Bariloche tiene precios de “alta temporada” todo el año

La inflación, la competencia de otros destinos y la alta demanda alteran las tarifas. El intendente manifestó su preocupación y ponen la mira en hoteles.

La metodología que solían aplicar en Bariloche los hoteles, cabañas y otros emprendimientos turísticos para determinar sus tarifas está en plena revisión en función de la inflación, la mirada de lo que salen otros destinos y la alta presión de la demanda, que ya no registra los tradicionales “picos” de temporada alta y las caídas consecuentes en otoño y primavera.

En el último tiempo la previsibilidad en materia de precios se rompió y empezaron a surgir quejas de algunos pasajeros sobre “lo caro que está Bariloche”, y por el desfase notorio en relación con lo que pagarían por el mismo servicio en otro centro turístico o aun en sus ciudades de origen.

El intendente Gustavo Gennuso dijo que le preocupa el tema y que lo sigue “permanentemente”. Opinó que el espiral de precios en materia turística tendrá un condicionamiento extra en lo inmediato “con el dólar para extranjeros” dispuesto por el gobierno nacional que, a su juicio, “va a ayudar para acotar algo las tarifas”.

Gennuso entendió que eso que algunos empezaron a caracterizar como “temporada única”, con demanda sostenida todo el año y sin recesos, no es un escenario exclusivo de Bariloche y deparó un “desborde de precios” de tono general, que torna compleja cualquier comparación. “Igual ahora estamos viendo qué pasa en la costa”, para definir una propuesta competitiva de Bariloche.

Según el intendente, con niveles de inflación como los actuales “no hay muchas referencias”. Dijo que existe una indicación a la Oficina Municipal de Defensa del Usuario y Consumidor (Omiduc) para que realice un seguimiento específico de tarifas hoteleras.

¿Lo habla con los empresarios? -le preguntó este diario.

-Sí, todo el tiempo. Claro, ellos tienen sus explicaciones. Te dicen que estuvieron mucho tiempo con los precios retenidos y que si uno hace la relación, están igual o por debajo de la inflación.

Días atrás, durante el último fin de semana largo, algunos testimonios de turistas tomados por este diario dieron cuenta del asombro ante ciertos precios exhorbitantes en gastronomía. Una turista dijo que les cobraron 27 mil pesos para degustar un plato de cordero con un vino y un agua saborizada, “sin entrada ni postre”.

El responsable de una agencia de viajes reconoció que Bariloche “no es un destino barato” y que la presencia de extranjeros tiende a empujar las tarifas hacia arriba, porque algunos se cuidan, pero otros “cambian 100 dólares como si nada”.

El dirigente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica, Martín Lago, dijo que la mutación que empezó a experimentar la plaza tiene que ver con “una demanda mucho más estable”, que se instaló luego de la pandemia.

Más estable y más alta, habría que especificar. El último reporte del Estimador Mensual de Actividad Económica en todo el país que difunde el Indec (correspondiente a septiembre) marca que, en un contexto de freno general, el rubro de Hotelería y Gastronomía lideró la tabla de los más prósperos con una suba interanual del 30.3%.

Los hoteles tienen un incremento de tarifas de un 100% entre el verano pasado y el que viene. Foto: Chino Leiva

Según Lago, que es titular de un hotel de tres estrellas ubicado en pleno centro, en su tarifario actual una habitación doble con desayuno cuesta 20.000 pesos y la misma comodidad para enero, la ofrece a 28.000 pesos.

Señaló que las temporadas con “crestas” y bajas marcadas de precios ya dejaron de existir. Y también las tarifas pactadas con mucha anticipación. “Antes para esta época ya tenías un anticipo tarifario del próximo invierno. Ahora lo máximo que podés reservar es una estadía en marzo o abril -explicó-. Para más adelante no hay precio”.

El estímulo de Nación

Lago dijo que, en los últimos dos años, condicionó mucho el programa Previaje instrumentado por Turismo de Nación para promover la actividad, y que generó mucho movimiento mediante promociones y descuentos, a un costo fiscal millonario. Dijo que este verano va a ser “el primero sin Previaje” luego de la crisis del Covid y a su juicio, servirá para ver qué tan sólido es el “boom” turístico, que movilizó a millones de argentinos en 2021 y 2022.

Dijo que la demanda “va a actuar de forma más pura y más natural” y a su entender se producirá una caída, que “en principio no se va a compensar con el turismo extranjero”, a pesar de su progresión ascendente.

“Vamos a ver que la demanda de viajeros nacionales se va a empezar a deprimir -vaticinó-. Y los extranjeros, aunque vean la oportunidad, no todos van a poder venir porque falta oferta de vuelos”.

Lago dijo que el sector se encamina a “establecer nuevas políticas tarifarias”, pero sin perder de vista que Bariloche, como ninguna otra localidad, “salvo tal vez Buenos Aires”, tiene una variedad enorme de alojamiento, en calidad y precios, para un rango amplio de consumidores. Consideró que ese abanico es imposible de encontrar en ciudades balnearias y en otros destinos cordilleranos.


