Tengamos confianza

Diego Lo Tártaro*


Las elecciones PASO del 11 de agosto sorprendieron por su contundencia tanto a ganadores como perdedores por igual. ¿Que pueda revertirse este resultado? Es solo una especulación sin sustento cierto y real.

El resultado de esta elección confirmó que:

• El gobierno del presidente Macri a pesar de las grandes expectativas que generó resultó un fiasco inesperado, dado que su testarudez, su soberbia, su desapego por la palabra empeñada, su mendacidad e ineptitud fueron motivos más que suficientes para llevar al país a este estado de indefección en que nos encontramos. Solo la ceguera de los obsecuentes y de los rencorosos le permitió, pese a las advertencias que muchos le hicimos en cuanto a que estaba equivocando el camino, continuar su derrotero, sordo, con anteojeras y la necia altivez que lo caracterizó por la autopista que llevo al país a la bancarrota.

• Alberto Fernández, el eventual próximo presidente, con sus prudentes declaraciones y acciones está revalidando su reputación de político equilibrado, prudente, experimentado, firme en sus convicciones y con sentido común, que supo oportunamente decir no y retirarse como jefe de Gabinete cuando advirtió que Cristina Fernández desandaba el camino que había transitado su esposo Néstor Kirchner.

Si en octubre como todo hace prever resulta electo presidente, deberá con inteligencia, firmeza y en armonía dar cumplimiento estricto de los límites en las funciones que establece la Constitución a la vicepresidenta; de igual forma deberá tomar prudente y sana distancia de la Cámpora por todo lo que ella conlleva y significa.

Solo así podrá comenzar a encausar su presidencia y consecuentemente a la Nación por el sendero de la reconstrucción y la normalidad.

Nos aguardan tiempos muy difíciles, una vez más el destino nos enfrenta a nuestra endémica incapacidad, nuestra ininterrumpida involución y a la anomia que se apoderó del espíritu de lucha de los argentinos. Llevamos casi un siglo de ir desandando el camino que nos había marcado la pujante generación del 80, pasamos de ser para el mundo los ricos argentinos a ser para el mundo los mendicantes argentinos.

Alberto Fernández, el eventual próximo presidente, con sus prudentes declaraciones y acciones está revalidando su reputación de político equilibrado

Debemos reconstruir desde los cimientos la república, esta es una tarea hercúlea que demandará la colaboración y trabajo mancomunado de todos los argentinos de buena voluntad y decentes. Debemos desprendernos de todo aquello que tenga relación con el pasado y sepultarlo definitivamente, nuestras antiguas confrontaciones y antagonismos que nos transformaron en enemigos irreconciliables deben ser el motivo y el cimiento para nuestra reconciliación y unión.

Terminemos con peronistas y antiperonistas, con liberales y antiliberales, solo aceptemos ser argentinos.

Macri con su gradualismo convalidó los dichos de Hesíodo, el poeta griego del siglo VIII a. C., cuando decía: “El hombre que difiere su acción siempre andará luchando con su propia perdición”. Si Alberto Fernández resulta el elegido por el pueblo que no olvide este sabio consejo.

*Presidente de Iader


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