José Luis, un canillita histórico de Roca: reparte el diario y deja su huella por amor al oficio

La esquina lo espera de lunes a lunes hace 25 años. Tiene 50 y recorre kilómetros por la madrugada tendiendo un puente entre las noticias y la sociedad. Historias de sacrificio en el Día del Canillita. En otros puntos del país, no hay edición impresa, pero Diario RÍO NEGRO está en la calle y en los kioscos, como todos los días.

Su almanaque no conoce de feriados. De lunes a lunes, con el sol y la luna como testigos, viento, nieve o frío patagónico, el trabajo del canillita es incesante. No importa que pase alrededor, la esquina los espera todos los días bien temprano. Ellos son parte de la rutina de la ciudad, al despertar y al anochecer. Hoy en otros puntos del país no hay diario de papel, pero Diario RÍO NEGRO está presente impreso y en la calle, gracias a las mujeres y los hombres que te lo entregan en mano todos los días.

Día del Canillita: la historia de José Luis Cardenas


José Luis Cardenas tiene 50 años y es uno de los canillitas históricos del Diario RÍO NEGRO en Roca. Nació un 1 de septiembre, justo en el aniversario de la ciudad y tiene 25 años de trayectoria en el oficio.

A los once años empezó a repartir el periódico, era un nene. “Salíamos caminando con otro compañero de vereda en vereda con cinco diarios en la mano. La noche nos asustaba”, recuerda. Cuando era chico, la situación económica era muy difícil en su casa y admite que eran otras épocas.  

Hoy, en el Día del Canillita, José Luis cuenta la historia de su vida, atravesada por completo por el amor al trabajo y al oficio. Tiene cuatro hijos y dos nietos de quienes se ocupa día a día. Hace malabares para llegar con el trabajo y el cuidado de los chicos, aún así, lo logra con sacrificio. 

José Luis junto a dos de sus hijas. Foto: Juan Thomes.

Su rutina empieza a la medianoche, cuando pasa a buscar el diario. “Ahí arranca el desafío de ir a tirar casa por casa”, cuenta. Recorre por lo menos diez barrios en moto, muchos kilómetros. A las 3:30 de la madrugada, con suerte, vuelve a su casa a descansar, pero a las 7 am ya está arriba de nuevo.

Duerme apenas unas horas. Prepara a sus hijas, las lleva a la escuela y se va a la intersección de Bolivia y Avenida Roca a vender más ejemplares. La calle lo adoptó. Toda su vida transcurrió entre el asfalto, las ediciones y las páginas impresas. Probó en comercios y en la chacra, pero aún así siempre regresó al oficio. “Siempre volví a mi viejo amor”, dijo.

“Si volviera a nacer, lo haría de nuevo porque ser canillita me enseñó cosas buenas, cosas malas, todo. Aprendí de la calle, fue como un libro. Nadie me enseñó nada”.

José Luis Cardenas, canillita hace 25 años en Roca.

Hoy le quedan grandes amigos. Nunca faltó el cliente que le brindó una taza de café cuando hacía frío, el que le dio reparo cuando llovía. No faltó nunca con quien conversar y ahogar penas. Hoy se emociona al recordar a sus clientes que ya no están. “Los extraño”, dijo conmovido, con un nudo en la garganta.  

Es que con su trabajo, José Luis es puente entre el diario y la sociedad. Lleva las noticias, la información, los titulares del día a cada hogar, lugar de trabajo y garantiza que los lectores reciban el periódico en mano. 

La calle le dio un conocimiento que hoy no desperdicia, le dio amigos entrañables, clientes fieles, solidaridad y también duros obstáculos. El miedo y los peligros siempre estuvieron a la vuelta de la esquina.

Foto: Juan Thomes.

En su día, se acuerda de aquel chico trabajador que era cuando tenía 20 años y repartía el diario en bicicleta. Y se enorgullece de seguir siendo el sustento diario para mantener a su familia. “Yo crié a mis hijos con esto”, concluyó.

Tres días que el canillita no olvida


Hubo tres días que quedaron para siempre en su memoria. Momentos históricos en los que le tocó vender el diario y fue testigo de la alta demanda: fechas en las que por sucesos ocurridos a nivel internacional, nacional o regional, la gente hacía fila para comprar la edición del día o le sacaban el diario de las manos.

Uno de esos días fue el día del atentado contra las Torres Gemelas en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Otro fue el fin de año del asesinato del exgobernador de Río Negro, Carlos Soria; el 1 de enero de 2012 en Roca.

Por último, el 18 de diciembre de 2022 quedó para la historia cuando la Selección Argentina, con el equipo dirigido por Lionel Scaloni, se consagró campeona del mundo en Qatar. Ese día vendío más de 300 diarios en horas. «Ya no sabía donde guardar la plata», recuerda.

Canillitas

21
trabajan en la ciudad de Roca, repartiendo el diario, siete son históricos.

7 de noviembre: Día del Canillita 


La fecha se conmemora desde el 7 de noviembre de 1947 en honor al dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, autor de la obra teatral “Canillita”, cuyo personaje era un chico que vendía diarios por la calle.

La primera vez que en Argentina se escuchó vocear a uno de ellos fue el 1° de enero de 1898: «Compre La República», «La República, a medio peso», gritaban. Hasta ese momento, los periódicos se repartían por suscripción a través del correo, lo que llevaba a leerlos con atraso, a menos que se los buscara en la imprenta. 

De esta forma, la venta ambulante era un buen negocio para la empresa y para el lector: recibiría el diario en el acto y a mejor precio. Tan grande fue el éxito del diario La República, que la competencia copió el sistema y la idea fue replicada en Inglaterra y Estados Unidos. 

Así surgió un nuevo oficio, conformado por cientos de chicos y jóvenes que se ofrecían a vocear los títulos en la calle para vender la noticia “fresca”, con tal de llevar unos pesos a la casa. Para achicar distancias y llegar más rápido, viajaban colgados de la parte trasera de los tranvías. A la salida del teatro y del cabaret las ventas se multiplicaban. Con el tiempo, aparecieron los primeros puestos callejeros fijos. 

¿Quién les puso el nombre de “canillitas”? Lo decidieron ellos mismos en 1947, en honor a Florencio Sánchez. Si bien nació en Montevideo, vivió varios años en Argentina. Su obra se llamó canillita por dos razones: las «piernas flacas» de los diarieros y las «narices que chorreaban como una canilla» en invierno.

“Canilla” deriva del latín “canella”, que significa “cañita” en español. Una de sus acepciones es “hueso largo de la pierna” y otra, dispositivo que “bloquea o libera la salida del agua”.

La obra fue un éxito. Hubo una función gratuita en el Teatro de la Comedia para los diarieros, quienes colmaron la sala y se sintieron plenamente identificados con el nombre.

Sánchez murió de tuberculosis en el hospital Fate Bene Fratelli de Milán, el 7 de noviembre de 1910, con apenas 35 años; en su honor, en esa fecha, se conmemora este día.

Diario RÍO NEGRO saluda a los cientos de vendedores que a lo largo de la geografía de Río Negro y Neuquén entregan todos los días los ejemplares a los lectores.


Su almanaque no conoce de feriados. De lunes a lunes, con el sol y la luna como testigos, viento, nieve o frío patagónico, el trabajo del canillita es incesante. No importa que pase alrededor, la esquina los espera todos los días bien temprano. Ellos son parte de la rutina de la ciudad, al despertar y al anochecer. Hoy en otros puntos del país no hay diario de papel, pero Diario RÍO NEGRO está presente impreso y en la calle, gracias a las mujeres y los hombres que te lo entregan en mano todos los días.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora