Un grupo de padres tomó un establecimiento con severas deficiencias

Un par de paredes amenaza con desplomarse y hay olor a cloacas.

NEUQUEN (AN).- Hay olor a cloaca a pesar de que los baños no están funcionando, buena parte de los vidrios está rota, un par de paredes amenaza con desplomarse, las cajas de luz lucen cables a la vista y la salida de emergencia está bloqueada.

«Esto no es nuevo, acá siempre es así, somos el último orejón del tarro, todo esto que le estamos mostrando está así desde hace mucho tiempo. Por eso las clases no van a empezar hasta las cosas se arreglen, esta escuela es un riesgo para los chicos», afirmó Daniel Capoduri, uno de los papás del medio centenar de chicos que concurren a la escuela 195 del barrio Gran Neuquén. Desde ayer los padres mantienen ocupado el establecimiento en virtud de las graves deficiencias edilicias y de un problema adicional: No hay agua por falta de presión y porque el motor que bombea hacia cisterna se quemó.

«Cuatro de mis chicos vinieron acá, y ahora tengo a los dos más chiquitos. Yo trabajo todo el día ¿Con qué tranquilidad voy a esta cuando en cualquier momento a mi hijo la puede pasar algo? Esta escuela es un desastre porque nunca se la reparó como se debe. Cuando llamamos al Consejo (de Educación) no vienen, y cuando vienen lo único que hacen es hacer parches porque no hay soluciones de fondo se quejó Anahí, una mujer de 43 años que asegura tener 15 hijos.

«A todos lo he cuidado bien y les he dado lo mejor… dejarlos en esta escuela así como está el edificio es poner en riesgo su vida. Así nomás se lo digo», fue elocuente Anahí en diálogo con este diario. El problema de los vidrios es permanente y son grupos de jóvenes del mismo barrio quienes se encargan de los destrozos. Los paredones y las defensas del establecimiento han sido violentadas y cualquier persona que lo proponga puede ingresar al patio o al playón de deportes. Los destrozos han llegado a tal punto que incluso hasta los vidrios de las puertas de los pasillos están rotos, y la mayoría no ha sido reemplazado por lo que los pedazos son riesgo inmediato para los vecinos.

A su lado, Ruth, que tiene una hija en la escuela, explicó que el año pasado «no hubo clases durante 51 días. ¿Sabe por qué? Porque no había agua. ¿Y sabe qué? Este año tampoco hay agua. Para colmo, con las cloacas tapadas, los chicos que se pueden agarrar cualquier cosa, una hepatitis o cualquier otra cosa más grave», siguió la mujer.

Así las cosas, los 512 alumnos que conforman la matrícula de la escuela 195 ayer no tuvieron clases. Entrada la tarde, no había noticias sobre alguna solución posible por parte del Consejo de Educación.

«Si hay un incendio, sin agua y sin salida de emergencia ¿cuál va a ser el destino de los chicos? ¿No hemos tenido demasiados ejemplos de lo que puede pasar?», preguntó Ruth. Ayer los docentes, la mayoría de los cuales comparte la postura de los padres, se mantuvieron en el edificio y cumplieron con los horarios. Los padres no tienen mucha expectativa en que el flamante cambio de autoridades pueda redundar en alguna solución a los problemas crónicos del establecimiento.

Nota asociada: Una veintena de escuelas neuquinas no empezó las clases por problemas edilicios

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