Los Fernández y una promesa familiar viva en el tiempo: 150 parientes unidos por tradición en Roca
El legado surgió luego de que 14 hermanos, hijos de inmigrantes españoles, le juraran a su madre antes de morir que jamás se separarían. Hace 70 años se encuentran todas las generaciones para hacer la "Fernandeada".
“Les pido por favor que me prometan que se van a reunir, aunque sea una vez al año, para verse, para escucharse, para mirarse a los ojos, aunque sea con una galleta y un mate cocido”. Las palabras de una madre a sus 14 hijos en su lecho de muerte, pronunciadas en el año 1951 a modo de despedida, fueron sagradas y todavía resuenan en cada encuentro familiar.
Hoy las recuerda una de sus nietas, Dora “Nenucha” Rego Fernández, una roquense de 81 años quien mamó desde la cuna la historia de sus ancestros y es una de las herederas de la promesa que perduró en el tiempo.
Si bien su apellido es muy común, ellos se salen de la regla porque sus reuniones familiares son eventos sociales multitudinarios. Hace algunos años llegaron a ser 280 reunidos en un salón, según contó Dora en diálogo con Diario RÍO NEGRO.

Ella es una de las trece nietas vivas de Don Genaro Fernández y Antonia Prieto; de los primeros inmigrantes españoles en llegar a Roca. Hoy vive para mantener encendida la llama de la familia y sobre todo, la voluntad de su abuela Antonia, que se quedó viuda tras la muerte de su esposo en 1943.
“Ahí empezó la tradición, a partir de ese año todos los años se reunía (la familia). Cuando éramos chiquitos se reunían mis tíos y primos”, recordó y agregó: “Me acuerdo de las ganas que nuestros padres y tíos les ponían para la reunión, para ellos era sagrada, la reunión de la familia era como si vos te vas a casar, o tenés un cumpleaños de quince”, contó Dora.

Al igual que sus primos, “Nenucha” se siente hoy en la honorable tarea de reproducir la promesa familiar a sus nietos y a todas las nuevas generaciones y ramas de Fernández que hay desperdigadas el país.
“Somos Fernández algunos por parte de padre y otros por parte de madre”, contó su prima María Rosa Cerutti desde Cinco Saltos, también nieta de Don Genaro y Antonia.

De los hijos de los inmigrantes ya no queda ninguno vivo. El último murió a los 92 años, ahora solo quedan los nietos, la generación de Dora que fueron en total 36 y hoy quedan trece. Ellos son los encargados de hacer las “Fernandeadas” como le pusieron de nombre.
Los Fernández se reunieron este 2025 y fueron 150
A 74 años de aquella promesa, hoy siguen todos unidos construyendo un gigantesco árbol genealógico que no para de crecer. Este 25 de mayo, los Fernández llegaron desde distintos puntos del país para abrazarse y conocerse en Roca, para regar y abonar sus raíces.
Este año eligieron hacer patria en familia con un evento de más de 150 personas, unidas en parentesco. Con banderas argentinas y el himno nacional, iniciaron el encuentro en un salón del barrio Stefenelli de Roca.
En la actualidad el evento es organizado por un grupo de nueve personas que se autodenomina “comisión desorganizadora” y se encarga del salón, del menú, el sonido y toda la logística. Esta vez, llegaron familiares desde todo el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, Moquehue, Zapala, Bahía Blanca.

La organización del evento multitudinario implica hacer las invitaciones y comida para un batallón. Hay entrada, plato principal, postre, café y merienda comunitaria. También hacen actividades recreativas, bailan folclore, cantan, juegan a la taba, al fútbol, se cuentan anécdotas y se muestran fotos, para todas las edades.
“Uno se encarga de comprar los pollos, otro los chorizos, otro hace la ensalada”, contó Dora. Ella misma, con 81 años, hizo una bolsa y media de papas con 80 huevos duros para una ensalada, más 422 pizzetas para la entrada.
“Con este, calculamos que son 68 eventos que hemos realizado desde el primero. Llevamos un cuaderno, un libro de firmas, hacemos invitaciones, tenemos un escudo, ponemos una lámina con la foto de los abuelos y de todos los tíos”, explicó.

Los proyectos siguen: encontrarse cada año por lo menos una vez, conocerse y seguir fortaleciendo sus vínculos. “Estamos armando un árbol genealógico y un libro, y para fin de año vamos a tener un cortometraje”, adelantó Dora.
Es que ellos no son parientes solo por tener lazos sanguíneos comunes, sino por construir todos los días una identidad y mantenerla viva a través del tiempo, por generaciones.
Los Fernandez de tradición: breve historia de la familia
“Mi abuelo y mi abuela, Genaro Fernández y Antonia Prieto, vinieron de Buenos Aires y se establecieron en el Pueblo Viejo, con un bebé de seis meses (su primer hijo). Mi abuelo fue contratado por el Ejército para poner un almacén de ramos generales para abastecerlos, en 1886”, explicó Dora.

La historia de la familia tuvo su prueba de fuego años después cuando ocurrió la gran crecida del río que arrasó con el pueblo.
“Se refugiaron en la barda norte, durante casi un mes hasta que bajaron las aguas. Ellos ya tenían otro bebé, que tuvo meningitis. El padre de Stefenelli lo curó en baños de agua fría y caliente, y lo salvó”, contó Dora. La pareja tuvo 15 hijos en total, pero uno de ellos falleció de bebé.

Dora cuenta que su abuelo Genaro fue como un «héroe ignorado» ya que tuvo un rol trascendental en la gran inundación.
«Había una enfermería, frente a la estación de Stefenelli donde estaba la comandancia del Ejército», dice, con el recuerdo intacto de la historia transmitida por generaciones, como si ella misma lo hubiera vivido.

Cuenta que en medio de ese caos, había soldados enfermos. «Los dejaron abandonados ahí en la enfermería (…) entonces mi abuelo Genaro, con el agua hasta la cintura, con una chata, hasta que no sacó el último soldado de ahí no volvió. Hay una poesía que se llama El héroe ignorado, que cuenta toda esta historia», relató la mujer.
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