Soy Petu de Mareca: “Hacer arte al andar”

Nacida, criada y formada en Neuquén, transitó en paralelo los senderos del diseño y el arte visual hasta que los unió. Y lo que surgió fue una original estética que se puede ver y tocar.

P- En diez palabras (más o menos), ¿quién es Petu de Mareca?

R- Es Alicia en el País de las Maravillas y la Reina de Corazones. Es Juan Salvador Gaviota y el Grinch. Es Dr. Jeckyl y Mr. Hyde.

P- ¿Cuál fue la primera obra de arte de tu vida?

R- Lo más cercano a identificar una producción como obra fue una representación gráfica de líneas y sombras blancas sobre fondo negro con reducción de escala de la silla “Red Blue Chair”, de Gerrit Rietveld, para el taller de Muebles, cursando la carrera de diseño. De hecho, aún tengo las láminas colgadas en mi taller.

P- ¿Qué puerta abriste y allí estaba el arte?

R- Más que puertas serían caminos, porque son realidades que se van construyendo y deconstruyendo, causalidades y elecciones que nos van (corrijo, que vamos) direccionando. Una buena herramienta que personalmente intento aplicar es trabajar en un proceso de autoconocimiento y desprejuicio.

P- ¿Cómo definirías tu arte?

R- El diseño y el arte atraviesan todo lo que hago. Hasta que entendí eso, no la pasaba muy bien, intentando encorsetar a la obra por un lado y al diseño en paralelo. Al estar vinculada a ciertos materiales de la construcción y a través de una factura poco usual, logré una estética algo diferente, que aplico a ciertos objetos.

Me gusta descontextualizar objetos, incomodar con el extrañamiento, generar obras que sugieran, sin brindar demasiadas certezas. Son obras que proponen diferentes grados de acercamiento, hasta llegar al contacto.

P- ¿Y de qué hablamos cuando hablamos de arte contemporáneo?

R- De muchas cosas y con una velocidad y dinámica que asombran. Demanda cada vez más un nivel de lectura tanto formativa, como perceptiva. Entiendo que el arte contemporáneo interpela, brinda miradas que posibilitan la dialéctica, problematiza, es comunidad, como también es mercado, es demanda, transacción. Pero no deja de ser, para mí, un movimiento más dentro de la historia del arte. Ya hoy se habla de post contemporaneidad.

P- ¿Dónde podemos encontrarte en este momento?

R- Diciembre del 2018 me encontró con tres muestras colectivas; en Sala Saraco con “Campamento Inútil”, Sala Alberdi “Bajo el mismo cielo” y en el MNBA Neuquén, inaugurada en el marco de la muestra “Sala Propia”, una escultura de gran formato emplazada en el parque que quedará allí definitivamente. Veremos cómo me encuentra este 2019, por ahora tranquila.

P- ¿Una opinión acerca de “Sala Propia”, la muestra de artistas mujeres del MNBA Neuquén?

R- Creo que es muy sano sea cual fuera del ámbito que provenga, oír un reclamo que viene tomando cuerpo desde hace décadas (quizá quedándome corta) que tiene que ver con correr el eje de la mujer percibida objeto a mujer como valor y partícipe indispensable, en este caso, del escenario histórico del arte y la cultura, pero aplicable a cualquier contexto posible. El reconocimiento es pieza fundamental en, al menos, el inicio de una reparación, son siglos de naturalizar el demérito sólo por el género.


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