Copiar a las aerolíneas


Explicó que los hoteles que se manejan “con estructuras profesionalizadas” apelan cada vez más al llamado “revenue management”, un método para fijar tarifas habitualmente empleado por las líneas aéreas, que se potenció con la comercialización por internet. “En una compañía aérea es común que entres a buscar pasajes y tengas dos y hasta tres tarifas distintas en el mismo día, porque se va adaptando todo el tiempo al volumen ofertado, la disponibilidad y los niveles de reserva -señaló Lago-. En los hoteles empieza a pasar lo mismo”.

Los cazadores de ofertas tienen allí un campo de lo más atractivo para la búsqueda, porque el mercado de alojamiento en Bariloche es enorme (casi 500 establecimientos, con unas 30 mil plazas habilitadas, sin contar las irregulares), una complejidad mucho mayor que la que pueden deparar tres o cuatro aerolíneas.

Refacciones y puesta a punto, la tarea de los hoteles antes de la temporada de verano. Foto: Chino Leiva

Así es como empiezan a perder sentido los “tarifarios” estandarizados que difunden las agencias, el Emprotur o la Secretaría municipal de Turismo. Hoy difunde un precio para hostels “desde 5.000 pesos por persona por noche” y tarifas de habitación “base doble” en hoteles de 1 y 2 estrellas entre los 24.000 y 30,000 pesos, para hoteles de 30 estrellas entre 28.000 y 39.000 pesos, cuatro estrellas entre 40.000 y 55.000 pesos y apart entre 30.000 y 37.000.

La Omiduc se abstiene de ejercer una vigilancia demasiado rigurosa sobre el tema porque no existe en hotelería nada parecido a “precios justos” o “precios cuidados” y la única regla que rige es la del mercado. Sí hay un control de la exhibición de tarifas de acuerdo a la ordenanza y a pedido de los regulares, tratan de poner el foco evitar la oferta de alojamientos no declarados.


Las tarifas subieron como la inflación, un 100% promedio


El cuadro de costos que cualquier empresario desbroza a diario para definir el precio de sus productos, tiene en materia hotelera detalles propios que son imposibles de obviar.

Martín Lago aseguró que, aun con sus vaivenes, las tarifas en Bariloche “acompañaron a la inflación”. En su caso, afirmó que la habitación que tenía el verano pasado a 14.200 pesos, este año costará 28.000. Casi un 100% más. Dijo que ese fue en promedio el aumento de costos y proveedores que le tocó enfrentar, y que “se traslada todo”. Reconoció que los haberes de los trabajadores (factor clave en una actividad con mano de obra intensiva como el turismo) se apartaron de esa regla. “Es verdad que la masa salarial es el único renglón de costos que no acompañó, hay que ser realista en esto. Pero está en vías de ajustarse y va a quedar en el 95% interanual”, afirmó.

Sobre la competitividad de Bariloche en relación con otros polos de atracción turística, el empresario dijo que no es posible comparar precios de manera directa. “Nosotros estamos muy lejos de los centros emisivos, el pasaje es más caro. Si venís en auto te lleva un día y medio. Pero al mismo tiempo tenemos una oferta muy diferenciada respecto de la costa, en excursiones, actividades, turismo de aventura y también en alojamientos -describió-. En la costa es mucho más acotado”.

Para completar el panorama, subrayó que Bariloche tiene en parte un perfil orientado al turismo extanjero y al mismo tiempo, busca ser accesible para el nacional, lo que obliga al prestador local a cuidarse de “no quedar muy fuera de rango, pero sin bastardear la oferta”.

Aclaró, de todos modos, que “el gran ordenador es la demanda”. Refirió que la inquietud por la volatilidad de las tarifas es “compartida” y que todo remite a “la inflación y su influencia diaria”. Reconoció que Bariloche atraviesa un buen momento general, aunque es incierto el número de turistas que recibe. Mientras las estadísticas oficiales del municipio (que no volvieron a difundirse desde la pandemia) siempre ubicaron la afluencia entre 600 mil y 700 mil por año, “hay mediciones de la UNRN y del Ministerio de Turismo que dan por superado el millón de turistas anuales”.

Lo mismo pasa con la oferta alojativa. Mientras las plazas “declaradas” no serían más de 33.000, Lago consideró que con la oferta informal, que circula por internet y tiene dinámica propia, esa cifra crece seguramente hasta los 50 mil lugares “entre casas y departamentos”.


Un esquema distinto para el turismo


Lago dijo que las herramientas que suelen tener otras empresas para cubrirse ante la inflación o los avatares del mercado cambiario no corren para el turismo.

Y lo explicó así: “Cuando uno no conoce sus costos reales se cubre, o retira oferta. Pero acá no es lo mismo. Cuando la inflación ya es de 100% anual o más, todo se empieza a comportar de otra forma. Nosotros no podemos stockear, como haría una fábrica. La habitación que no ocupé hoy no la recupero más, no la puedo retener para venderla después, cuando tenga certeza de reposición. Por eso puede ocurrir que algunos venden muy por abajo (del promedio) y otros muy por arriba. Es el problema de cubrirse ante costos inciertos. Esta realidad cambia mucho las condiciones del mercado y aunque el turismo atraviese un buen momento, lo que provoca es un freno de las inversiones. Compartimos la preocupación por los precios, pero no hemos tenido ninguna marcada de cancha de las autoridades. En definitiva, se sobreentiende que imperan las leyes del mercado”.


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