Una nueva escena para el folclore 24-11-03

La reciente aparición en simultáneo de los discos «Verse negro», del Willy González Trío, y de la placa homónima del también trío Aca Seca dan cuenta de la aparición de una nueva escena para el folclore local.

Acaso menos difundido que en el caso del tango, lo cierto es que estos trabajos junto con los desarrollos de Silvia Iriondo, Mariana Baraj, Carlos Aguirre y el Verónica Condomí Trío, entre otros, proponen un nuevo acercamiento a la música argentina que escapa de la fusión pero que plantea nuevas líneas de reelaboración tanto desde lo armónico, como desde lo rítmico y lo melódico.

«Hay que tener en cuenta que la chacarera, la zamba o la cueca se forman a partir de la fusión de distintas tradiciones, ritmos e instrumentos que se encuentran en América, como la relación entre el bombo legüero, que es un instrumento construido acá a semejanza de otro similar de Angola, con la guitarra que llega desde los árabes a través de los españoles, en un marco de profunda libertad e innovación», remarcó el bajista (de 6 cuerdas) Willy González.

Este músico que integra un trío junto al guitarrista Pepe Luna y el percusionista Mario Gusso, del que «Verse Negro» es la cuarta producción discográfica, agregó que las estructuras más rígidas surgen «a partir de la década del 20».

«Don Andrés Chazarreta (1876-1960) trae todo su trabajo de recopilación folclórica a Buenos en 1921 y allí queda como una estructura congelada y estandarizada de lo que son los ritmos folclóricos que, de algún modo, le resta libertad y expresión a algo que en su origen siempre fue muy libre y abierto a las búsquedas», remarcó González.

«Quizás a partir de allí -reflexionó González- se va imponiendo, con excepciones como las del Cuchi Leguizamón o Hugo Díaz, un estilo tipo 'Argentinisíma', en el cual los músicos folclóricos van abandonando las búsquedas, desaparecen las entonaciones y acentos más geuninos y el folclore se va momificando en muchos aspectos».

Para Juan Quintero, cantante, guitarrista y letrista tucumano del trío Aca Seca, que comparte con el tecladista venido del jazz Andrés Beeuwsaert y el percusionista Mariano Cantero, «cada región tiene una manifestación muy particular de su propia música y hay que parar la oreja para saber encontrar lo más genuino».

«Cada uno busca desde la raíz más cercana, hay gente como el acordeonista chaqueño Coqui Ortiz, criado en un ambiente muy tradicional, de borrachos con acordeón y 100 horas de chamamé por día, que desde ese lugar supertradicional te hace una síntesis impresionante y supernovedosa», remarcó Quintero.

El guitarrista y compositor agregó que «entonces también desde lo muy tradicional se toma otro vuelo, porque cada región tiene una manifestación muy particular propia y hay que parar la oreja para saber encontrar lo más genuino».

Intentando analizar esta nueva corriente musical que plantea un acercamiento con muchas mayores libertades y búsquedas en el cancionero popular, Quintero remarcó el aspecto afectivo como otro de los elementos que están en juego en los nuevos creadores.

«Por suerte disfruté la música folclórica, e incluso las expresiones más barriales dentro de ella, desde que tengo memoria y siempre me ha conmovido el hecho de hacerla para cantársela a alguien, de hacerla como un encuentro afectivo».

«Esto siempre fue para mí un disparador muy importante y generó al mismo tiempo un marco de libertad y de expresión muy fuertes para que al pensar en mi propia propuesta artística pudiera atender también a mis necesidades internas, en un cruce que busca sonidos nuevos en esta amalgama». (Télam).

Pedro Fernández Mouján


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