Opinión
El rasgo “cesarista” de desregular buena parte de la economía vía DNU solo esconde su debilidad parlamentaria, pero a la vez está respaldada en su legitimidad popular. Según el encuestador Giacobbe, más de 60% de la sociedad está dispuesta a aguantar seis meses. A partir de allí la necesidad de resultados será imprescindible.