Trabajadores del cerro Catedral forzaron el cierre del complejo por la muerte de un operario

La empresa reintegró el dinero del pase a todos los que lo había contratado.

Una conmoción general y numerosas expresiones de enojo se extendieron hoy entre los trabajadores de la empresa Catedral Alta Patagonia cuando poco después del inicio de la jornada laboral corrió a lo largo de toda la montaña la noticia sobre el grave accidente que le costó la muerte a Germán Cofián, un operario jefe de la aerosilla Cóndor II.

Si bien esa línea de medios de elevación, ubicada en el sector norte del complejo, quedó paralizada de inmediato, el resto siguió en funcionamiento y los esquiadores y snowbordistas comenzaron a subir hacia las pistas. Pero a media mañana los trabajadores comprobaron que era imposible continuar así y exigieron el cierre completo.

El público comenzó a bajar hacia la base, a pesar de que se trataba de una jornada inmejorable para aprovechar la nieve, y no hubo quejas ante la decisión de extender el duelo por el fallecimiento del trabajador. La voluntad del sindicato de comercio es que la medida se mantenga mañana y hasta que estén claras “las mejoras en las medidas de seguridad”.

Entre los esquiadores y peatones que habían llegado dispuestos a aprovechar lo que para muchos era el último día en Catedral se generalizó primero el desconcierto, pero luego entendieron la gravedad de la situación. A la vista de que no habría actividad durante toda la jornada, comenzaron a reclamar la devolución de lo abonado a la concesionaria Capsa para acceder a la montaña. El pase diario cuesta 10 mil pesos.

Largas filas se formaron para reclamar la devolución del dinero del pase (Foto: Marcelo Martínez)

Algunos turistas habían obtenido “flexipass” por más días y pedían el reintegro completo, pero Capsa solo resolvió compensar el importe por la jornada. Si el cliente había decidido no usar el pase múltiple le decían que la única opción era garantizarle “un crédito para el año que viene”.

Los trabajadores comenzaron a concentrarse en la estación inferior de la telecabina Amancay, a la espera de una asamblea para evaluar los pasos a seguir.

El delegado sindical Carlos Catrimán trabaja desde hace 35 años en Catedral, pasó por distintos roles y hoy es patrullero. Le dijo a este medio que llegó al lugar del accidente instantes después de ocurrido y pudo ver a su compañero con la pierna izquierda seccionada por completo a la altura de la rodilla y la derecha unida solo “por algunos tejidos”.

Dijo que Cofián “al parecer estaba ayudando a ubicar una barra de seguridad, que no es su tarea específica, y alguien dio marcha al medio cuando él estaba todavía ahí”.

El secretario general de AEC Bariloche, Wálter Cortés, dijo que el trabajador fallecido “no era la persona idónea” para cumplir esa tarea, pero “en el cerro funciona todo así, faltan medidas de seguridad y no hay protocolos”. Aseguró que el gremio lo advierte “desde hace tiempo” y formó parte de los reclamos que formularon esta semana con varias protestas sobre la ruta, donde exigieron también un plus salarial de 50 mil pesos.

Según Cortés, lo ocurrido hoy “es similar a lo que pasó hace dos años con Mario Ruiz”, el experimentado jefe de patrulla que murió al ser alcanzado por una avalancha.

“Mirá como están los patrulleros, con camperas de hace cuatro años, con borceguíes rotos, esquíes alquilados y sin mantenimiento”, dijo el dirigente.

La postura del gremio es mantener el centro de esquí paralizado por lo menos una jornada más y hasta que la empresa ajuste las condiciones de seguridad.

La seguridad, un problema

Catrimán señaló que la seguridad tienen muchas deficiencias y hay casos que no trascienden, como “el de hace 20 días con un compañero que trabaja con la generación de nieve artificial y se tragó de noche un cable del malacate de un pisanieves, en Princesa II. Le quedó la cara desfigurada. Fue una suerte no haber tenido ese día otra muerte”.

Otro delegado sindical en el cerro, Victor Montesino, dijo que esperan más precisiones sobre el incidente de hoy porque “bien, bien, nadie sabe lo que ocurrió”. Dijo que Cofián era muy querido por todos y “muy responsable y comprometido con el laburo”. Afirmó que la empresa en plena temporada tiene “unos 450 trabajadores” en todo el cerro.

Cortés dijo que el área “es enorme, son miles de hectáreas, y así como invierten tanto, y está muy bien, tienen que pensar un poco más en la gente. Preguntarse por qué un operario de medios tiene que hacer tareas de mantenimiento”.

Criticó que la empresa traiga “gente de afuera, que no conoce la montaña”. Uno de los delegados apuntó que “hay franceses trabajando con las máquinas” y se dificulta la comunicación con ellos por el idioma, lo cual también conspira contra la seguridad.

“Toda la puesta en escena es muy linda, celebramos las mejoras, pero la gente no es lo último -dijo Cortés-. Cada trabajador tiene que tener su tarea clara y estar bien equipado, pero acá no tienen ropa, no tienen calzado. Tampoco hay agua ni baños en todos los puestos, como corresponde. Hay que cuidar el recurso y lo más importante es el trabajador”.

La mayoría de de los empleados de Capsa permanecían inactivos pasado el mediodía, pero a otros, también se los vio trabajar a destajo para asesorar a los miles de visitantes (con alta proporción de brasileños), que con sus esquíes al hombro y el casco puesto preguntaban qué hacer. Lo mayoría se dirigían a las boleterías, donde se armaron colas de interesados en recuperar el importe de su pase.


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