Arte Mural: los barrios de Viedma llenos de colores y mensajes con impronta social

Paredes, paredones y espacios públicos de Viedma viven una constante transformación cargada de colores y mensajes de fuerte contenido social. Es producto de la organización y el trabajo de un grupo de jóvenes bajo la denominación «Del Barrio para el Barrio» que arrancaron con una pequeña idea para homenajear a un amigo fallecido y convirtieron al barrio Ceferino o 1016 Viviendas en la galería a cielo abierto más grande de la provincia.

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En fotos, recorré la galería a cielo abierto del barrio Ceferino de Viedma

«Las 1.000», como le gusta nombrar el lugar a sus habitantes, fue el punto de partida y luego se extendió a los barrios Guido, Inalauquen, Santa Clara y Lavalle.

Gustavo Mercado, «Pity», es uno de los integrantes del grupo organizador y contó que «en 2020 empezamos con un mural» porque «queríamos restaurar la plaza del barrio» y en ese tiempo «falleció Leo Rosas, un amigo, y en homenaje a él nos juntamos y terminamos pintando alrededor de toda la plaza».

Recordó que «arrancamos a los golpes, somos un grupo de artistas callejeros autogestivos, que sólo tenemos la colaboración de los vecinos». Así, «pasamos de ser 10 a 20, después muchos más y siempre hay mucha gente cada vez que hay un evento».

En la actualidad existe la galería «en Las 1000» y también «en el 20 de Junio, frente a un supermercado, otra iniciando en el barrio Santa Clara y otra en el Inalauquen. Hay mucha gente pintando por todo Viedma» señaló.

Sobre los promotores de la iniciativa Mercado indicó que «varios tenían experiencia de pintar murales, otros grafiteaban o tagueaban» y después de la «juntada» inicial en agosto de los últimos dos años «festejamos los cumpleaños», con dos grandes eventos denominados «No Kiero Junta».

En 2021 «se pintó en cinco barrios en simultáneo: en las 1016, Inalauquen, Lavalle, Santa Clara y Guido» con «40 artistas entre todos los barrios» y este año fue todo en «Las 1000».

«Una locura de gente» acompañados con eventos musicales, hip hop, bailes de estilo libre y participó Orion XL de La Plata, muy conocido en el ambiente del hip hop».

En cada programación «la temática es libre, cada artista decide, que cada uno haga lo que quiera» y la convocatoria amplia, por eso se vio «a un nene de cinco años y a un hombre como de 70 haciendo grafitis», afirmó.

Otras iniciativas son «eventos más chicos, aunque se pintan cosas grandes» y se denominan «Under Gramilla». El primero fue en el barrio Inalauquen, «donde se pintó todo el predio de la Junta Vecinal y el pasillo que atraviesa la escuela». El segundo fue frente al supermercado de la calle Belgrano «ahora con los paredones del costado y se está llenando todo de murales».

Sobre la tarea que desarrollan, Mercado dijo que «Viedma está llena de murales por todos lados, se le suma color a los barrios», al tiempo que reconoció que «nos cuesta una bocha, somos autogestivos, a veces nos dan pintura» pero «“siempre nos quedamos cortos y tenemos que conseguir de donde sea, además reparamos las paredes», para después, «poder pintarlas».

El trabajo que realizan «tiene aceptación en el barrio», en «Las 1.000 se quejaron una o dos señoras y al resto no le molestó a nadie y viven casi 10.000 personas», antes «sólo se veían mensajes contra la policía o alguna puteada y cuando llegamos con estas pintadas se le cambió la cara al barrio» aunque tiene claro que «siguen los problemas, como en todos los barrios de la ciudad» pero sabe que «cambió la vista, te cambia el panorama a la mañana» y lo destaca con orgullo.

Aquellos eventos masivos, que pudieron cumplir con mucho esfuerzo, les permitió «interactuar con los vecinos que nos permitían ir al baño en alguna casa, nos acercaban galletitas o mate» fue todo «muy respetuoso, en un barrio que siempre es conflictivo» y «se pudo convivir bien y estuvo muy lindo. Fueron cinco días de pintadas, muy zarpados» sostuvo «Pity».

Esos eventos se realizaron a pulmón, con la colaboración de la Secretaría de Cultura de la provincia que les donó 600 litros de pinturas, «que se hicieron pocos» y la declaración de interés del Concejo Deliberante, que «sirvió para pedir cosas». Pero la llegada de artistas de otros puntos del país los obligó a una gran tarea de logística, siempre con el canje como alternativa.

«Los que vinieron de afuera durmieron en el (colegio) Paulo VI y lo cambiamos por pintura en el lugar» contó, al tiempo que resaltó la «convivencia» que se dio entre «el grafiti y el mural» que es «algo poco común».

Con respecto a próximos eventos reconoció que «ahora estamos dispersos» porque «algunos están en otros lugares, como Roca o Bariloche» aunque la buena noticia para ellos es que «están viviendo de hacer murales» una posibilidad que, espera, se amplíe a más personas y «algún día se transforme en una fuente laboral».

En lo personal recordó la emoción de pintar los murales sobre Diego Maradona, que tuvieron trascendencia nacional luego de un posteo en redes sociales de Dalma, una de las hijas del deportistas; pero también «pegó fuerte en la ciudad».

«Estábamos arriba del andamio trabajando y pasaba gente que se quería sacar una foto con nosotros, a veces nos movían todo hasta que bajábamos y muchos se ponían a llorar de la emoción».

Un próximo objetivo personal es «un mural en braille, estoy viendo la forma de hacerlo. Ya armamos uno con lenguaje de señas en Las 1.000 y hay otro en el barrio Santa Clara» y aclaró al respecto que es «una campaña junto a la familia Ramírez que tiene una hija hipoacúsica».

«Pity» valora el «“sentido de pertenencia» y «la recuperación de los espacios públicos» por eso «estamos pidiendo en el municipio para que nos arreglen algunas paredes para poder hacer los murales».

Dijo que «pintamos en los barrios, afuera de los cuatro bulevares que es el sector más olvidado» de la ciudad y «esto cambia los lugares» porque «no es sólo embellecer un espacio».

Recordó que «los paredones de las 1016 son todos grises, le pones un poco de color y eso ya te cambia, no te va a arreglar el problema de las cloacas, pero te cambia el ánimo, te levantas a la mañana y ves algo lindo» y contó que «cuando se rompió el tanque de agua del barrio el reclamo fue pintando el lugar y así logramos que nos den pelota».

La tarea de pintar tiene un gran contenido social, no sólo por los mensajes y los protagonistas sino porque le permite una actividad de libre expresión para muchas personas de la ciudad, en especial jóvenes.

Aunque los protagonistas «ahora estamos un poco dispersos», Mercado tiene en claro que «nos vamos a juntar para fin de año y algo va a salir» y «sabemos que para agosto tenemos que estar todos acá».

En las 1016 hay más de un centenar de murales dispersos desde la intersección de Bernal y Alvear y recorre el interior de todos los módulos, que son 12 con 24 entradas distintas y 48 paredes. Algunas están pintadas hasta el techo.

Allí se pueden observar desde creaciones colectivas a pintadas de autores desconocidos. Los retratos de Maradona, las Madres de Plaza de Mayo, el lenguaje de señas, algunos animales y hasta creaciones más abstractas le dan un color distintivo a “Las mil”.