Veredas sencillas y económicas
Uno de los principales motivos por los que se reniega contra los árboles de la vereda, es que sus raíces causan daños en ellas y las edificaciones. Las raíces son seres vivos, que necesitan agua y oxígeno. Por ese motivo su desarrollo vertical (pivotante) y horizontal se extienden entre ambos elementos esenciales. En regiones áridas y de freáticas salobres como la nuestra, las raíces pivotantes tienen serias dificultades para absorber agua salada y por eso el árbol se ve obligado a dar prioridad a las horizontales. Esas raíces horizontales, para respirar, lo hacen extendiéndose cerca de la superficie. Hacia la calle encuentran suelos compactados y pavimento, por lo que optan por hacerlo hacia las viviendas donde, sorteando el corto espacio de las veredas, encuentran agua de calidad y aire. La magnitud de los daños en sí, dependerá del volumen del árbol y de su estructura genética. A mayor volumen de copa, mayor deberá ser el de las raíces para alimentarlo y sostenerlo. ARENA VS. CEMENTO Tenemos la inveterada costumbre de construir nuestras veredas y las tasas de riego con cemento y losetas que, está visto, no es garantía de indestructibilidad. Creo que una medida muy práctica y económica –tanto en el momento de construirla como de repararla– es reemplazar el cemento por arena de construcción. Se rellena la totalidad de la vereda con arena de construcción, se moja para que se afirme bien y sobre ella se colocan losetas de cemento de un tamaño o peso adecuados que eviten el robo. Las uniones se rellenan también con arena. Posiblemente haya menor invasión de raíces, por el hecho de que el agua del riego y de la limpieza penetrará sin obstáculos y la aeración será óptima, limitando su necesidad de extensión. Desde el punto de vista práctico, será sumamente sencillo subsanar cualquier desnivel o daño.
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