Hábitos, qué son y por qué son importantes

La constancia es la clave para que los cambios sean duraderos y parte de la rutina definitiva. Del tema opinó la Licenciada en Nutrición Romina Rodríguez.

El estilo de vida de cada persona está formado por un conjunto de hábitos, que no son más que algo que se crea con el tiempo.


Según la Lic Romina Rodríguez (M.P.N. 390), se trata de actos sencillos desarrollados a lo largo del día, como por ejemplo: apagar luces antes de salir de la casa, prender la radio al subir al auto, cepillarse los dientes, desayunar a la mañana, entre otros.


Estas acciones son realizadas de manera automática y por lo tanto no requieren de mucha atención, esfuerzo o motivación de parte de quien las hace.


En psicología, un hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente que requiere de un pequeño o ningún raciocinio, está registrado en nuestro subconsciente y sin esfuerzo lo repetimos” detalló.


Puede ser positivo o negativo y no es innato a la persona, se aprende con el tiempo.


¿Entonces cómo se forma un hábito? La especialista explica que se construye con constancia y repetición ya que, si una acción es persistente en la rutina diaria, es muy probable que termine grabándose en la mente y siendo incorporada.


Para que esa acción se repita constantemente se necesitan 3 ayudantes: el primero es un recordatorio, el segundo la rutina y el tercero una recompensa. De esta forma se convierten en un poderoso equipo, que motiva a repetirla hasta convertirla en un hábito.


Recordatorio: señal que inicia y desencadena el proceso. Un ejemplo de recordatorio puede ser desayunar al levantarse.


Rutina: la propia acción en sí. Una vez se ha producido el recordatorio de desayunar, se hace y se continúa con el día


Recompensa: beneficio que obtenemos de ello. Tras haber desayunado la persona cuenta con más energía para llevar a cabo las actividades diarias.


Con el fin de desarrollar hábitos saludables en la alimentación, Rodríguez remarca la importancia de asesorase con un profesional que acompañe el cambio. Lo ideal es buscar un equilibrio y saber que se trata de un proceso, de un conjunto de fases que paulatinamente conducen a la modificación de viejas conductas y a la construcción de otras nuevas.


Una de las primeras cosas que aconseja hacer es pensar en un objetivo y a partir de ahí trabajar para lograrlo. Se puede empezar por cosas sencillas como reemplazar alimentos por sus versiones más sanas. La organización es clave, por eso planificar las comidas es una buena alternativa. Siempre es mejor que las metas sean alcanzables a corto plazo y realistas para no perder motivación y así llegar al objetivo propuesto.


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