Ignacio, el joven de Bariloche que le ganó a la burocracia y terminó la secundaria
Un error administrativo le impedía concluir sus estudios. Pasaron varios años y el problema se destrabó con mucho empeño y luego de contar su historia.
Durante casi 6 años, Ignacio Jara (24) dio vueltas sobre la misma idea. Pero no se animaba a dar el paso definitivo. Pensó que su chance había pasado. Sin embargo, no se resignaba a dejar que las cosas quedaran así. Por eso, golpeó varias puertas. Ninguna se abrió. Hasta que la vida le dio otra oportunidad y, esta vez, no la dejó pasar. Comprendió que había llegado el momento de completar una parte de su historia que había quedado trunca. Y con esfuerzo y decisión, logró cerrar esa etapa.
Hace pocos días, Ignacio finalizó sus estudios secundarios después de varios años de frustraciones. Y vivió ese momento con profunda alegría, porque no fue fácil.
Estuvo por mucho tiempo alejado de la escuela por un problema administrativo. En los registros del Consejo Provincial de Educación figuraba como que había terminado el secundario. Era un error. A finales de 2016 había abandonado el colegio y solo tenía fotos del egreso, junto a sus compañeros de entonces. Pero era un acto simbólico, porque él nunca terminó de rendir las materias.
Cuando quiso retomar, se encontró con una barrera burocrática que le impedía cursar. Intentó varias veces, sin éxito. Por eso, ya estaba casi resignado. En mayo pasado contó su historia a Río Negro y tras la publicación en el CPE tomaron nota. Así, surgió una vacante en el CEM 106 turno noche de esta ciudad.
“Comencé a cursar el 24 de mayo y tuvo que ponerme al día”, relata. “No me costó mucho, porque tuve compañeros que me acompañaron en todo momento”, destaca.
Urgido por los plazos, dice que llegó a las vacaciones de invierno con “un par de materias con notas bajas”. Pero tras el receso, en el segundo semestre del año lectivo se puso al día con todo. No quería repetir la experiencia de 2016. “Esta vez no pasó, me aseguré que no pasara. Y no me llevé ninguna materia”, afirma.
Ignacio es un joven sencillo. Trabajador. Pero este año priorizó el estudio por sobre el trabajo en las primeras semanas. Hasta que consiguió un empleo de media jornada por la mañana que le permitió solventar algunos de sus gastos básicos.

Se siente orgulloso porque cuenta que finalizar sus estudios secundarios tiene un sentido muy especial. “Era algo que venía pateando hace años”, explica. “Yo quería terminar, pero según el CPE tenía que esperar que pasaran 9 años para volver a cursar en una escuela nocturna”, indica. El año pasado, Ignacio intentó estudiar en una nocturna de la ciudad, pero cuando apareció el dato erróneo que había terminado el secundario, tuvo que dejar de asistir. Le explicaron que tenía que resolver ese asunto administrativo para poder seguir adelante.
Por eso, ese diploma que recibió el 17 de diciembre pasado representa más que un reconocimiento. Es la prueba de que con esfuerzo y tenacidad se logran los objetivos.
Valora a la comunidad educativa del CEM 106 porque lo contuvieron. Acompañaron. No solo a él. A todos los estudiantes que alcanzaron la meta, porque muchos hicieron un esfuerzo enorme para concluir sus estudios secundarios.
“Hay que proponerse objetivos y ser disciplinado”, afirma. Tiempo atrás pensaba otra cosa. Admite que esa equivocación le costó casi 6 años de idas y vueltas.
Tal vez para muchas personas no es relevante haber finalizado el secundario. Pero para Ignacio es como “una revancha que me da la vida”.
Cree que tal vez hay otros jóvenes en Bariloche que no se animan a dar el salto y regresar a la escuela secundaria. Ignacio reconoce que no es fácil, pero afirma que es necesario porque “para cualquier trabajo te piden el titulo secundario”. “Si no lo tenés se cierran las puertas”, destaca.
Recomienda a aquellos jóvenes que volverán el 2023 a la escuela después de varios años de estar alejados que pidan ayuda. “No hay que tener vergüenza de pedir ayuda”, insiste. “Ojalá se motiven. Que se propongan metas a corto plazo, pensando en el objetivo final”, manifiesta.
Agradece a los docentes que tuvo este 2022. “Muchos de los profes te alentaban a seguir, porque estábamos todos en la misma situación. Todos trabajábamos y estudiábamos”, asevera.
Su grupo de compañeros era muy particular. “Teníamos compañeras y compañeros de todas las edades. Una compañera de 19 años, era la más chica, y hasta un compañero de 63”, describe. Valora el grupo que conformaron porque unos a otros se ayudaron.
En su foto se lo observa que luce orgulloso su diploma. “Era una deuda conmigo mismo. Ahora quiero seguir progresando, desarrollándome como persona”, asegura.
Comenta que se inscribió para postular a la fuerza área. “Me tengo que preparar para ir a rendir a Buenos Aires”, indica. No era su plan original. Pero buscó información sobre los cursos de capacitación y la carrera despertó su interés. Cuenta que nunca se subió a un avión. Pero está convencido de que hay que echar a volar los sueños.
Durante casi 6 años, Ignacio Jara (24) dio vueltas sobre la misma idea. Pero no se animaba a dar el paso definitivo. Pensó que su chance había pasado. Sin embargo, no se resignaba a dejar que las cosas quedaran así. Por eso, golpeó varias puertas. Ninguna se abrió. Hasta que la vida le dio otra oportunidad y, esta vez, no la dejó pasar. Comprendió que había llegado el momento de completar una parte de su historia que había quedado trunca. Y con esfuerzo y decisión, logró cerrar esa etapa.
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