Terror, ficción y videoclips en Cinco Saltos: llega el festival de cine internacional a la ciudad de las brujas

Será del 20 al 23 de marzo. Se recibieron más de 700 producciones de todo el mundo. Participan países como México, Brasil, Vietnam y España.

El pueblo entero parece transformarse cuando llega el festival La Picasa. Desde temprano, en el Cine Español se revisan los últimos detalles: las butacas impecables, las luces ajustadas, y el proyector listo para dar vida a las historias. En la estación de tren, un grupo instala una pantalla gigante mientras algunos se acercan a preguntar por la programación. Los bares, que también participan de este evento, se llenan de carteles y ajustan sus espacios para recibir al público. Así es como Cinco Saltos se prepara para cuatro días donde el cine se vuelve el gran protagonista de esta aventura.

Este año, del 20 al 23 de marzo, la ciudad se prepara para convertirse nuevamente en el epicentro del cine independiente con la sexta edición del Festival Internacional de Cine. Este evento, que comenzó a gestarse en 2017, creció hasta consolidarse como un espacio diverso y festivo para la exhibición de cortometrajes de todo el mundo.

“Soy de Cinco Saltos, criado acá desde los años 90, y aunque por cosas de la vida, ahora vivo en Buenos Aires, siempre vuelvo. Este festival es una manera de conectar con mi ciudad y con el cine”, explica Iván Iannamico, uno de los organizadores.

El festival se distingue por su amplitud de categorías, que incluye ficción internacional, ficción nacional, ficción patagónica, documental, animación, terror y videoclip. Sobre esta última, se destaca que “es una categoría nueva» que se estrenó el año pasado, donde las bandas tocan en vivo y presentan su videoclip en competencia. «Es una experiencia única», asegura Iannamico.

La categoría de terror también tiene un lugar especial. Es que “Cinco Saltos es conocida como la ciudad con más brujas del mundo», por esto «era imposible que no incluyéramos terror en el festival”, comenta el organizador.

Es la sexta edición del festival. Foto: Gentileza.

Además, la categoría de cine erótico ha ganado adeptos. Al principio generó dudas incluir esta sección, sin embargo, Iannamico notó que la gente «se está prestando a abrir el juego desde lo cultural». «Metimos este género y finalmente funcionó muy bien», reconoce.

La diversidad de género y derechos humanos también son un pilar fundamental en este festival. Los organizadores notaron que existe una necesidad de contar historias sobre estos temas. «Son temáticas que creíamos saldadas, pero la verdad es que a nivel global, están más vigentes que nunca».

«El festival es político», es lo que suelen decirle al organizador. «Obvio que es político, no es partidario, que es otra cosa», responde Iannamico que tiene bien en claro que «cualquier actividad cultural es política».

Esta edición marca un récord de inscripciones con 750 cortos provenientes de más de 55 países. “Es una locura. Vemos producciones de lugares como Vietnam, España y México, que tienen sistemas de realización increíbles”, destaca Iannamico.

Esta diversidad es lo que no solo busca proyectarse en el festival, sino que espera que abra espacios de intercambio entre realizadores y público.

Entre las propuestas destacadas está el concurso de 48 horas, donde los participantes deben realizar un corto en dos días. Este formato, que cumple su segundo año, genera gran expectativa por su dinamismo y creatividad. “Es una actividad desafiante y divertida. Ver el resultado final es emocionante, porque los participantes logran cosas increíbles en tan poco tiempo”.

Las estatuillas del festival La Picasa. Foto: Gentileza.

Además, el festival ha servido como plataforma para que realizadores locales e internacionales conecten. “Hemos tenido la suerte de recibir cineastas de Brasil, Chile, Perú, Ecuador y de distintas provincias argentinas, desde Tierra del Fuego hasta Salta. Esto nos permite intercambiar experiencias y enriquecer el festival”, subrayó Iannamico.

El festival también incluye eventos pagos, como los shows de bandas en vivo, pero el acceso a las proyecciones y actividades principales es libre y gratuito. “Queremos que el cine sea un espacio accesible para todos”. El bono contribución para eventos especiales ronda los $2.000, un precio simbólico para sostener la calidad del festival.

El festival es autogestivo, pero cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la provincia de Río Negro. “Tenemos que agradecer porque siempre apostaron por el festival, desde lo económico hasta con el cine móvil, que nos permite llevar pantallas a toda la provincia”.

A pesar de esto, también reconocen la falta de respaldo a nivel nacional. “Es un problema que compartimos todos los festivales: hay cada vez menos presupuesto. Pero seguimos adelante».

Lo interesante del festival es que a nivel local, utiliza múltiples espacios de la ciudad. Además de la sala del Cine Español, orgullo de Cinco Saltos, también se instalan pantallas en bares, estaciones de tren y otros lugares públicos.

“La idea es abrir el juego y que el cine llegue a toda la comunidad”, comentan. “Hemos proyectado en lugares como bares o incluso en medio de la estación de tren. El cine no tiene por qué quedarse encerrado en una sala tradicional”, explica el organizador, destacando la importancia de democratizar el acceso al arte.

Hay actividades en toda la ciudad. Foto: Gentileza.

Cinco Saltos abre sus puertas al mundo y se reafirma como un punto de encuentro para creadores y espectadores. Este festival no solo celebra el arte del cine, sino que también busca generar un impacto profundo en quienes participan.

Con el 24 de marzo como telón de fondo, el festival se alinea también con la memoria y la reflexión. “No podíamos ignorar esta fecha tan significativa para los argentinos. Queremos que el festival también sea un espacio para pensar y dialogar sobre nuestra historia”.

Sin lugar a dudas, el Festival Internacional de Cine La Picasa es mucho más que un evento cultural: es una invitación a celebrar la creatividad, la diversidad y el poder del arte para contar historias que atraviesan a todos.


El pueblo entero parece transformarse cuando llega el festival La Picasa. Desde temprano, en el Cine Español se revisan los últimos detalles: las butacas impecables, las luces ajustadas, y el proyector listo para dar vida a las historias. En la estación de tren, un grupo instala una pantalla gigante mientras algunos se acercan a preguntar por la programación. Los bares, que también participan de este evento, se llenan de carteles y ajustan sus espacios para recibir al público. Así es como Cinco Saltos se prepara para cuatro días donde el cine se vuelve el gran protagonista de esta aventura.

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