Los incendios en Bariloche estuvieron «bajo control» este verano

Las campañas de prevención tuvieron sus frutos. Los focos fueron ínfimos comparados a otras temporadas y mejoró la tarea con mejor equipamiento, pero faltan brigadistas.

A pesar de los pronósticos que circularon entre octubre y diciembre, los incendios forestales registrados esta temporada en Bariloche se mantuvieron en niveles ínfimos respecto de años anteriores y los responsables del Splif lo atribuyeron a la insistencia de las campañas preventivas y a una “mejor conducta” de la población.

También el parque nacional Nahuel Huapi, con epicentro en esta ciudad, puede mostrar a esta altura del año un balance más que positivo si se lo compara con el verano anterior, cuando el área protegida sufrió el mayor incendio de su historia, que afectó más de 8.400 hectáreas en el entorno de los lagos Martin y Steffen.

El jefe local del Splif (el servicio contra incendios de la provincia de Río Negro), Orlando Báez, dijo que los resultados alcanzados se debe “al profundo trabajo de prevención, las reuniones con las juntas vecinales y las campañas con los medios de prensa” para machacar con el cuidado en el manejo del fuego..

“Hay un cambio visible de comportamiento en las costas de los ríos, las áreas de acampe -aseguró Báez-. Hay mucha gente que sale, cada vez más, pero lo usual ahora es la vianda seca, ya se ven mucho menos los asados que eran tan tradicionales”.

Los fogones mal apagados suelen ser la principal causas de incendios en zonas de bosque nativo y por eso la comunicación preventiva lo pone siempre como principal recomendación. También las quemas de residuos forestales tienen temporadas muy estrictas, con prohibición total a partir de octubre y multas a los infractores.

Helicópteros y aviones hidrantes trabajaron este verano para combatir incendios forestales en la cordillera. Foto: Archivo

Báez dijo que este año han tenido incendios menores. Uno en la zona de Ñirihuau, otro que generó fuerte alarma en cercanías de la planta de Invap (una tarde de fuerte viento) y algunos focos en Los Coihues, donde la gente acampa y prende fogatas a orillas del arroyo Ñireco.

“Ibamos a tener fuegos violentos, y eso en parte se cumplió, porque vimos el comportamiento en el terreno. Pero no han tomado magnitud, y también bajaron en cantidad”, dijo Báez. Lo atribuyó en buena medida a la efectividad de las recorridas que realiza el personal. Porque cuando hay jornadas de calor, viento y baja humedad “vuelcan” los móviles a los lugares que consideran riesgosos y no se quedan a esperar avisos de humo.

Esa alerta permanente permite disponer los valorados “ataques rápidos”, que evitan daños mayores. Igual Báez consideró importante transmitir la consigna de que la temporada sigue y “no hay que bajar la guardia”.


Daños acotados


Según el balance elaborado por el Splif, entre el 1 de octubre y el 28 de febrero se produjeron 125 “intervenciones” de los bomberos forestales de ese cuerpo en incendios que afectaron apenas 16,3 hectáreas. El año anterior en el mismo período fueron 105 intervenciones y 100,1 las hectáreas incendiadas.

Este resultado se logró a pesar de la fuertísima sequía que afecta a la región. El mismo reporte precisa que el año pasado, en los cinco meses críticos, llovieron en Bariloche 128 milímetros y este año solo 54,6 milímetros.

En el parque Nahuel Huapi los números también son auspiciosos. El informe general da cuenta de que el cuerpo especializado de combatientes de incendios tuvo solo 8 intervenciones de “supresión”, con 2 hectáreas afectadas. Un saldo imposible de comparar con lo ocurrido el año anterior, cuando solo el incendio de lago Martin (provocado por una tormenta eléctrica) duró más de tres meses y devastó 8.400 hectáreas, según recordó el jefe de Incendios, Comunicaciones y Emergencias del PNNH, Luis Montti.

“Se trabajó mucho con las instituciones y eso da resultados”, explicó Montti. Dijo que por ejemplo en el área de La Angostura fue importante la colaboración de bomberos y del servicio provincial de Neuquén (Alpa) para el “ataque rápido”, antes de que llegue el personal de Parques. “Estamos bien pero igual no nos relajamos”, aseguró el responsable del ICE.

Dijo que las tormentas con rayos son cada vez más comunes y este año hubo una muy intensa en enero. En ese caso ordenó sobrevuelos de vigilancia en las dos días siguientes para detectar cualquier posible foco.

En noviembre pasado, cuando se impuso la prohibición de quemas controladas, Báez dijo que se avecinaba una temporada “compleja”, que demandaría reforzar el equipamiento y el personal, porque la acumulación de sequías registradas a lo largo de varios años “no se compensan con un invierno nevador”.

