Un desperfecto eléctrico en el paso Samoré obligó a cerrar el tráfico internacional

Desde el centro de frontera argumentaron que la temporada “durísima” de trabajo que tuvieron entre enero y febrero, sumada a la intensa demanda de Semana Santa, puso el sistema de atención al límite.

Un cortocircuito dejó fuera de juego el sistema de provisión eléctrica en el resguardo argentino del paso internacional Samoré, que permaneció cerrado toda la jornada del miércoles. Desde ayer operó en forma normal, pero todavía se necesitan algunos trabajos para completar las reparaciones.

Según confirmó el personal del Centro de Frontera que administra el complejo, en la madrugada del miércoles se produjo un desperfecto inesperado que impidió energizar las instalaciones. Hubo cables que se quemaron y rotura de equipos cuya reposición se complicó, porque un repuesto que resultaba indispensable no se hallaba en La Angostura y debieron esperar su envío desde Neuquén.

Esa demora de casi cinco horas, más lo que llevarían los trabajos, llevó a las autoridades a comunicar ya en la mañana del miércoles que la circulación de vehículos y personas estaría cerrado por toda la jornada, en acuerdo con los organismos fronterizos chilenos. Buscaron darle la máxima difusión para que la gente no se dirija al paso.

Los camioneros permanecieron en el lugar a la espera de la reapertura (como cada vez que ocurren cortes, por ejemplo por tormentas de nieve) y los automovilistas que habían ido a primera hora hasta Samoré debieron volverse sin poder cruzar. Sólo se hizo excepciones para algunos traslados de ganado.

La fuente consultada informó que el tránsito no es muy abundante en estos días y por eso el perjuicio no fue mayor. Explicó que en el verano y en Semana Santa hubo jornadas de hasta 8.000 y 9.000 personas, y la atención debió prolongarse a veces hasta las 23.30. Pero en un día de semana en esta época del año pasan por Samoré unas 1.200 personas en promedio.

El empleado del Centro de Frontera señaló que justamente la temporada “durísima” de trabajo que tuvieron entre enero y febrero, sumada a la intensa demanda de Semana Santa, puso el sistema de atención al límite. Entre otras cosas, esa afluencia masiva provocó el colapso de los baños, y también impidió realizar los mantenimientos de rutina para evitar imprevistos como el del miércoles.

El asentamiento fronterizo -donde trabajan organismos como Aduanas, Migraciones, Senasa y Gendarmería- no tiene interconexión eléctrica con La Angostura y se abastece con tres generadores, dos a gas y uno a gasoil. Está previsto que esos equipos sirvan de reaseguro unos de los otros, pero en este caso fue inútil contar con ese recaudo porque el corticircuito inutilizó la red de distribución eléctrica.

A la tarde del miércoles los operarios ya habían devuelto la luz a todas las dependencias, como para empezar a trabajar, y el jueves a las 8 pudieron reabrir al público. Pero todavía faltan algunos trabajos complementarios, por lo cual ayer se dispuso un cierre anticipado a las 18 -en lugar de las 19-, para “contar al menos con 40 minutos de luz natural” que facilite las tareas, según indicó la fuente.

Desde mañana el complejo volverá a permanecer abierto hasta las 19, mientras las autoridades no impongan el horario de invierno (a las 18) con el correspondiente aviso previo.

En la oficina local de Migraciones recibieron muchas consultas sobre la situación en Samoré, el alcance del cierre y los horarios de atención provisorios, para no viajar de modo inútil hasta la frontera. El paso Samoré es el más transitado de la Patagonia y el segundo del país, en el flujo de cargas y de turismo entre Argentina y Chile.


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