Villa Iris, la locura de un justo campeón
El empate con Centenario le alcanzó para dar la primera vuelta olímpica en su corta historia.
NEUQUEN (AN).- Humo, serpentinas, bombas de estruendo, porristas, el trofeo a un costado del campo, todo listo para la fiesta de Villa Iris. Y el «Torito de Moreno» no falló, volvió a mostrar el orden y las individualidades que le permitieron un andar sólido a lo largo del torneo y festejó su primer título en el fútbol neuquino.
El empate en un tanto con Centenario sirvió, no sólo para establecer el punto de luz con el escolta, sino también para cerrar una estadística perfecta, porque la coronación fue en calidad de invicto.
Una demostración palpable, más allá de los análisis, que refleja su condición de mejor equipo del campeonato. Después la vuelta olímpica, la alegría de los jugadores y de los hinchas, que cumplieron con todo el folclore de la celebración.
Prácticamente desnudo Héctor «Toto» Méndez, autor del gol, máximo artillero y creador del equipo, sintetizó el por qué de la consagración: «este es un grupo que estuvo muy unido, porque más allá del fútbol somos amigos. La gente se merecía esto». Y se fue corriendo para seguir el festejo.
Ayer el equipo mostró equilibrio y entregó una buena producción, como para que no se le escape el título Sobre la base de una defens muy sólida, que distinguió al «villero» en la segunda parte del torneo -con Mariano Bragil como figura-; el tándem Alvarez-Ochoa siempre efectivo para la obstrucción en el medio y las individualidades del apuntado Méndez y de Daniel Cuevas, superó el complicado escollo que representó el elenco de la «Colonia».
Centenario hizo lo suyo, le faltó una mayor vocación ofensiva, pero sin dudas que no fue un «invitado de piedra» a la fiesta. Igual no estaba para ganar, por eso nunca peligró el grito de campeón del local.
En el balance final, por llegadas claras, pudo ser para Villa Iris, pero la igualdad que llegó de penal en el epílogo, hay que tomarla como una expresión de justicia.
NEUQUEN (AN).- Villa Iris ingresó en el fútbol federado hace un año y medio. En su corta historia deportiva consiguió un subcampeonato y el título de ayer en el Apertura. No tiene ni cancha, ni sede propia.
El presidente de la entidad, Hugo Tamborindegui, luego de la consagración exaltó «el esfuerzo que hicieron padres, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores para conseguir esto. Esto es producto de un gran grupo humano, que hizo un importante sacrificio».
Ahora «queremos nuestra cancha propia y para eso ya hicimos gestiones con el gobierno provincial y el municipio. Es el próximo objetivo».
Mariano Bragil llegó en este certamen y salió campeón, para mantener la racha que inició con Independiente y Centenario. «El mérito es doble porque es un club chico, aunque la gente te hace sentir el apoyo. Tuvimos el orden como la mayor virtud y las individualidades que marcan diferencias», afirmó el defensor.
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