Dos meses después, a comienzos de enero, aseguró que el índice de riesgo de incendios en esos días era “extremo”, con temperaturas más elevadas que el promedio y el vaticinio de que en enero y febrero se produciría el período más crítico, debido a la alta afluencia de visitantes y a la gran cantidad de combustible sobre el terreno.

Báez dijo ayer que esos incendios de importancia para los que se preparaban finalmente no ocurrieron, al menos en Bariloche y su zona circundante. Pero sí hubo incendios grandes al norte de Chubut y en el parque Los Alerces.

Montti también subrayó que en la región lo más preocupante fueron los incendios de Los Alerces, Cholila y El Pedregoso, mientras que Bariloche y el parque Nahuel Huapi permanecieron a salvo, con algunos focos menores en Mascardi, Ragintuco y lago Espejo.


La importancia del helicóptero de 10.000 litros


Una diferencia cualitativa central registrada este año en relación con la estructura de combate de incendios fue el alquiler de un helicóptero Chinook, aportado por el gobierno nacional, cuya capacidad operativa resultó determinante en el primer abordaje de varios incendios.

El helicóptero Chinook tiene capacidad para arrojar 10.000 litros de agua. Foto: Archivo

Esa aeronave tiene capacidad de transportar y descargar 10 mil litros de agua de una sola vez. Báez dijo que “se demostró que es muy útil en los incendios estrictamente forestales”, aunque “no sirve para los de interfase”, es decir donde hay viviendas u otras infrestructuras amenazadas.

El Chinook carga casi 10 veces más que otros pequeños helicópteros con los que trabajaban los brigadistas hasta ahora, cuyos baldes cargan entre 700 y 1.100 litros. Báez dijo que los lanzamientos del nuevo helicóptero permiten sofocar el fuego en un primer ataque para permitir el trabajo inmediato del personal en tierra. Esa combinación resultó muy eficiente, según explicó.

Dijo también que se justificaría de sobra que el gobierno nacional lo vuelva a alquilar aunque, como trascendió, el costo del Chinook triplica el de otras aeronaves. Montti también destacó el desempeño del Chinook, que “fue muy importante en la detención” de los incendios declarados.

Señaló que años atrás también dispusieron de un Chinook que no fue tan útil porque “tenía lingas cortas y debía acercarse mucho para los disparos de agua, lo cual avivava el fuego por acción de los rotores. Este año con el simple recaudo de tener lingas largas, trabajó mucho mejor.

El jefe del Splif dijo que la estrategia desplegada les permitió llegar sin demora a incendios “como el que se desató en enero frente a las cabañas Nahuel Hue, que quemó muy rápido y afectó una superficie de 180 por 80 metros”, pero fue controlado gracias al ataque inmediato.


Los recursos y las demandas


En materia de recursos, el Splif cuenta actualmente en Bariloche con seis camionetas livianas, tres autobombas, un camión de logística y un cuatriciclo. Báez dijo que están en planes para sumar otra camioneta nueva por una compra provincial y una más aportada por Nación.

Señaló que lo más alarmante es la escasez de personal, ya que hoy necesitarían como mínimo 15 brigadistas más, de ser posible jóvenes y con capacidad de salir al terreno, porque la edad promedio del personal del Splif supera los 40 años.

Pero las incorporaciones se demoran mucho. Desde Gobierno les dicen que no hay presupuesto, reconoció Báez, aunque ven que “en otras áreas de la administración siguen ingresando”.

Hoy el Splif en Bariloche tiene 96 empleados, pero solo 56 aptos para la “línea de combate”. En otros momentos llegaron a ser 110, pero hubo bajas por jubilación o renuncia y no fueron reemplazados.

El jefe agregó que esas limitaciones tornan impensable la apertura de una nueva subcentral en Llao Llao, como está proyectado, y también dotar de personal permanente el puesto que tiene el Splif en Esandi y Circunvalación.

Sobre el equipamiento de ropa y herramientas Báez dijo que lo reciben “en cuentagotas” y que el principal problema es el freno a las importaciones. Señaló que recién ahora estarían a punto de recibir un lote de herramientas de mano que esperaron toda la temporada. Por las mismas trabas aduaneras y cambiarías resulta impensable incorporar nuevas autobombas y también conseguir repuestos para las que están en servicio.

En el ICE de Parques, según indicó Montti, también el personal es escaso. Hoy trabajan con 38 empleados, de los cuales 27 son “de línea”, de modo que por los francos obligatorios hay cuatro días por semana en los que tienen en servicio no más de 13 ó 14 brigadistas.

Otra preocupación compartida por los bomberos forestales de Parques Nacionales, los servicios provinciales y el SMNF es la jubilación anticipada, que debería salir por ley y está trabada en Diputados. Hace pocos días realizaron una protesta en El Bolsón, durante la Fiesta del Lúpulo, para insistir con ese reclamo.


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