Un sitio a 135 km de Cipolletti que promete grandes dinosaurios 

Dieron con enormes huesos de carnívoro y herbívoros y restos fósiles de lagartos.

CIPOLLETTI.- “La Buitrera”, a unos 135 km al sur de Cipolletti, esconde debajo de unos imponentes macizos rojos un tesoro paleontológico impresionante. El equipo de estudiantes y paleontólogos que se instaló en el lugar a principios de mes, ya sacó a la luz restos fósiles de lagartos que sólo viven actualmente en Nueva Zelanda. Y un poco más allá, cerca de El Chocón, encontraron una pata de un terópodo que promete: sería el dinosaurio carnívoro más grande hallado en territorio rionegrino.

Armados de paciencia y bajo el intenso sol que azota el desierto, el equipo al frente de Sebastián Apesteguía prepara todo con sumo cuidado. Rescatan los huesos con maza, cortafierro, pico y pala; los lacan, los sellan y los dejan listos para el traslado. A algunos logran bajarlos con un sistema de poleas para llevarlos hasta el “campamento” que armaron en la base. A otros, esperan trasladarlos posiblemente en helicóptero para estudiarlos en Buenos Aires y luego dejarlos en exhibición en el museo de Cipolletti.

El hallazgo de los restos de los lagartos esfenodontes (Sphenodontia), fue muy destacado por Apesteguía. Si bien algunos fósiles ya se habían encontrado el año pasado, sólo tenían pedacitos de mandíbula. Ahora tienen siete cráneos. “La diferencia es terrible en cuanto al nivel de conocimiento que se puede lograr. La cantidad y calidad del hallazgo nos sorprendió”, dijo. Pero no sólo estos lagartos ni la pata del Terópodo causó interés. También la diversidad de restos fósiles, como el cráneo de un cocodrilo, dos vértebras y huesos accesorios de Saurópodos (dinosaurios herbívoros), y la placa dentaria de un “Dipnoos” (un pez pulmonado).

Los baquianos crecieron viendo estos huesos sin saber que eran de dinosaurios. “Para mí eran de algún caballo”, dijo Miguel Avelás (17), uno de los chicos del puesto de esas tierras que guió a los estudiosos hasta el lugar. Esto sucedió el año pasado.

Ayer, la experiencia fue única para más de uno que desconoce las riquezas de la margen sur. Cuatro camionetas con periodistas salieron por la mañana hacia este inhóspito lugar rionegrino. Primero hubo que pasar la balsa de la isla Jordán, y luego tomar el camino de tierra que conduce a Cerro Policía. Antes de llegar a este pueblo, llegó un desvío obligatorio hacia una serpenteante huella con subidas, bajadas, dunas y cientos de alpatacos y jarillas. Veinticinco kilómetros campo adentro apareció el campamento solventado por la Agencia Nacional de Ciencia y Tecnología y Nathional Geographic.

Por momentos sólo una persona podía pasar por este sendero hecho por el agua y el tiempo. Metros más adelante, se empezaron a ver las sogas y los modestos utensilios utilizados por los estudiantes y profesionales que están en el campamento. Allí estaba la gran vértebra del cuello de un saurópodo, que mide 1,20. Mucho más allá, se asentaba la “Hoyada de los Esfenodontes”, como bautizaron al lugar donde aparecieron los lagartos.

Estos hallazgos tienen su historia. Empezaron cuando Apesteguía y algunos estudiantes realizaron un relevamiento en el ‘98 por el departamento “El Cuy” buscando “afloramientos”. El año pasado recorrieron los alrededores de Cerro Policía, buscando, mirando, hablando con los lugareños, y tuvieron buenos resultados. La gente los guió.

Así fue como se comunicaron con la familia del puesto “Aguada El Tramposo”. En las 3.700 hectáreas que trabaja Raúl Avelás, empezaron a aparecer las grandes maravillas. Primero fueron sólo pedacitos rotos de huesos. Luego, en sectores más tranquilos, libres del efecto de un viejo río, afloraron las piezas completas. La expectativa es encontrar un “dino” entero.

Esfenodontes, nunca vistos en la Argentina

CIPOLLETTI .- Lo último que se conocía de los esfenodontes databa del Cretácico temprano. Había registros en Estados Unidos y en Sudáfrica.

Ahora, en la margen sur valletana, se encontraron restos de estos lagartos de la época del Cretácico Superior. “Se puede acortar el bache que había de más de 100 millones de años. Tenemos un conocimiento un poquito más cercano a la actualidad”, explicó uno de los paleontólogos. Por si fuera poco, es la primera vez que en Argentina se encuentran restos de estos ejemplares.

En realidad actualmente hay esfenodontes vivos, pero son muy distintos. Sólo se los ve en Nueva Zelanda y son carnívoros.

En cambio, los restos encontrados en la zona, permiten descubrir que los de aquí eran muy particulares. En primer lugar, eran herbívoros. Y enormes. No hay registros de ejemplares tan grandes en otros lugares. Estos miden más de un metro, cuando en ningún caso suelen pasar de los 20 ó 30 centímetros.

