Un testigo avaló la hipótesis de que a Atahualpa lo mataron y trasladaron su cuerpo

El hombre que encontró el cadáver de Atahualpa fue el principal testimonio de la cuarta jornada del juicio en Viedma.

Cuarta jornada en el segundo juicio por el asesinato de Atahualpa. Foto: Marcelo Ochoa

Cuarta jornada en el segundo juicio por el asesinato de Atahualpa. Foto: Marcelo Ochoa

El hombre que encontró el cuerpo de Atahualpa Martínez Vinaya brindó el principal testimonio de la cuarta jornada del segundo juicio por el asesinato del joven viedmense ocurrido en 2008, que tiene en el banquillo de los acusados a Belén Barrientos, Carlos Morales Toledo y Felipe Carrasco.

Se trata de Pedro Muñoz, un vecino del sector de la estación transformadora, a metros de donde apareció el cadáver. El testigo relató que volviendo a su casa el 15 de junio, una hora antes del mediodía, vio un bulto y se acercó “pensando que era una persona borracha”. Rápidamente se dio cuenta que no respondía y llamó a la policía, que dio cuenta de su muerte.

Un dato clave aportado por Muñoz fue que no vio sangre al momento del hallazgo, lo que avala la teoría de que el cuerpo de Atahualpa perdió los dos litros de sangre que arrojó la autopsia en otro lugar que no fue el camino de ripio donde al que fue trasladado.

Agregó que cuando en el marco de la instrucción los investigadores le mostraron fotos de los momentos posteriores al hallazgo y las posturas corporales no eran las mismas que él había observado. Por último corroboró que la escena del crimen no fue conservada en los momentos posteriores al encuentro del cuerpo.

Otro de los testigos fue Pablo Huayquillán, amigo de Atahualpa que fue el último que reconoce haberlo visto con vida. El joven relató cómo fue la noche del 14 y la madrugada del 15.

Indicó que se juntaron a tomar alcohol en la “previa” de salir, de ahí fueron al boliche Kachaka y finalmente ingresaron al pub Miloka, que oficiaba como una suerte de “after”. Allí pidieron una pizza y un trago, pero el relato no fue preciso al aportar datos de los horarios. Una vez más, Huayquillán repitió que en un momento fue al baño y cuando volvió a la barra, Atahualpa ya no estaba. Preguntó a la seguridad y nadie sabía nada, y se fue a su casa. Negó que estuvieran en un estado etílico complejo. Sin embargo, expuso la relación de conocimiento previa de la víctima con Barrientos, al recordar que “un tiempo antes del crimen” lo buscó en la casa de la acusada y que Atahualpa se encontraba “muy borracho”.

El policía Diego Hernández, ya retirado, aportó que reconoció a Morales Toledo, a quien conocía del ambiente delictivo, saliendo de Miloka junto a dos hombres más y una mujer. No recordó haber visto a Carrasco, ni poder determinar si el otro hombre era Atahualpa y la mujer Barrientos. Finalmente, Romina Bustos testificó que vio a Atahualpa en Miloka y que el boliche “estaba lleno de gente”, sin aportar datos sustanciales.

Este martes, a las 12, continuará el juicio y próximamente será citado a declarar el abogado Rubén Sella, entonces dueño de Miloka y actualmente cumpliendo una condena por corrupción de menores.


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