Le enseñaron que los pueblos originarios «ya no existían», pero Neuquén le mostró lo contrario y hoy son su inspiración
Mirta Córdoba nació en Rosario, es artista plástica y neuquina por adopción. Fue una de las cuatro seleccionadas para intervenir el mapa de Neuquén y lo hizo con cerámica mapuche.
Mirta Córdoba es artista plástica, nació en Rosario y vivió muchos años en tierras cordobesas, donde, como ella misma cuenta, le enseñaron que los pueblos originarios «ya no existían». “Yo no sabía nada de eso, allá nos enseñaban otra cosa”, recuerda. Pero todo cambió cuando llegó a Neuquén, donde aprendió sobre la cultura mapuche y su resistencia, sin saber que en el futuro sería la inspiración de sus obras de arte.
A Mirta, como a tantas otras personas criadas lejos del sur, le enseñaron que los pueblos originarios ya no existían. Cuando llegó a la Patagonia su mirada cambió por completo. “Uno viene con una idea, viste, y después se va transformando”. Fue acá donde conoció a miembros de las comunidades mapuches y donde empezó a ver la realidad. «Me di cuenta que no solo existían, sino, que resistían», expresa. Ese encuentro marcó un antes y un después en su vida y en su arte.
Mirta es artista plástica. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y fue presidenta de la Asociación Neuquina de Artistas Plasticos. Su recorrido por las ramas del arte atravesó desde pinturas, hasta dibujos y cerámica. Además, su inspiración siempre fue un abanico de colores.
«Primero que empecé a trabajar sobre la base, sobre los trabajadores. Pintaba sobre albañiles, trabajadores de petróleo, amas de casa», relata. «Pero en un momento me empecé a interiorizar por el tema de la tierra, de quién era la tierra antiguamente y su sacrificio«, agrega.
Así se empapó de la cultura mapuche. Leyó libros, habló con la comunidad y tejió vínculos. El proceso fue profundo. “Tuve que tener una charla con mi maestra antes de empezar, porque ella no enseña para que uno se desestrese o por hobby. Me preguntó cuál era mi motivación y yo le dije: aprender el oficio… aunque para ellos son saberes”, dice.
Por esto, desde 2018, cada pieza que crea, sea dibujo, pintura o cerámica, está inspirada en la cosmovisión mapuche. “Estoy trabajando sobre los pueblos originarios. Yo no tengo ascendencia mapuche, pero somos una mezcla también, ¿no?”, afirma.

Mirta no solo aprendió la técnica de la cerámica ancestral, sino también el sentido profundo de cada pieza. Descubrió que la arcilla es un elemento vivo, y que solo muere con el fuego. Algo que luego incluyó en su propuesta cuando se inscribió en la convocatoria «Cartografía de una Provincialización».
Esta propuesta de la provincia de Neuquén nació para celebrar los 70 años de la provincialización e invitaba a artistas visuales a intervenir un mapa físico de 120 x 85 cm de la Provincia de Neuquén, repensando el territorio desde miradas sensibles, poéticas y críticas.
«La cerámica no es una cosa perdida, se transmite, se construye, está viva. Como el pueblo originario, que no desapareció”, expresa la artista.
En su intervención del mapa representó distintas piezas utilitarias ancestrales. No las organizó por región, porque “la cerámica se hace en toda la Patagonia, también en Chile”, pero el formato de la convocatoria la obligaba a ceñirse a los límites neuquinos.

Entre las piezas que incluyó está el Iwe, un cuenco pequeño para semillas; el Walá, vasija con forma de pato, utilizada para agua o chicha (walá significa “pato”); el Chewalá, figura que fusiona lo humano (che) y lo animal (walá); la Zomo, representación de la mujer; el Metawe, un recipiente redondo con orejas usado para líquidos; y el Piuke Manzun, en forma de corazón, que se enterraba para conservar caldos.
“Cada una tiene su función. Algunas las saqué de libros, otras las fusioné con ideas mías, pero siempre respetando el diseño mapuche. Primero las hice en cerámica y después las dibujé para la propuesta”, explica.
La intervención será presentada el 27 de junio en una muestra colectiva en Casa de las Leyes con las demás artistas seleccionadas, Geraldine Schroeder, Any Marquez y Mariana Pérez, que incluirá también charlas y actividades. Hoy, a través del arte, Mirta honra esa historia. Una historia que por mucho tiempo, le enseñaron mal… y que en Neuquén volvió a aprender desde el corazón.
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