Hace más de 200 millones de años los esfenodontes vivían en distintos sitios del mundo. Fueron muy frecuentes en el Triácico. Después, no se sabe bien por qué, empezaron a desaparecer. Algunos dicen que fue por competencia con otros lagartos (los escamados, que son los actuales).

Los esfenodontes son considerados “fósiles vivientes” porque los actuales son muy parecidos a los que se encuentran en restos fósiles.

El equipo que trabaja en la zona de “La Buitrera” todavía no encontró ningún ejemplar entero. El año pasado halló muchos pedacitos de mandíbulas y en esta campaña encontró unos siete cráneos completos.

El hallazgo es muy valorado por el grupo de estudiosos porque permitirá avanzar mucho más en los estudios sobre estos ejemplares. “Sorprendentemente” del lado neuquino no apareció ningún Esfenodonte, cuando en la zona de “La Buitrera”, del lado rionegrino, “está lleno”.

El grupo de campo que se apostó en La Buitrera trabaja desde principios de mes y estará una semana más. Sebastián Apesteguía (30) es el responsable del equipo. Cursa el último año de paleontología y trabaja en el museo de Buenos Aires desde hace doce años. Siete personas lo acompañan, entre estudiantes y profesionales. 

Sueñan con un museo de sitio

CIPOLLETTI .- También generó expectativas un sitio cercano a El Chocón, donde hay muchos restos fósiles. Recientemente allí apareció el húmero y vestigios de otros huesos que pertenecerían a un herbívoro (por lo que se ve, sería un animal grande) y una pata de un terópodo. El propietario del campo, Francisco Violante, pretendería que se realice allí un “museo de sitio”.

Este sector se recorrió en horas de la tarde, con la presencia del intendente de El Chocón. Ya se habló de emprender nuevos trabajos de campo el año entrante. “El lugar es muy prometedor”, se informó.

En “La Buitrera”, en tanto, también aparecieron varias piezas de saurópodos: fémures de unos 2 metros, costillas, húmeros, dos vértebras cervicales de aproximadamente 1,20 mts. Pero no serían del mismo ejemplar porque hay disparidad de tamaños.

Los especialistas siguen sorprendidos y dicen que si bien aún no se puede asegurar, su tamaño es “comparable” al Argentinosaurus, que se encontró del otro lado del río, no en la margen sur. “El día que se encuentren huesos comparables se podrá saber si es más grande o no. Es más, no sabemos si este es un Argentinosaurus”, se mencionó.

Los saurópodos son herbívoros. En la campaña que se realiza en “La Buitrera” también se halló una falange del dedo del pie de un terópodo (Theropoda), que son dinosaurios carnívoros. La pieza tiene unos 10 centímetros, hecho que demuestra que pertenecía a un ejemplar grande.

En el otro yacimiento, más cerca de El Chocón, apareció un húmero de 1,60 mts. y restos de un Saurópodo también gigantesco.

La pata del “terópodo” que se halló salía de la roca. Ahora hay que ver si continúa. Por eso los especialistas están entusiasmados “embochonando” la pieza (enyesándola y lacándola para rescatarla) para seguir hacia adentro.

Se estima que este terópodo, desde la punta de la nariz hasta la punta de la cola, tendría más de tres metros. No es muy grande, pero en Río Negro de ese porte no había aparecido ninguno. Pertenecería a la familia de los “Abelisaurios”.

Para sacar a la luz los restos fósiles de “La Buitrera”, los especialistas primero tuvieron que realizar un arduo trabajo para ir nivelando el terreno a fin de poder estar parados o sentados haciendo su tarea. Luego fueron trabajando escalonadamente, descubriendo paso a paso algún componente más del gran tesoro de ese lugar.

Los chicos del puesto, guías expertos para los paleontólogos

CIPOLLETTI .- Miguel (17) y Estela (11) oficiaron de “guías” para los paleontólogos. Ellos fueron indicándoles los sitios donde habían visto huesos, sin saber que se trataba de dinosaurios. “Yo había visto ese hueso grande (la vértebra del Saurópodo), pero creía que podía ser de un caballo. Se veía como metido en la tierra”, le dijo Miguel a este diario.

El equipo empezó a seguirlos; como pudo. Criados en el mismo lugar donde nació su padre, los hermanos iban trepando los cerros con gran agilidad y velocidad. Así llegaron hasta la vértebra.

Sebastián Apesteguía, a cargo del grupo de trabajo, reconoció que al principio -por las dimensiones que tenía- pensaron que podía ser una tibia y una fíbula, porque se veían como dos huesos. Al ir trabajándolo se dieron cuenta que era una sola pieza. En el camino, posteriormente encontraron los Esfenodontes, los restos del Terópodo y los demás fósiles.

El grupo de periodistas que ayer visitó “La Buitrera”, fue guiado por el concejal cipoleño Leandro Gómez y por Carlos Muñoz, del museo de Cipolletti. Hasta el 28 ó 29 de este mes se mantendrá el campamento de estudio en ese lugar. Será el momento de trasladar los fósiles para aprender mucho más sobre los dinosaurios y la historia del lugar.


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