Plaga en el sur de Río Negro: pulverizan los tucura sapo desde el aire, con drones
Río Negro y Chubut hicieron una prueba piloto en varios campos con un "tratamiento aéreo" que es más rápido y llega a lugares inaccesibles para los vehículos terrestres.
Durante dos jornadas, un dron sobrevoló campos del paraje Llama Niyeo, a 70 kilómetros al sur de Maquinchao, a fin de pulverizar los tucura sapo. Esa región padece una eclosión de saltamontes desde agosto. En noviembre se alcanzó el estallido poblacional que podría mantenerse hasta febrero, tal como advirtió el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Chubut transita el mismo problema con la plaga -que se reitera cada tres años-, pero en esta oportunidad, el gobierno de esa provincia decidió experimentar con la pulverización aérea, a través de drones. La prueba en el área de Cushamen, Teca y Leleque fue tan exitosa que el gobierno de Río Negro decidió imitar la prueba piloto en su territorio.
“En Llama Niyeo tenemos los focos activos de tucuras. El Ente de la Región Sur lleva adelante un plan de trabajo desde hace muchos años tratando de controlar la plaga porque, cada tres años, registramos un rebrote importante», resumió el ingeniero agrónomo Juan Carlos Escobar, subsecretario de Ganadería Ovina y Caprina en Río Negro.

Hasta ahora, todos los años se llevaban adelante pulverizaciones terrestres en camionetas con botalones, cuatriciclos o mochilas manuales. También se hacen zanjas para que caigan las tucuras. Este año, en cambio, se decidió experimentar con una pulverización aérea. Córdoba innovó con esa metodología el año pasado para controlar otra especie de langosta.
“El gobierno de Chubut contrató a una empresa de Trevelin para que hiciera un tratamiento aéreo en la zona afectada del Paralelo 42. Cuando nos anoticiamos, también nos contactamos con ellos para que pulvericen del lado de Río Negro. Se hizo un trabajo conjunto entre ambas provincias”, destacó Escobar.
El funcionario rionegrino advirtió que si bien los resultados son alentadores, todavía se desconoce si la prueba piloto funcionó o no. “Hubiese sido mucho más eficiente en agosto o septiembre cuando recién eclosionan los huevos, en los estadios más tempranos. Pero en ese momento, no conocíamos esta posibilidad”, dijo.

Escobar consideró que este tipo de pulverización implica “menos trabajo para el productor y es más rápido”. “Con los drones, se puede llegar a lugares inaccesibles con vehículos. De todos modos, se requieren caminos rurales en condiciones porque el dron tiene una autonomía de dos kilómetros”, resaltó.
Escobar mencionó otro inconveniente: la tucura representa un problema en 16 campos de Río Negro. Sin embargo, solo dos productores lograron organizarse para poner en práctica esta metodología de control. “Muchos no se involucraron. De esta forma, no contábamos con caminos de acceso para esos lugares. Si queremos controlar la plaga, debe haber un trabajo conjunto entre los productores, las instituciones y los gobiernos. Porque es el productor quien conoce las áreas afectadas y, encontrás muchas tranqueras con candados”, lamentó.
A qué altura vuelan los drones
El dron tiene una capacidad de carga de 50 litros de solución y cuenta con dos kilómetros de autonomía. Vuela a 4 metros de altura de la superficie y arroja gotas de entre 350 y 500 micrones.
“Es la primera experiencia para el control de la tucura en Chubut y Río Negro. Ya hay experiencias en agricultura para la fertilización y la siembra de alfalfa, pero para zonas extensivas es la primera vez que se usa. Algo, sin dudas, muy novedoso”, subrayó Escobar que destacó que los resultados fueron positivos ya que una vez que se pulverizaba, los saltamontes «caían» de inmediato.

En Río Negro se pulverizaron 100 hectáreas, una superficie ínfima, ya que solo dos productores se sumaron a la logística. “Sabemos que la prueba piloto se implementó de manera tardía, pero valió la pena para conocer cómo funciona para sacarle el jugo”, consideró.
El costo de la pulverización a través de drones fue de 30 dólares por hectárea asumido por el Ministerio de Desarrollo Económico de Productivo de Río Negro; mientras que el producto tiene un valor de 8 dólares por hectárea (se arroja 100 centímetros cúbicos por hectárea).
No importa la topografía
La posibilidad de volar el dron depende del clima: “No debe haber viento, se requiere buena temperatura y alta humedad para evitar que el producto se evapore en el aire. Solemos trabajar a 4 metros de altura, a una velocidad de 30 kilómetros por hora, con una gota de 300 a 500 micrones. Para la tucura, solemos rociar 15 litros por hectárea del total del líquido”, detalló Ricardo Green, responsable de la empresa vinculada a energías renovables. Aclaró que se emplea la droga Lamda Cialotrina, a razón de 100 centímetros cúbicos por hectárea, «la cantidad recomendada por Senasa».
Green destacó la ventaja de llegar a “cualquier tipo de topografía, sin importar las pendientes, que haya zanjas o mucho pedrero. Este insecto está esparcido por todos lados y abundan los lugares a los que no se puede acceder con la pulverización terrestre”.
“En este momento -expresó-, estamos recorriendo Alto Río Senger, afectado por otra variedad de tucura voladora a fin de analizar si se puede hacer un control de la población”.

Durante dos jornadas, un dron sobrevoló campos del paraje Llama Niyeo, a 70 kilómetros al sur de Maquinchao, a fin de pulverizar los tucura sapo. Esa región padece una eclosión de saltamontes desde agosto. En noviembre se alcanzó el estallido poblacional que podría mantenerse hasta febrero, tal como advirtió el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
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