La Patagonia Norte registra más tormentas y una alta densidad de descargas eléctricas

La geofísica Gabriela Nicora fue la primera investigadora en especializarse en la actividad eléctrica durante las tormentas en 2015. Analiza los incendios forestales que se producen tras estos fenómenos.

La caída de un rayo al norte del lago Nahuel Huapi. Foto: archivo Marcelo Martínez

Tiempo atrás, las tormentas eran poco frecuente en Patagonia Norte y la caída de rayos representaba un acontecimiento extraordinario que, por lo general, se detectaba en la zona de la estepa. En los últimos diez años, el aumento de estos fenómenos -incluso por parte de los científicos- y de la altísima densidad de descarga eléctrica.

“Cuando uno analiza las tendencias, es verdad que esos valores son bajos en Patagonia -a nivel estadístico-, pero aún así hay un aumento de los días de tormenta”, advirtió la geofísica Gabriela Nicora, jefa del Departamento de Láseres y Aplicaciones en el Citedef (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa) del Ministerio de Defensa.

Resaltó un nivel de densidad de descarga altísimo durante las tormentas en Patagonia Norte. “No tiene lógica que en una zona -que no es en el trópico- haya tanta cantidad de rayos por tormenta. Eso estamos empezando a observar. No hay tantos días de tormentas, pero sí mucha caída de rayos”, recalcó Nicora que se especializó en la actividad eléctrica durante las tormentas. Fue la primera investigadora en abordar ese tema cuando se doctoró en 2015.

“En esa ocasión, me llamaron para consultarme por el tema de los incendios forestales. Hasta ese momento, se pensaba que el 100% de los siniestros eran provocados por el hombre. Cuando empecé a analizar las bases de datos, pensé: ‘O alguien no está midiendo bien o todos somos piromaníacos’”, comentó esta investigadora adjunta del Conicet y profesora de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas la Universidad Nacional de La Plata.

El incremento de los incendios forestales por caída de rayos se observa a ambos lados de la cordillera.

Nicora advirtió que “uno puede esperar que la zona de Patagonia Norte tenga precipitaciones sin actividad eléctrica. Se espera que las nubes no sean muy altas. Para que haya actividad eléctrica, debe haber un desarrollo vertical y se necesita energía. ¿Qué está pasando en estos lugares donde el sol no pega tan fuerte?, ¿qué pasa con esas nubes que reciben energía como para generar una descarga? Esa es una de las tantas preguntas”.

La imagen que logró tomar la guardaparque Celeste Prieto la madrugada de la última tormenta en el volcán Lanín. Foto: gentileza

“¿A qué se atribuyen estos fenómenos?, ¿Cuáles son las hipótesis?”, se consultó. Nicora admitió que “son fenómenos fáciles de ver, pero todavía no se puede aseverar las causas. No pasaron tantos años para entenderlo”. “Hay modelos que permiten pronosticar si va a llover más o si la temperatura va a aumentar. Pero no es fácil saber si habrá más o menos rayos. Ahora podemos afirmar que estamos viendo esto, pero estamos tratando de entender a qué se asocia. El por qué es lo más difícil. Esto es ciencia y aún no está demostrado”, planteó.

“¿Qué sistema provoca un rayo? -agregó-: ¿quizás sea un frente -una masa de aire fría o cálida que se mueve sobre otra o un ciclón -un lugar de baja presión que saca aire para otro lado-? Esa es nuestra pregunta. Recién ahora estamos haciendo ese estudio porque aunque suene extraño: fui la primera persona que se puso a investigar la actividad eléctrica”.

Indicó que se analiza de qué manera una masa de aire va de un lado a otro y por qué tiene esa energía para generar una descarga. “Antes eran masas más bien estables, nubes más bien bajas y simplemente llovía; ahora son nubes más altas con más energía”, dijo.

En relación a la caída de rayos y la mayor frecuencia de incendios forestales en la zona de la estepa, Nicora destacó que, al registrar menos precipitaciones, “son comunes los incendios pastoriles que terminan afectando muchas hectáreas”. “Ahora en la zona cordillerana nos encontramos con que las temperaturas empiezan a ser tan altas y las precipitaciones tan bajas que empiezan los incendios. Y si además, decimos que las tormentas tienen una mayor cantidad de descargas empieza a ser la ecuación para que las cosas se compliquen. Con muchas precipitaciones, uno esperaría que los incendios se apaguen rápidamente”, subrayó.

Luego de la última tormenta en la región, el doctor en biología Thomas Kitzberger, especialista en ecología de los bosques, dio a conocer datos de la aplicación Alerta Rayos (World Wide Lightning Location Network) que permite conocer, con un margen de error de entre 100 y 500 metros, el lugar exacto donde están cayendo rayos. Se detectó, entre las 15 y las 0 en la zona boscosa comprendida entre Lago Aluminé (Neuquén) y Corcovado (Chubut), a ambos lados de la cordillera, unas 12.000 descargas eléctricas. Dio cuenta también de que el análisis histórico (que comprende 2014-2024), “de focos versus descargas, muestra que durante el mes de diciembre hacen falta en promedio unas 1.300 descargas para producir una ignición detectada”.

Al ser consultada, Nicora admitió que se producen miles de descargas que se dividen entre relámpagos (adentro de la nube) y rayos. «Un 10% de las descargas caen a la tierra. Una descarga es como corriente eléctrica. Puede ser mayor o menor. Lo que nos llama la atención es que tiene una multiplicidad: la nube hace de conexión con la tierra, pero esa conexión hace que suba y baje la carga varias veces», dijo.


51 descargas en el Lago Martin en una mañana

“Incendios generados por rayos en la zona central de Argentina” es el trabajo desarrollado por las investigadoras Lucía Pini, Daiana Baissac y Nicora. Plantean que las descargas eléctricas “representan la principal fuente natural de ignición de incendios forestales en muchas regiones del planeta” y mencionan que la región norte de la Patagonia “es la más afectada por la ocurrencia de incendios forestales y rurales en Argentina. De hecho, La Pampa y Río Negro son dos de las tres provincias que presentaron el mayor número de hectáreas quemadas entre 2005 y 2015.

Las investigadoras analizaron el caso del incendio que se originó en el Lago Martin, al sur del parque nacional Nahuel Huapi, el 7 de diciembre de 2021. Lograron extinguirlo recién el 13 de abril y afectó 6.453 hectáreas.

Las investigadoras identificaron 51 descargas en esa región que provocaron 3 focos en esa oportunidad. “Del estudio general realizado para la década 2012-2021, se registró en esa zona un promedio de menos de 50 flashes/año y 7 flashes por día de tormenta. De modo que la tormenta del 7 de diciembre, con sus 51 descargas detectadas, presentó una gran cantidad de flashes para la zona”, detallaron.

Añadieron que “la descarga ubicada en la ladera donde se localizan los focos, hacia el oeste del lago, fue la de mayor duración (42 mili segundos)”. También evaluaron los valores medios de precipitación, temperatura máxima y humedad relativa para la estación Bariloche que, para diciembre arrojan 25 milímetros, 21 grados y 54%, respectivamente. “La temperatura mostró una tendencia de aumento en los días previos al incendio, alcanzando valores máximos de hasta 30 grados el 6 de diciembre. Y las condiciones de humedad eran relativamente bajas, presentando valores diarios por debajo del valor medio en la zona. Por último, el registro de viento muestra un leve aumento en su intensidad, de hasta 50 kilómetros por hora”, detallaron.

El trabajo concluye que la elevada cantidad de descargas eléctricas provocó la ignición, pero las condiciones previas favorecieron la propagación del fuego.


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