La Universidad Nacional de Río Negro logró que dos harinas de algarrobos nativos entren al Código Alimentario Argentino

Se tratan de las harinas de alpataco y caldén, dos especies de algarrobos nativos. Este reconocimiento oficial no solo válida científicamente estos productos, sino que también honra y preserva las tradiciones culturales asociadas.

Tras más de una década de investigación, la Universidad Nacional de Río Negro logró que las harinas de alpataco y caldén, dos especies de algarrobos nativos, sean oficialmente reconocidas en el Código Alimentario Argentino (CAA). Este hito logra el impulso de la comercialización de estos productos y fortalece las bioeconomías regionales.

La investigación comenzó en 2012 con la tesis doctoral de la Dra. Patricia Boeri en la Sede Atlántica de la UNRN. Su trabajo se centró en la caracterización química y nutricional de la harina integral de alpataco (Neltuma alpataco), obtenida a partir de los frutos completos, incluidas las semillas.

Este estudio evaluó aspectos clave para la alimentación, como la toxicidad y los potenciales beneficios para la salud.

Al mismo tiempo, fue la becaria doctoral del Conicet y Unrn, Daniela Dalzotto, bajo la dirección de la Boeri y la dra Sandra Sharry quien realizó el mismo estudio pero sobre el caldén (Neltuma caldenia), otra especie de algarrobo nativo.

Ambas investigaciones demostraron que las harinas de estas especies poseen un alto valor nutricional y son aptas para el consumo humano.

Así la inclusión de estas harinas en el Código Alimentario Argentino permite su reconocimiento oficial y regulación bajo normas de calidad, seguridad e higiene.

Lo interesante es que la resolución también destaca el uso ancestral de estos frutos por parte de los pueblos originarios. Por ejemplo, explica que los tehuelches consumían las vainas de alpataco crudas o tostadas, y los ranqueles las incorporaban al mate, comidas y bebidas.

Finalmente, este reconocimiento oficial no solo valida científicamente estos productos, sino que también honra y preserva las tradiciones culturales asociadas.

Este hito principalmente facilita su comercialización en todo el país y fomenta el consumo de alimentos elaborados a partir de estas harinas, revalorizando las especies nativas y los saberes populares asociados a su uso tradicional. Además, beneficia a productores regionales y pueblos originarios, promoviendo la soberanía alimentaria y la diversificación de la matriz productiva.

«El proceso de investigación y gestión para la inclusión de la harina de alpataco en el Código Alimentario Nacional ha sido extenso, pero refleja el tiempo necesario para asegurar rigor científico y contar con la validación oficial ante la Comisión Nacional de Alimentos», destacó la Dra. Patricia Boeri, actual subsecretaria de Extensión de la Sede Atlántica.

El equipo de trabajo incluyó además de la Dra. Boeri, a la Dra. Sandra Sharry, la Dra. Lucrecia Piñuel, el Dr. Daniel Barrio (vicerrector de la Sede Atlántica) y la Lic. Daniela Dalzotto. 


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