencia Salto


El productor allense aprendió de niño los trabajos de la chacra como un juego. Al principio no quería dedicarse a la actividad regional. “Estudié electrónica y me fue bastante bien”, dijo.
Sin embargo cuando estaba estudiando hubo un clic en su cabeza y empezó a extrañar la chacra, el trabajo rural.
“Me volví y quería dedicarme a producir. Mi viejo me convenció de que estudiara agronomía. Me recibí muy rápido de ingeniero porque soñaba con plantar. En los ´90 hubo un boom de reconversión”, recordó.


Luego de terminar su carrera, Franco comenzó a trabajar con su padre y formaron una sociedad, fueron comprando más hectáreas juntos y reconvirtiendo la tierra que él ya tenía. Después de un cierto momento “seguí yo solo duplicando mis producciones”, contó.
Franco fue comprando más chacras y ahora cuenta con 70 hectáreas con peras y manzanas.

La estrella de la producción de las tierras de Franco de Angelis. Foto: Florencia Salto


El productor reconoció que el contexto de la actividad es complejo. “El mundo de hoy te exige estar en competencia con tecnología y en Argentina hay un obstáculo para eso. Nos cuesta más conseguir las plantas y los insumos”, explicó.
Aunque no es un camino fácil él apuesta por esta forma de vida. “Respiro de esto, soy un apasionado de la naturaleza, estoy entre las plantas todo el día”, expresó emocionado.


Franco lee mucho, investiga todo el tiempo… “estoy conectado con el mundo lo que no implica de que también me canso”, dijo. “Sigo en esta actividad porque me va bien, dedicándole tiempo. El único incentivo que tengo en esto es crecer. Veo esa posibilidad siempre con esfuerzo”, destacó.


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