Sofocantes días de verano dedicados a dibujar

Serafín viste de negro. Siempre. Ésa es una de las máximas estéticas de este estupendo dibujante, historietista e ilustrador. Se vino a vivir hace unos años a Roca, donde colaboró con la revista “Chochán”, entre otros destacados trabajos editoriales. Pero desde las tapas de la revista dirigida por Lisandro Martínez Serafín sorprendió a su audiencia, que no esperaba que un talento de tal magnitud estuviera un poco entre sombras. Uno entiende este bajo perfil cuando por fin lo conoce en persona. A Serafín le gusta brillar por su arte antes que por cualquier otra cosa. Café por medio, en una tranquila tarde roquense de invierno conversa sobre el premio, su vida y “Reparador de sueños”. –¿Cómo fue el proceso de dibujar “Reparador de sueños”? –Fue un poco accidentado, porque yo estaba ocupado en varias cosas,. Al final se me vino la fecha encima y me tuve que tomar un mes para terminar el libro, dibujando de la mañana a la noche, todo el día. ¡En verano! Se concentró todo cuando ya tenía que entregar. –Debe haber influido en tu trazo… –Eso fue lo más interesante; creo que fue Sasturain el que me dijo que mis mejores líneas estaban al final del libro, cuando me vi mucho más apremiado por los tiempos, porque entonces me dediqué a dibujar sin tantos detalles, sólo buscaba encontrar lo esencial de la trama y el resultado es más limpio, menos complejo. –Se dice que en esos momentos difíciles es cuando aflora el genio. –Al principio me dediqué mucho al detalle, pero cuando ya tenía el reloj sobre la cabeza busqué más precisión, ir más directo al tema. –¿Qué sentiste cuando de pronto te encontraste con figuras del cómic mundial como Altuna o como Sasturain, un guionista y escritor ya legendario? –¡Oh! Para mí fue genial, pero lo más loco fue que Altuna y Sasturain, como todos los demás, me hablaron con excelente onda. Altuna es un tipo muy sencillo, me habló de la zona porque tiene amigos o familiares, fue lindo desde ese lugar y también poder tener la opinión de personas tan reconocidas. –La historieta, el cómic, no pasa por un gran momento y vos justo venís a nacer en esta época (risas)… –Es verdad, el cómic se mueve en Oriente, Europa… y ahora Europa atraviesa una crisis. Es difícil vender libros o tiras completas. Uno tiene que diversificarse, no queda otra: dar clases, ponerle el hombro y seguir haciendo esto que, al final, no es por plata aunque pueda llegar a serlo un día.


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