Video | Ñandúes y charitos se dejan ver en el Camino de la Costa y emocionan a turistas y vecinos

Quienes recorren el Camino de la Costa, aprenden rápido que no todo es mar y acantilados. A veces, entre los pastizales, aparece una escena que obliga a bajar la velocidad: un ñandú avanzando con paso firme, y detrás, alineados como si fuera una clase en movimiento, los charitos que apenas levantan vuelo del suelo pero ya imitan cada movimiento del adulto.

El ñandú es una de las aves terrestres más grandes de Argentina. Puede medir hasta 1,50 metros y alcanzar velocidades cercanas a los 60 km/h. No vuela, pero despliega las alas para ganar impulso y maniobrar mientras corre. Es una especie social y, durante la temporada reproductiva, el rol del macho se vuelve central: las hembras ponen los huevos y son ellos quienes arman el nido, los incuban y, una vez que nacen, guían y protegen a los charitos.

Entre octubre, noviembre y diciembre es habitual verlos con sus crías. Los adultos los conducen en grupos compactos, en busca de alimento. Se nutren de flores y de plantas nativas, y encuentran en las banquinas un atractivo adicional: allí la vegetación es más blanda que en el monte, lo que explica por qué suelen desplazarse cerca —y a veces sobre— la ruta, explicó Neri Maidana, coordinador del Área Natural Protegida.

Esta conducta los expone y vuelve imprescindible la precaución. «Suelen cruzarse de las rutas por eso la necesidad de generar concientización con respecto a las rutas y andar despacio en el área protegida, agregó Maidana, quien recordó además que la especie está protegida.


Dónde se los ve en Río Negro


Consultado por Diario RÍO NEGRO, el subsecretario de Fauna Silvestre de Río Negro, Roberto Espósito, explicó que, «hoy no existe un relevamiento actualizado sobre la cantidad de ejemplares, pero sí registros claros sobre su distribución».

Su presencia se extiende desde los departamentos Adolfo Alsina y Bahía de San Antonio —incluyendo el Bajo del Gualicho y la reserva Cinco Chañares—, con registros también en Valcheta. Pueden observarse en el margen norte del río Negro, entre Conesa y Sauce Blanco, y en la costa marítima, especialmente en Punta Bermeja, donde habitan de manera permanente.

Un macho guía a los charitos en busca de alimento. En las banquinas encuentran vegetación más blanda. Foto: Diario RÍO NEGRO.

La zona noreste funciona como área de nidificación y residencia, y tanto la Bahía de San Antonio Oeste como El Cóndor están catalogadas como Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (AICAs).

Espósito recordó que entre 2010 y 2011, «la especie sufrió una fuerte presión de caza sumada a sequías, lo que retrajo su población». Hoy, sin embargo, se observan señales de recuperación: «Suelen verse grupos de entre 25 y 30 ejemplares. En época reproductiva, son los machos con los charos o crías nacidos de la temporada», agregó.


Conducir más despacio también salva fauna


La presencia de ñandúes está documentada tanto en la meseta como en sectores costeros de la provincia. Por eso, el funcionario subrayó la necesidad de «circular a baja velocidad en las rutas provinciales 1, 55 y 88, las más transitadas por quienes recorren el camino de la costa».

La especie es parte del paisaje característico de la costa rionegrina. Foto: Diario RÍO NEGRO.

Reducir la marcha no sólo previene accidentes: evita atropellamientos y disminuye el estrés sobre los animales, que corren de manera brusca y desordenada cuando sienten peligro.


¿Qué protección tiene el ñandú hoy?


Los lineamientos de conservación provienen de programas nacionales y «brindan lineamientos básicos para que el resto de las provincias acompañen, adhieran y potencien iniciativas particulares a la existencia actual», comentó Esposito.

Para el caso de el Ñandú, no hay programa Provincial, solo relevamientos parciales, y al ser
considerado como una especie «Casi Amenzada», hoy no esta habilitada su caza, explicó.

Señal de alerta para quienes conducen: reducir la velocidad evita atropellamientos y protege a la fauna local. Foto: Diario RÍO NEGRO.

Qué pueden hacer vecinos y turistas


Espósito resumió una serie de acciones simples —y clave— para ayudar a su conservación:

  • Reducir la velocidad en rutas y caminos costeros.
  • No acercarse a ejemplares heridos: observar a distancia y dar aviso a personal especializado.
  • No tocar los nidos ni extraer huevos.
  • No cazar ni utilizar partes del animal (carne, plumas, huevos), prácticas que persisten por costumbre rural pero que hoy están prohibidas por ley.

La aparición de ñandúes con charitos en el camino costero es una postal cada vez más frecuente. Admirarlos sin interferir y circular con prudencia puede marcar la diferencia para que sigan corriendo —rápidos, alertas— por los campos de la costa rionegrina.


Quienes recorren el Camino de la Costa, aprenden rápido que no todo es mar y acantilados. A veces, entre los pastizales, aparece una escena que obliga a bajar la velocidad: un ñandú avanzando con paso firme, y detrás, alineados como si fuera una clase en movimiento, los charitos que apenas levantan vuelo del suelo pero ya imitan cada movimiento del adulto.

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